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Estrella Morente

 

                  

 Esta noche, 1 de agosto a las ocho y media, estamos de suerte, Estrella Morente actúa en el teatro Auditorio de El Escorial con su espectáculo El amor brujo, de Manuel de Falla, acompañada por la prestigiosa orquesta de Cadaqués. Una conjunción de flamenco y música clásica a la medida de una de las grandes, porque es el talento y el fuerte entorno cultural en el que se ha criado Estrella los que la convierten  en una artista muy completa y poderosa. La conocí de niña de la mano de su padre, Enrique Morente, y cuando volví a verla ya era una mujer hecha y derecha y estaba en un escenario dejando a todo el mundo boquiabierto. Con mucho empaque, mucha personalidad y una elegancia, que pone a las cantaoras en la vanguardia del siglo XXI. Incluso alguien completamente ajeno al flamenco y a su estética no podría resistirse al estilismo con el que Estrella llena el escenario. Siempre me ha encantado el gusto que tiene para vestirse y crear una marca propia en un mundo tan clásico como el flamenco. La combinación de colores de los vestidos, que a veces parecen arrancados de alguna hermosa lámina antigua, buena mata de pelo ondulado, las peinetas, ¿de dónde saca esas peinetas tan especiales? Seguro que ha aprendido mucho de su madre, la bailaora Aurora Carbonell, de quien por cierto también ha heredado su guapura. Piel clara, ojos verdes, cuerpo de bailaora. Estrella hace joven lo antiguo y a lo muy moderno lo pone en su sitio. Todo lo que entra en contacto con ella se convierta inmediatamente en Estrella Morente, por dentro y por fuera porque el estilismo es sólo la puerta de entrada al estilo, a la voz, al arte que lleva dentro. Como cuando se revuelve en la silla porque se llena de energía para alcanzar y electrizar al que está al otro lado del escenario entre las sombras.

            Hasta ahora yo siempre había sido uno de los alcanzados por el rayo láser de Estrella. Hasta la noche en que compartí escenario con ella. Como lo oyen. Ni en mis más locas fantasías (esas en que te ves corriendo los mil metros lisos y ganando o doblando cucharillas con la mirada y dejando al personal maravillado) me atreví a imaginarme algo así. Pero la vida a veces es la repera. ¿Qué te parecería estar en el escenario con Estrella Morente? Por supuesto yo no iba a cantar ni a bailar, se trataba de que escritora y cantaora nos mirásemos la una en el espejo de la otra y que nuestros mundos se cruzaran. Íbamos a actuar en el espectáculo "Música de los espejos", dentro del ciclo Suma Flamenca, que se celebraría en la antigua fábrica de cervezas El Águila.

            Me quedé muerta. ¿Qué me pondría? Seguro que Estrella estaría pensando en sus alegrías, tangos, en cosas importantes... Los flamencos son la gente más seria que he conocido en mi vida, entregados en cuerpo y alma al arte. Y he de decir que tuve la suerte de conocer su mundo cuando tenía veinte años y que de él he aprendido el respeto por lo que uno hace, aprendí que vivir en la creatividad es vivir más y mejor. En aquel tiempo Estrella estaría naciendo, pero conocía a su padre, cuyo ejemplo de confianza en sí mismo, de renovación, de no bajar la guardia para dar lo mejor de sí mismo me ha servido de ejemplo en algún momento de bajón. Quién me iba a decir entonces que ahora estaría sacando lo mejorcito de mi armario para sentarme junto a la cantaora.

Y llegó la noche. Quedamos un rato antes para cambiar impresiones y ajustar un poco nuestras actuaciones. Si no la conocen, tendrían que conocerla. Es una de las personas más cálidas, simpáticas y con sentido del humor que he conocido. Y es tan joven. Cuántas cosas ha hecho ya en la vida esta chica, diva, madre, esposa del torero Javier Conde (guapo donde los haya). Servidora estaba nerviosa.

