Basilio Baltasar
Hay que pedir disculpas al habitual lector de este bloc y darle la explicación que justifica nuestra ausencia. No en balde nos debemos a lo que prometemos y, aunque no haya por en medio deudas mayores, cumplir sigue siendo un gesto de cortesía.
Como está en juego el motivo principal de estas notas sueltas –dar noticia de lo que se va leyendo y observando- convendrá contarle cómo nos hemos visto envueltos en un tedioso episodio de febril convalecencia, apartados y recluidos, fuera del trasiego que, al fin y al cabo, de motu propio hemos elegido.
Al parecer, un virulento virus de la gripe cogido en las calles de Manhattan cuando empezaban a soplar los fuertes y helados vientos del norte fue debilitando nuestro organismo hasta hacernos declinar y desfallecer. Apenas sin fuerzas para nada, abandonamos nuestro bloc. Estrangulada por la fiebre la percepción sutil de nuestros sentidos, no supimos cómo ordenar el caos de los hechos. Y poco podíamos hacer salvo resignarnos a contemplar entre temblores y delirios la absurda y ridícula decadencia del mundo.