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Escrito por

Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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¿Fiesta con anfetaminas? Crisis sistémica y ofensa a sus víctimas (II)

La amalgama,  deliberada o no,  entre denuncia del funcionamiento en un momento y un país concreto del sistema de mercado ( denuncia  hipócrita  o ciega si no se dice que es el mercado mismo es el que adopta tales epifanías) es una ofensa que se viene infringiendo  desde hace años a los trabajadores griegos,  pero también a las víctimas de la descomposición del sistema a la que asistimos en nuestro país

Las primeras  noticias    sobre  la posibilidad de  que el Fondo Monetario Internacional condenara a Grecia a los arcenes del sistema económico de libre mercado coincidían en fecha con  la cita   de "Le Monde" que encabezaba la anterior columna. Las consideraciones sobre España ocupan ese domingo 22 de julio la editorial en primera página  del prestigioso  diario.  La tribuna constituye en principio una crítica de las medidas adoptadas  por el gobierno español para intentar   reconducir la economía. Se afirma así que los recortes en educación,  que comprometerían el futuro de generaciones, son una  injustificable concesión a unos mercados desagradecidos.

Pero el estilo general del escrito no permite  claramente discernir entre carencias del propio sistema, irresponsabilidad de los políticos y actitud del pueblo español, víctima de ambas. Y en un tono paternalista se apela a una Europa que debe ayudarnos a reencontrar la senda de la cordura, olvidando que el sistema social imperante en esa Europa es el que ha llevado a esta locura pretendidamente propia. Trnscribo de nuevo:

" El país paga hoy por sus años de locura[...]La purga durará años[...] Europa ya ha faltado a su deber dejando que España se embriague en un decenio de artificial crecimiento[...]Europa no debe cometer dos veces el mismo error dejando al país perderse como en sus años de fiesta con anfetaminas. No hay que abandonar España a su suerte"

La última frase no estaba citada en la anterior columna  y desde luego es obligación de cualquiera, español, griego, irlandés  o simplemente un ciudadano con sentimiento de dignidad alzarse frente a la misma: España no necesita ayuda para plegarse obedientemente a las reglas de juego de un sistema que día tras día incrementa en toda Europa (Alemania comprendida) el desarraigo social, el embrutecimiento y la barbarie. España, como Francia, necesita en todo caso ayuda fraterna para encontrar una alternativa viable a ese sistema, es decir para construir un orden social en el que la realización del ideario de la revolución francesa no sea una promesa eternamente diferida. 

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26 de julio de 2012
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¿Fiesta con anfetaminas? Crisis sistémica y ofensa a sus víctimas (I)

"El país paga hoy por sus años de locura[...]La purga durará años[...] Europa ya ha faltado a su deber dejando que España se embriague en un decenio de artificial crecimiento[...]Europa no debe cometer dos veces el mismo error dejando al país perderse como en sus años de fiesta con anfetaminas" (Le Monde, domingo 22 de julio, Editorial)

Este blog ha tenido siempre la intención de constituir un lugar de reflexión filosófica, en la que juega papel predominante lo que podemos considerar como filosofía fundamental, es decir, la Ontología.  Pero el pensamiento no surge de la nada ni es producto exclusivo de un sujeto. Hacer abstracción de las condiciones sociales en las que la filosofía ha de forjarse y perdurar es traicionar el hecho esencial de que la filosofía constituye siempre una lucha  contra las condiciones sociales que la dificultan y tienden a erradicarla. Como decía el matemático y filósofo Gilles Chatelêt "la filosofía es una guerra contra la estupidez", pero no contra la estupidez accidental sino contra el orden social para el que nuestra "estupidez", o más bien nuestra alcahuetería genuflexa con sus imperativos   es condición de supervivencia. Por eso en en estas reflexiones metafísicas en el sentido etimológico del término voy introduciendo reflexiones como las que hoy me ocupan.

Al referirse a la llamada  Crisis  se habla a veces de  causas sistémicas y a veces de responsabilidades personales. Estas últimas en ocasiones serían debidas a impericia   y en ocasiones  a comportamiento corrupto, la cosa teniendo entonces  connotaciones morales. La responsabilidad moral no está tampoco ausente en los casos en los que  una persona cuyos poderes aparentemente  ejecutivos están de hecho condicionados por exigencias ocultas, cumple su función por así decirlo sin excesivos remilgos.