            Subí al escenario, dije lo que tenía que decir, y a los pocos minutos llegó Estrella removiendo el aire, levantando las emociones con un mantón fucsia como si hiciese viento cuando no hacía ni una brizna de aire. Me puse en pie  para recibirla, Estrella recogía toda la luz de la noche. Me miró con su amplia sonrisa, generosa. Aquello empezaba a convertirse en algo mágico. El público entre las sombras esperaba ser electrizado y entonces Estrella se arrancó por alegrías. Luego una taranta dedicada a La niña de los peines. Cerró el puño llenándose de fuerza y se levantó a bailar, después una soleá y esos tangos a petición mía que dicen: "A la hora de mi muerte/ no ponérmela delante,/ que como la quiero tanto/ el corazón se me parte". ¡Qué voz la que aquella noche!

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2 de agosto de 2010
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Perder un diente, ganar un número

Hace meses soñé que perdía un diente. Ese diminuto que llevo en el costado y que está conmigo desde hace más de treinta años. Un incisivo de leche que nunca mudé y debo cuidar a sabiendas de no poder sustituir. Si mi abuela estuviera viva habría interpretado estas experiencias oníricas como ?un augurio de que alguien iba a morir?. Ana identificaba las ensoñaciones en las que se caen muelas, colmillos o dientes con el acto de perder a un ser querido; ella usaba prótesis dental y había enterrado a casi todos sus amigos de la misma generación. Analicé fríamente la superstición y me acordé de que en nuestra lotería ilegal el número 8 también se hace llamar ?muerto?. No fue difícil encontrar al apuntador del barrio, pues a pesar de llevar cinco décadas perseguida la conocida bolita está presente en cada cuadra de mi país con más popularidad y arraigo que los mismísimos CDR. Un entramado clandestino lleva el dinero arriesgado hasta el bolitero que escucha en la radio de Venezuela o de Miami los resultados y les entrega a los ganadores sus respectivas cantidades. Así, cada situación cotidiana puede ser reinterpretada como un vaticinio y se apuesta en una escala del 1 al 100 a la espera de ganar una suma atractiva. En el habla coloquial, cuando alguien dice ?mariposa?, ?caballo? o ?tiñosa? se está refiriendo al 2, al 1 y al 33 de la fugitiva rifa y se les dice ?monja? a los billetes de cinco, también en alusión a ella. Así que me aventuré y le puse  veinte pesos al dígito de significado fúnebre. Como era de esperar, no me gané nada. Tampoco me di por vencida, de manera que todavía husmeo en el periódico Granma para descubrir alguna cifra que mejore mi estrella. La primera recompensa que disfruté con la bolita fue cuando siendo una adolescente me aventuré ?justamente- con un llamativo 90 incluido en el titular del órgano oficial del PCC. Créanme que muchos cubanos leen ese periódico a la caza de indicios para arriesgarse en el más popular de nuestros sorteos y no para encontrar auténticas noticias. Como un código secreto analizamos anuncios, sueños, vallas políticas, efemérides? señales de la realidad que se traducen en números de una lotería prohibida.

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2 de agosto de 2010
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Eskups del antiprogre

Cambio de género en agosto. Y de ritmo de escritura. Los comentarios sobre política global regresarán el primero de septiembre. En agosto, el bloguero se convertirá en minibloguero. Cinco días a la semana publicará unas mínimas meditaciones sobre una fiebre ideológica que triunfa en nuestra voluble sociedad, como respuesta a las crisis de todo tipo y a la necesidad de endosar a alguien su pesada factura. Es la moda del antiprogresismo, que hace furor a derecha e izquierda.

