
Eder. Óleo de Irene Gracia
Edmundo Paz Soldán
El guatemalteco Eduardo Halfon, conocido por El ángel literario (semifinalista del Herralde cinco años atrás), ha escrito seis textos que se pueden leer de manera autónoma pero que se hallan unidos entre sí por el recurrente boxeador polaco que da título al libro. Ese boxeador es un judío sobreviviente de Auschwitz, abuelo del narrador de estos relatos. Su historia se va contando de a poco, entre grandes silencios. Ésa es la poética de Halfon, uno de los pocos escritores latinoamericanos que sabe que lo más importante de un relato no es lo que se dice sino lo que no se dice: "Al escribir sabemos que hay algo muy importante que decir con respecto a la realidad, y que tenemos ese algo al alcance, allí nomás, muy cerca, en la punta de la lengua, y que no debemos olvidarlo. Pero siempre, sin duda, lo olvidamos".
Con El boxeador polaco, Halfon, dueño de una prosa elegante, ha dado un gran salto cualitativo y se ubica en la primera línea de nuestros cuentistas imprescindibles. No es nada casual que sea uno de los seis finalistas –junto a, entre otros, Fernando Iwasaki y pedro Ángel Palou–, del Primer Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. Pronto, algunos de sus cuentos -por ejemplo, "Lejano", que aparece en El boxeador polaco– comenzarán a poblar las antologías. Bienvenidos.