Paradigmático  respecto al último extremo es el  "affaire" TELECOM.  El responsable de la multinacional en los años en los que empleados suyos se suicidaban, argumentará sin duda que él se limitaba  hacer lo imprescindible para que su grupo no perdiera posiciones en el duro mercado internacional de las telecomunicaciones, lo cual sin duda es cierto,   pero ello no es óbice para que, en el plano estrictamente subjetivo se diría  que ese responsable realizó su tarea  con la misma diligencia con la que  ciertos torturadores  ( también sometidos a obediencia) cumplen  la suya.

Cabe discutir sobre la matriz del mal ha de buscarse exclusivamente en el sistema , considerando al ejecutivo o al político como  meros subordinados, o si parte de la responsabilidad reside en estos. Y como la moral no concierne a las estructuras sino a las personas, cabe preguntarse hasta qué punto la actual crisis ha de ser abordada en términos morales, o exclusivamente en términos de combate contra  una trama social   intrínsecamente  portadora de calamidad.

Pero lo que no cabe, lo que resulta directamente canallesco, es culpabilizar a aquél mismo que sufre las consecuencias del desastre, atribuyéndole una ciega complacencia en los aspectos miríficos del sistema y una pecaminosa falta de previsión por las cuales de alguna manera lo que ahora le sucede le estaría bien empleado.

Escribo esta columna el domingo día 23 de julio y no puedo saber la dimensión de la noticia que acabo de leer en la radio según la cual el Fondo Monetario Internacional habría ya tomado la decisión de rescindir la participación de la institución en la "ayuda" a Grecia, de tal forma que privado definitivamente  de fuentes crediticias este país se vería abocado a salir del euro. Pero en cualquier caso resulta simplemente ofensivo que comentaristas de la noticia confluyan en considerar que la cosa se veía venir, que desgraciadamente la loca irresponsabilidad de los ciudadanos griegos en los años de "bonanza" artificial a conducido al desastre. 

Al oír a estos comentaristas  uno podría pensar que el caos actual se debe a que (animados ciertamente por   un sistema irresponsable  pero sin precisar  que ese sistema era la concreción para Grecia del sistema mundial de economía de mercado),  hace cinco años los trabajadores griegos estaban en una permanente juerga de cuya resaca la comunidad de los países serios está en la imposibilidad de redimirles, pese a su buena disposición.

Esta visión simplemente es ofensiva para el taxista  de Atenas o el estibador de los cargueros del  Pireo, cuya jornada  hace un lustro era  como ahora de doce horas (ciertamente entonces mejor remuneradas). Ofensa que se infringe también a las víctimas de la crisis en nuestro país y ello en foros en los que cabría esperar un poco menos discursos menos ciegos, por no decir menos alcahuetes con el sistema generador de la presente indigencia. Me ocuparé en la próxima columna de uno de ellos.

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24 de julio de 2012
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¿Fin de la metafísica u otra metafísica?

Es muy posible que la historia de la metafísica, la historia de la disciplina que surge como reflexión conceptual tras la física, la historia de aquello que, desde Aristóteles cuando menos, ha constituido el núcleo de lo que se denomina filosofía, haya llegado con la  Mecánica Cuántica a un punto de inflexión tan radical que de alguna manera sí quepa hablar de final de tal historia. La idea que intento expresar  es relativamente sencilla:

La meta- física  no puede ser lo mismo cuando la física tras la cual se constituye ratifica  los principios rectores de nuestra relación con el orden natural y cuando la física conduce a dudar de la universalidad de tales principios, o más bien: cuando la física puede permitirse hacer abstracción de tales principios.

La metafísica que emerge en el prodigioso edificio de la mecánica cuántica es otra metafísica. Una metafísica para la cual las herramientas conceptuales forjadas en los principios de la metafísica clásica no sirven, Pero forjar unas nuevas supondrá un cambio radical de estrategia, sobre la cual seguiré aquí interrogándome.

 

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19 de julio de 2012
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Heidegger y la subversión cuántica (II)

He insistido ya aquí en que la Mecánica Cuántica ha de ser liberada de su utilización como coartada para actitudes ideológicas tras las que se esconde la quizás inevitable tendencia a salvar el alma. He señalado que el hecho de que las correlaciones cuánticas no autoricen ningún tipo de trasmisión de señal supra-liminar garantiza que esta disciplina  nada en absoluto tiene que ver con la mística y que  su tremendo interés,  más allá del directamente científico, es exclusivamente filosófico.