Cada día daré tres pequeños textos, ninguno de los cuales puede superar los 280 espacios, que es la medida de un eskup, el miniblog de la red social periodística de El País. Lo haré en cuatro eskups, el primero con el título del día y luego los otros tres. Hoy mismo ya adelantaré la primera entrega directamente en eskup en algún momento de la jornada. Mañana lo daré en este blog y así durante todo el mes de agosto de lunes a viernes. Buenas vacaciones a todos y espero que os interese mi experimento de escritura pensada expresamente para un medio digital. (Enlace con eskup.elpais.com)

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1 de agosto de 2010
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La nueva moda de los eventos literarios

Literary Death Match  Hace unos días estaba leyendo el post de En Minúscula sobre el espectáculo en la literatura actual (el post parte de un artículo de Rodrigo Fresán que, lamentablemente, ya no está en la red) y me encontré con la lapidaria frase de Elizabeth Costello: ?Si aceptas el dinero, también tienes que aceptar el espectáculo?. Supongo que ni la Costello se podía imaginar a qué grado puede llegar eso de ?espectáculo? cuando se trata de veladas literarias en Inglaterra. Desde slams literarios, donde se mezclan lecturas de escritores tan prestigiosos como  William Boyd, AL Kennedy, Dave Eggers, Hari Kunzru, Nick Hornby and, most recently, Zadie Smith con música rap, hasta los Literary Death Match que organiza Todd Zuñiga.  Un artículo muy bien documentado de The Guardian cuenta de qué trata lo que califica como The New Wafe of Literary Events. Aquí va la descripción, por ejemplo, de un Literary Death Match. Dice:

?This is my Fight Club,? says Todd Zuniga, the editor of American creative writing magazine Opium and the inventor of Literary Death Match, who is already confusing me with his appearance: strikingly fresh-faced, he tells me he is 35; exuding hipness, he is nonetheless wearing a slightly grotesque white jacket with Miami Vice-style rolled-up sleeves. It transpires that his outfit is in keeping with the evening?s 80s theme, chosen to honour Bret Easton Ellis?s new novel Imperial Bedrooms. With Ellis in town ? he has earlier in the week appeared at the Festival Hall before a sell-out audience ? all the whispers in the room are of whether he?ll grace tonight?s event with his presence. If, at around 10pm, Ellis did slip quietly into the basement of Concrete, a former industrial space reclaimed for the pleasure of the hedonistic twenty- and thirtysomethings who throng to London?s Shoreditch on a nightly basis, he might not have immediately recognised the spectacle before him as a bookish sort of gathering. Literary Death Match was reaching its climax. In the couple of hours before, four writers ? Milly McMahon, Clare Pollard, Lee Rourke and Nikesh Shukla ? had read their work in strictly timed seven-minute segments, and found themselves the subject of an instant critique from a panel of judges. Among the highlights had been a somewhat painful account of a virginity long in the losing and, from Shukla?s forthcoming novel Coconut Unlimited, which tells the story of a group of teenage Asian wannabe rappers in Harrow, the author?s crowd-delighting version of Public Enemy?s ?Don?t Believe the Hype?. Now Rourke and Pollard were slugging it out to claim the title; but that involved neither earnest declarations of literary intention nor intricate comparisons of imagery. Instead, in what amounted to a gameshow finale, audience members flung themselves at the stage to the tune of 80s pop songs to declare their allegiance. By the time Rourke, author of the novel The Canal, finally won through, the scene resembled something like Mike Reid?s Runaround mashed up with The Late Review. ?I usually read in little bookshops in front of about 20 people,? Rourke told me. ?I guess LDM brings literature to those who wouldn?t necessarily step into a little bookshop to hear an author read.? But if the face that Literary Death Match presents to the public is determinedly chaotic and endearingly amateurish, then its rise demonstrates a rather steelier business acumen. Launched in 2006 in New York, it has now enjoyed 97 outings in 23 cities, spreading from Los Angeles, Denver, San Francisco and Dallas to London, Oxford and Paris, where Zuniga now lives. In August, it will take to the Edinburgh stage for the first time, and make a return visit to Beijing?s Bookworm bookshop, the scene of the first international Death Match last year. It?s no surprise to hear that Zuniga, who originally saw it as a way to promote Opium, now envisages it attracting corporate sponsorship.

