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Blogs de autor

Daniel Oliver

Por 21 de noviembre de 2007 Sin comentarios

Clara Sánchez

En cuanto empecé a escribir este blog estaba deseando hablar de Daniel Oliver. La muerte de este chico me apena y me irrita profundamente por azarosa, gratuita, absurda y ¡a los 23 años!, más o menos la edad que tiene mi hija, por lo que me siento capaz de imaginar por lo que estarán pasando sus padres. Era un estudiante de Derecho que un día normal y corriente se encontró de frente con un energúmeno pegando a su novia en la parada de un tranvía de Valencia y no supo mirar para otro lado, salió en su defensa para llevarse un fenomenal puñetazo del enajenado que lo tumbó en el suelo. Y para qué más detalles, el caso es que después de una semana en el hospital murió. No se ha hablado mucho de él, la noticia enseguida expiró, y apenas han aparecido fotos suyas, una de las pocas que he visto está en este artículo, tal vez porque por esos días otro cerdo como el que lo mató le propinaba una patada en la cara a una chica ecuatoriana en el metro de Barcelona y como fue grabado por las cámaras de seguridad se llevó todo el protagonismo hasta tal punto que el sujeto en cuestión empezó a pedir dinero por las entrevistas. Su imagen salía en todas partes mientras que Daniel se iba recluyendo en el limbo de los héroes anónimos. ¿Por qué? ¿es que Daniel nos parece demasiado bueno? ¿Es que en el fondo su generosa acción vendía menos que la patada cobarde y repugnante? Últimamente he oído la palabra "buenismo", que es una manera de retorcer la palabra bondad, que ya tenía lo suyo porque a casi ninguno nos gusta que se nos describa como bondadoso. Llamarnos buenos o bondadosos es casi como llamarnos tontos, pringados, por eso el mismo Antonio Machado se justificaba diciendo "soy en el buen sentido de la palabra bueno". A los propios padres el hijo sinvergüenza es el que nos hace más gracia, al que perdonamos más. Con la mano en el corazón, en el fondo no nos gusta estar con los mejores sino con los que más nos divierten.

Con mucha simpleza y equivocadamente lo bueno lo asociamos con lo aburrido y a los cínicos, desaprensivos y crueles con la gracia y el chiste. Es un problema mental de esta sociedad en la que las mujeres caen como moscas a manos de sus maridos, exmaridos, novios y exnovios (en mi país van 66 muertas desde enero) y cuando llega un espléndido y joven Daniel espontáneo y lleno de vida a socorrer a una no se le da la cancha que merece aunque fuese como recordatorio de que la mayoría de los hombres y las mujeres no somos mala gente.  

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Clara Sánchez

Clara Sánchez es escritora española. En la actualidad reside en Madrid, donde estudió la carrera de Filología Hispánica y donde durante varios años enseñó en la universidad. Hasta la fecha ha publicado ocho novelas: Piedras preciosas (Debate, 1989), No es distinta la noche (Debate, 1990), El palacio varado (1993, Punto de Lectura 2006), Desde el mirador (Alfaguara, 1996), El misterio de todos los días (Alfaguara, 1999), Últimas noticias del Paraíso (Alfaguara, 2000), Desde el mirador (Alfaguara, 2004) y Presentimientos (2008).  Su obra ha sido traducida al francés, alemán, ruso, portugués, griego...Ha recibido el premio Alfaguara de novela en 2000 por Últimas noticias del paraíso. Y el premio Germán Sánchez Ruipérez al mejor artículo sobre Lectura publicado en 2006 por la columna titulada "Pasión Lectora" (El País, 6 de agosto). Colabora habitualmente en El País. Y durante unos cinco años lo hizo en el programa de cine de TVE "Qué grande es el cine".

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