Mas si algunas veces la Mecánica Cuántica es instrumentalizada ideológicamente  por personas que ni siquiera superficialmente se han acercado a ella, también se da el caso  de verdaderos pensadores que  explicitan suficientemente el encuentro efectivamente mantenido con la disciplina   y el peso que ha tenido  en la elaboración de sus propias reflexiones.

Obviamente entre el Heisenberg que reivindica explícitamente la necesidad de una metafísica entendida como reflexión conceptual posterior a la ciencia natural de la propia época, y el Heidegger que  en el binomio ciencia-técnica ve a la vez el instrumento y la matriz de la actitud espiritual que conduce a la prioridad óntica del cálculo y lo calculable  la diferencia parece
gigantesca. Y sin embargo... muchos son los indicios de que la Mecánica Cuántica no es para Heidegger (no podría serlo) una etapa más  de la  relación del hombre con el mundo bajo las coordenadas de  objetividad, subjetividad, necesidad y universalidad  inherentes a lo que el designa como olvido del ser,  primacía de cuyas consecuencias para Heidegger da cuenta este tremendo párrafo de la Ejercitación:

"Y este dominio de la subjetividad se basa en la obviedad de lo ente y de su ser. En virtud de esta, todo está ya previamente en orden. Una vez que el ser ha quedado olvidado, el paroxismo y el arrebato del hombre ya pueden comenzar. Todos los caminos están abiertos  para explicar todas y cada una de las cosas como propias de la humanidad" [1])

 


[1]             Traducción de Alberto Ciria, edición citada  p. 84 

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17 de julio de 2012
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Heidegger y la subversión cuántica

Ejercitación en el pensamiento filosófico (Einübung in das philosophische Denken). Tal es el título bajo el que se publican en las obras completas de Martín Heidegger[1]los cursos profesados por el filósofo alemán a jóvenes que iniciaban que iniciaban los estudios de filosofía en el semestre de invierno... 1942- 1942.

La fecha es obviamente significativa. Europa está inmersa en una guerra devastadora y la gran cultura alemana gangrenada desde el interior por la recuperación que de ella hace el régimen. Heidegger persevera no obstante en el ejercicio filosófico, cosa que hacen   asimismo otros desde lugares muy diferentes (espacios de reclusión  incluidos) de esa misma Europa "en cuyos
campos al llegar la primavera ya solo florecen tumbas"

No es este sin embargo el momento de retomar la polémica sobre la pasiva  actitud de Heidegger (¡y de tantos otros! en Alemania y fuera de Alemania) ante la peste fascista. El caso es que Heidegger invita  en esta ejercitación a  que sus oyentes retomen por su cuenta el trabajo del pensamiento, que intenten hacer suya la disposición de espíritu de los grandes de la filosofía con paradigma - como en tantos textos del autor- en Heráclito o Nietzsche, pero también cosa que a alguno sorprenderá más... en algunos de los científicos que estaban revolucionando  la ciencia natural, Mecánica Cuántica en primer término.

Ya he tenido ocasión de aludir aquí mismo al interés de algunos físicos cuánticos por  Heidegger, así por ejemplo el británico Chris Ishmann evocando en un manual sobre los fundamentos matemáticos de la teoría el texto de Heidegger titulado La pregunta por la cosa. Pero obviamente es interesante saber que el interés es recíproco.  En su tentativa por acercarse a la esencia de un pensamiento que se iteraría en cada uno de los grandes pensadores, la mecánica cuántica se cruza en su camino. No podía ser de otra manera, y casi es lo de menos que Heidegger haya tenido relación personal e intelectual ( además de prescindibles afinidades ideológicas) con Heisenberg y algún otro de los científicos  que han marcado nuestra época.

 


[1]    Vittorio Klostermann,
Frankfurt am Main Band 88. El volumen
contiene  trabajos que van de 1937 hasta
1942. Hay traducción en Español de , 2011 192 páginas.

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12 de julio de 2012
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Ortega y el reto de su libro inacabado

El compositor veneciano Luigi Nono tiene dos obras  relativas al tema del caminar. La primera para siete grupos instrumentales y vocales y la segunda voces flauta baja órgano, orquesta y dispositivos electrónicos. Nono está obsesionado por el tema machadiano de la existencia de marco que acote y determine la modalidad en el momento  esencial de hacer camino.   Nacido en la ciudad de la laguna el compositor  llega incluso a referirse al que supondría caminar en el seno del agua. Viejo asunto este:  caso de no saber nadar, en lugar de debatirse inútilmente por mantenerse a flote, tocar fondo y correr hacia la orilla. Que este sueño sea contrario a las leyes de la física no es óbice para  que refleje  quizás un fantasma universal.