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31 de julio de 2010
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10 libros para el otoño

La esperada novela de Mario Vargas Llosa saldrá en otoño El Cultural ha seleccionado diez libros para el otoño que viene. Diez novedades que pronto estarán en librerías. Hay de todo. ?Lo mejor del 2010 aun está por venir? dice la nota. A ver si es cierto. Aquí los 10 títulos elegidos:

1. Fragmentos y esenciasMarilyn MonroeSeix Barral. Octubre2. Inés y la alegríaAlmudena GrandesTusquets. Septiembre3. Un traidor como los nuestrosJohn Le CarréPlaza & Janés. Octubre4. El sueño del celtaMario Vargas LlosaAlfaguara. Sin fecha5. El poderBertrand RussellRBA. Septiembre6. Diario de un escritorFiódor DostoievskiPáginas de Espuma. Noviembre7. Temperamentos filosóficosPeter SloterdijkSiruela. Noviembre8. La ley del corazónFrancisco BrinesVisor. OctubreOtras estrellas del otoño poético serán los premios Nobel Derek Walcott, con su último poemario, Garcetas blancas (Bartleby) y Herta Müller (El guarda toma su peine, Linteo). 9. Carta a los Jonquières Julio Cortázar Alfaguara. octubre10. Miguel HernándezAntologías Poéticas, ensayos, biografías?

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31 de julio de 2010
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Pola aclara

Pola Oloixarac y Alvaro Lasso, su editor peruano. Fuente: Melpómene mag Muy divertido el safari fotográfico por Lima de Pola Oloixarac. Aparece en su blog Melpómene Mag en dos post: Contigo Perú! y Lima Street Style. También aparece una aclaración a un comentario mío sobre su curioso elogio (?tampoco entendí bien lo que me quiso decir? me confesó Lasso días después) a su editor peruano. Lo explica así:

en los agradecimientos manifesté estar contenta de tener un editor de clase trabajadora? pero sencillamente porque es de clase trabajadora!! no como dice Perez Hilton!! (btw, jamás hubiera hablado de ?intelectuales refinados?, eso es demodée ;) 

Perfecto, Pola, todo quedó clarísimo (¿?)

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31 de julio de 2010
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El otro canon de Bloom

Harold Bloom Una nueva versión de El Canon Occidental, pero aplicada al ensayo, es el libro Ensayistas y profetas (El canon del ensayo) de Harold Bloom. José Carlos Mainer hace una reseña del libro -editado por Páginas de Espuma- donde sostiene que, para Bloom, la literatura es un hecho moral, reflejo de la vasta experiencia humana, lo que explicaría el título. Ensayistas como Samuel Johnson, George Steiner, Northrop Frye, RW Emerson, John Ruskin, son mencionados. Pero como todo canon, acá también hay ausencias. Dice la reseña: 

En sus páginas, el autor simplifica irritantemente al escéptico Montaigne y al contradictorio Pascal, pero sabe apuntar una lúcida ?ansiedad de la influencia? en el segundo con respecto al primero. No dice casi nada de interés sobre Kierkegaard, ni sobre Rousseau (aunque concediéndole haber fijado el paradigma de la literatura autobiográfica moderna) y apenas se detiene en La genealogía de la moral, el único libro de Nietzsche que parece haberle interesado. Nos deja a medias de un prometedor tratamiento del legado de Sigmund Freud, se desdeña a Aldous Huxley (que no solo es autor de Las puertas de la percepción y La filosofía perenne), se afirma que Jean-Paul Sartre está pasado de moda y se proclama El extranjero, de Camus, libro ?más liviano de lo que pensábamos? y ?demasiado fácil de interpretar?. Aunque aceptemos que el ensayo es un género vinculado a la profecía y a una eminente presencia de la moral en la literatura, echamos de menos una reflexión sobre el género en lo que tiene de fagocitación de otras modalidades de escritura -la narración intimista, los modos autobiográficos, la sátira- y, sobre todo, añoramos que nunca se reconoce lo que el ensayismo tiene de risueña proclamación de la profanidad y hasta del placer egoísta: en estos lugares acampan desde Voltaire y Diderot a Bertrand Russell, Ortega, Josep Pla y el trágico Walter Benjamin, por ejemplo. Y esos dominios, nunca frecuentados por Harold Bloom, son los poblados por el escepticismo, el humor, el nihilismo y el agnosticismo, muy honrosa parte del canon de la humanidad.

