
Eder. Óleo de Irene Gracia
Edmundo Paz Soldán
Frase tras frase, Lorrie Moore se ha consolidado como la mejor escritora norteamericana de su generación. Al pie de la escalera, su nuevo libro (Seix Barral), confirma su admirable talento para la prosa. La novela es el relato de las tribulaciones de Tassie Keltjin, una estudiante universitaria en los días posteriores al 11 de septiembre: su trabajo como canguro de una pareja progresista bien intencionada, su vida familiar disfuncional, sus relaciones con un brasilero que quizás sea árabe. No hay frase mala en la novela, aunque quizás la voz de Moore sea demasiado poderosa y termine abrumando a la misma Tassie.
¿Y cuál es la voz de Lorrie Moore? Una voz irónica pero no por ello distante. Con una capacidad descriptiva poco común. Ingeniosa, pero que no suele usar el ingenio como un fin en sí mismo sino como un medio para un fin. Muy atenta al sonido y a la forma de las palabras: pocas como ella en la literatura comtemporánea en inglés, una escritora capaz de jugar con el lenguaje, de perderse encontrando palabras poco usadas o sacándole brillo a frases convertidas en lugares comunes. La Moore emblemática puede encontrarse en "People Like That Are The Only People Here: Canonical Babbling in Peed Onk" (1998). En ese cuento, una pareja descubre que su bebé tiene cáncer. La mujer es escritora, y el marido le dice que escriba algo al respecto porque "necesitamos el dinero". El material nos mete de lleno en el territorio del melodrama, y podría haberse convertido fácilmente en algo truculento y sentimentaloide; Moore, en cambio, escribe un cuento que conmueve de veras, sin perder en ningún momento su sentido del humor y su afición por las palabras: en pleno momento de crisis, la escritora se pregunta si fainthearted es una palabra o dos (luego de decidir que es una, dice que Faint Hearted podría ser el nombre de una drag queen).
El cuento es el género más apropiado para el estilo de Moore. Autoayuda (1985) y Pájaros de América (1998) son libros perfectos que, a decir de Rick Moody, cualquier otro escritor norteamericano hubiera querido escribir. En Al pie de la escalera hay por todas partes frases para subrayar, pero la tensión del conjunto se resiente. Lo que en el cuento funciona, la novela no termina de tolerar. La leemos porque está ahí la voz de Moore, pero extrañamos a la cuentista.
Babelia, El País, 7 de noviembre 2009