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Al Gore en Madrid

Por 7 de febrero de 2007 Sin comentarios

Basilio Baltasar

Las agoreras profecías ecologistas han sonado durante el último medio siglo como si sus autores desearan ver estallar el planeta en mil pedazos. Pero la malévola acusación reiterada para desprestigiarlos –alarmistas místicos, saboteadores, marginados– ha sido desmentida por un repentino consenso mundial.

Científicos, políticos y empresarios reconocen ya como insoportables las consecuencias del previsible e inminente cambio climático y aunque en privado pongan en duda la eficacia de las tibias medidas que el mundo está en condiciones de aplicar, intentan corregir el rumbo fatal de nuestro tiempo.

Sin embargo su poder no es todavía suficiente. El torbellino que amenaza con arrancar de cuajo los cimientos de nuestra cultura, causando traumáticas convulsiones colectivas, es abrumador pero no altera la extraña tranquilidad de los que se resisten a temer lo peor y actuar en consecuencia.

Que a pesar de los razonados informes científicos –admítase la redundancia enfática- sobre la malaise del mundo, haya agentes de la industria empeñados en corromper la maquinaria legislativa de las naciones, nos ilustra sobre los mecanismos morbosos que conducen a una sociedad al suicidio.

Pero más allá de la patética inversión de la compañía ExxonMobil para desacreditar con sobornos el informe de Paris, está el entramado de necesidades, intereses y dependencias que sostiene el actual estado de cosas. El miedo a una brutal recesión mundial –este sería el coste de ralentizar la maquinaria depredadora de la civilización- explica el comportamiento errático de los altos dignatarios gubernamentales: compungido reconocimiento de una gravedad que no pueden remediar.

El documental de Al Gore –Una verdad incómoda– es una pedagógica disertación sobre el emponzoñamiento de la atmósfera por los gases de CO2, aunque en todo momento su discurso intenta excitar el optimismo que hace falta para racionalizar la enloquecida maquinaria industrial.

Lo notable del film es además la habilidad autobiográfica del autor: Una verdad incómoda no sólo es una advertencia sobre las catastróficas consecuencias del cambio climático sino la denuncia testimonial del fraude que le robó la Presidencia de los Estados Unidos.

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Basilio Baltasar

Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) es escritor y editor. Autor de Todos los días del mundo (Bitzoc, 1994), Críticas ejemplares (BB ed; Bitzoc), Pastoral iraquí (Alfaguara), El intelectual rampante (KRK), El Apocalipsis según San Goliat (KRK) y Crítica de la razón maquinal (KRK). Ha sido director editorial de Bitzoc y de Seix Barral. Fue director del periódico El día del Mundo, de la Fundación Bartolomé March y de la Fundación Santillana. Dirigió el programa de exposiciones de arte y antropología Culturas del mundo (1989-1996). Colabora con La Vanguardia y con Jot Down. Preside el jurado del Prix Formentor y es director de la Fundación Formentor.

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