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31 de julio de 2010
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Museo de autos

Hay un detalle de nuestra realidad que fascina a los turistas y sorprende a los coleccionistas de todo el mundo: la cantidad de autos antiguos que aún circulan por las calles del país. Ahora mismo, en alguna avenida de La Habana ronronea un Chevrolet de 1952 y un Cadillac ?con más edad que el propio ministro de transporte- hace de taxi colectivo. Pasan por nuestro lado destartalados o recién pintados, a punto de colapsar o de ganar una competencia por su buen estado de conservación. Estos milagros rodantes forman parte ya de nuestro paisaje cotidiano, tal y como las largas colas, los ómnibus repletos y las vallas políticas. En un primer momento, los visitantes muestran sorpresa y alegría al ver el parque temático del pasado que conforman estos vehículos. Se hacen fotos alrededor de ellos y pagan hasta el triple de un pasaje con tal de sentarse en sus amplios interiores. Después de preguntarle al chofer, los asombrados extranjeros descubren que la carrocería de aquel Ford -de principios del siglo XX- cubre un motor de Fiat de hace sólo una década y que le han adaptado las ruedas de un Lada. En la medida en que se ganan la confianza del propietario, éste les cuenta que el sistema de frenos se lo donó un amigo europeo y que las luces delanteras eran originalmente de una ambulancia. Los veraneantes se maravillan ante el gusto de los cubanos por conservar tales reliquias del ayer, pero pocos saben que se trata más de una necesidad que de una predilección. No es posible ir a un concesionario y comprar un auto nuevo, aunque se cuente con el dinero para pagarlo al momento, de manera que nos vemos obligados a remendar los viejos. Sin esos artefactos del siglo pasado, nuestra ciudad sería menos pintoresca y cada día más inmóvil.

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31 de julio de 2010
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Kakutani se rinde ante Shteyngart

Gary Shteyngart La dura Michiko Kakutani se ablandó frente a la nueva novela de Gary Shteyngart Super Sad True Love Story de la que, según dice, no tiene ni las pretensiones ni la afectación de su exitoso libro Absurdistan, aunque sí su sentido del humor y la parodia de la realidad política y social de Estados Unidos. Una historia de amor entre un emigrado ruso y una hija de inmigrantes coreanos. Cosa curiosa: en la novela, Estados Unidos está en guerra con Venezuela y presionada por China. ¿Ficción política?  Dice la reseña: 

Gary Shteyngart?s wonderful new novel, ?Super Sad True Love Story,? is a supersad, superfunny, superaffecting performance ? a book that not only showcases the ebullient satiric gifts he demonstrated in his entertaining 2002 debut, ?The Russian Debutante?s Handbook,? but that also uncovers his abilities to write deeply and movingly about love and loss and mortality. It?s a novel that gives us a cutting comic portrait of a futuristic America, nearly ungovernable and perched on the abyss of fiscal collapse, and at the same time it is a novel that chronicles a sweetly real love affair as it blossoms from its awkward, improbable beginnings. (?) This novel avoids the pretensions and grandiosity of Mr. Shteyngart?s last book, ?Absurdistan,?even as it demonstrates a new emotional bandwidth and ratifies his emergence as one of his generation?s most original and exhilarating writers. (?)  In recounting the story of Lenny and Eunice in his antic,  supercaffeinated prose, Mr. Shteyngart gives us his most powerful and heartfelt novel yet ? a novel that performs the delightful feat of  mashing up an apocalyptic satire with a genuine supersad true love story.

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30 de julio de 2010
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Clarice y el doble de uno mismo

La reedición de la novela La pasión según G.H. de Clarice Lispector en Argentina, ahora por Cuenco de Plata, le permite a la revista Ñ recorrer el mundo de esta tremenda escritora brasileña en un extenso artículo firmado por Camila do Valle y Fernando Gebra. ?En Clarice Lispector, amar es cruel porque, o bien implica tener y poseer (?)  o bien conocer al otro que es, al mismo tiempo, doble de uno mismo? afirman los autores de la nota. Sobre la novela dicen:

En La pasión según G. H., la estética de mirar que es configuradora de alteridades surge en las figuras del ojo vigilante y en la del espejo. La primera figura del mirar, esto es, la del ojo vigilante, surge como elemento externo que vigila las acciones del sujeto. Es el mirar del Otro lo que presiona para configurar su identidad, ese Otro pudiendo asumir múltiples identidades, referentes a los elementos exteriores como la verdad, la moral, la ley humana, e inclusive a elementos trascendentales como Dios, ya que, como nos recuerda Aguilar en su prólogo, lo sagrado sobrevive a todo, inclusive a la existencia o a la muerte de Dios. Encima de todo, ese Otro era el extraño, la alteridad que traía la amenaza para la estabilidad del sujeto. Era también lo que identificaba al sujeto como un otro, o dos, en permanente mutación. Ese ojo regularía toda y cualquier tentativa de excesos que pudiesen inflingir los patrones sociales: ?Un ojo vigilaba mi vida. A ese ojo, probablemente lo llamaba la verdad, la moral, la ley humana, Dios, yo. Vivía más bien dentro de un espejo. Dos minutos después de nacer, ya había perdido mis orígenes (p.37).?

Y concluyen:

Como señala Benedito Nunes, en Leitura de Clarice Lispector, (y podríamos extender este posicionamiento a otros personajes de la autora), luego de la vivencia epifánica en que sujeto y objeto se tornan uno solo, G.H. retorna a su mundo organizado. Es recurrente en la ficción de Clarice Lispector esa vuelta a los patrones transgredidos durante la epifanía. Ana, tras el contacto con el ciego que masca chicle y el paisaje extraño del Jardín Botánico, regresa a su vida familiar en la que necesita sentirse útil para su marido y sus hijos, sus otros, para continuar existiendo en tanto sujeto: una mujer casada, también ella, uno de sus otros, como la cucaracha y la empleada. Ese ojo, así como en el cuento ?La mujer más pequeña del mundo? trae a colación otro tema muy propio de la obra de Clarice: la clasificación. No sólo la arbitrariedad de la clasificación sino la precariedad de la clasificación. Lo enloquecedoramente efímero de la clasificación. Y la identidad es la clasificación por excelencia. Sin clasificación no hay identidad fija. Hay deriva. Caer infinitamente, dice Clarice en el cuento ?La fuga?: ?llegaba a comer cayendo, a dormir cayendo, a vivir cayendo, hasta a morir?. La libertad de la no clasificación. Y ?la búsqueda de libertad frente a un mundo hecho entero para negarla es uno de los grandes temas de Clarice Lispector? (como dice su biógrafo Benjamin Moser). Los patrones previos, determinados por clasificaciones insatisfactorias, impiden el amor despertado por la mujer más pequeña del mundo en sus descubridores: luego del deslumbramiento, dónde la encajan. ¿Ella serviría la mesa? ¿Qué haríamos con ella en la casa? El descubrimiento de un ser singular despierta una serie de problemas en la realidad cotidiana con identidades fijas que quieren permanecer fijas. El amor no tiene cabida en lo cotidiano. Así ni cabe nombrar en lo cotidiano el lugar que a la pequeña mujer le pica.  (?) Sin Clarice Lispector y sin amor nos quedamos más solos en la habitual escena de nuestras vidas en la que nos encontramos con una cucaracha. La vida que late en ella responde a la nuestra, tan carente de sentido. Con Clarice Lispector, al dar vuelta la página, podemos saber que la literatura puede acabar por ser aquella tan famosa experiencia de la escritura como fracaso: por no caber en la realidad circundante, la libertad vuela para ser escrita. Pero puede, también, y mejor aún, ser una invitación a la deriva que el amor, la libertad y lo prohibido proponen. Nunca se sabe dónde desagotar tanta agua viva, sea turbia o cristalina. Dejémonos llevar por su acuoescritura. Es verdad que a veces es necesario estar sola frente a una cucaracha para darnos cuenta de que podemos ser más fuertes de lo que pensamos.

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30 de julio de 2010
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