Me venía a la cabeza esta obsesión de Luigi Nono al reflexionar sobre esta situación de Ortega y Gasset aquí evocada,  en la que el filósofo intenta  remontarse a los principios lógicos, gnoseológicos y ontológicos,  cuya  aceptación sin reflexión previa puede decirse que caracteriza nuestras vidas. Principios que somos y no principios que tenemos,  según la polaridad  utilizada por Ortega.

En su Idea de principio en Leibniz  Ortega ve en el filósofo de Hannover, de quien promete ocuparse sin llegar a hacerlo con sistematicidad, el paradigma de una especie de pulsión del pensamiento a explicitar principios. Y al  intentar decir algo sobre tal pulsión, Ortega se distancia de la misma, su pensamiento ha de apuntar más allá de los principios por cuyo origen se pregunta, Pero, ¿cómo ir más allá del fundamento? ¿cómo andar no ya  fuera de todo camino sino incluso más allá de la matriz de los caminos.? En esta tesitura nos sitúa la reflexión metafísica que sigue a la física cuántica.

Ese problema de los principios que Ortega solo consiguió esbozar en un largo libro entrecortado fue un admirable reto para el pensador español y lo sigue siendo para todo aquel que quiera hoy acercarse a la metafísica.

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10 de julio de 2012
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Los filósofos de Nihzny Novgorod

Dos mil filósofos rusos, decía en la columna anterior, se reúnen en Nihzny Novgorod, ciudad-balcón sobre el Volga. El Gobernador de la región, cuya filiación política ignoro en el momento en que esto escribo, recibe a algunos de ellos y pronuncia un pequeño discurso mostrando su satisfacción por el hecho de que el evento tenga lugar en la ciudad, y no tengo ninguna razón para juzgar que no hablaba sinceramente. Probablemente sin el apoyo de las autoridades locales el congreso no hubiera podido realizarse.
Es bien sabido que Rusia es un país sigue atravesado por enormes problemas No hay una situación económica que pueda ser catalogada de crisis ni una exigencia exterior de genuflexión política ante la misma, cosas ambas que sí azotan a España, pero hay carencias estructurales y una profunda dificultad para una clara asunción del pasado, que permita hacer balance y eventualmente ajustar cuentas con el mismo. Y sin embargo es casi inimaginable que en España, o en alguna de sus autonomías, responsables políticos de cualquier cuño estimen que el apoyo a una reunión filosófica masiva pudiera serles beneficioso. Me vienen a la memoria las palabras hace más de un año de un Consejero de la Generalitat de Cataluña que declaraba la necesidad de que los gobiernos facilitaran estudios en disciplinas útiles para el mercado (pronunciaba explícitamente la palabra) y precisando que "el que quiera estudiar el mundo clásico que se pague el lujo".
Ya he tenido ocasión de decir que este responsable estaba frívolamente negando legitimidad a un mundo que abarca a Aristóteles y Hesíodo, pero también a Euclides y Tales de Mileto. Personajes todos ellos de los que sí se habla estos días (como se habla de Hegel, Einstein, Dostoievsky o Descartes) cerca de esta Atalaya sobre el Volga que es el Kremlim de Nihzny Novgorod.

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3 de julio de 2012
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El tren de filósofos rusos

Hace cuatro años se celebró en la capital de Corea del Sur el Congreso Mundial de filosofía cuya próxima edición será el año que viene en Atenas. En los congresos precedentes había habido gran presencia de profesores americanos, mientras que era de notar la casi total ausencia de representación no solo de ciertos de los países llamados del "Tercer Mundo" sino de algunas ex- potencias como es el caso de Rusia. Concretamente en el congreso de Boston hace 14 años, apenas se contaba con una decena de representantes de ese país.
Por eso llamaba la atención en Seúl, el hecho de que se oía hablar ruso en los pasillos y en muchas de las salas. Y en efecto, el profesor Alexandre Chumakov, Vicepresidente de la Sociedad Rusa de Filosofía y firme defensor de esa disciplina en su país, había trabajado intensamente para lograr que cuatrocientos filósofos rusos se trasladaran a Seúl, la mayoría de ellos en un tren especial con origen en la estación Khazan de Moscú y llegada, tras un viaje de cinco días a Vladivostok, desde donde un barco especialmente fletado los condujo a un puerto próximo a la capital de Corea del Sur.
Acabado el congreso, el viaje de regreso se realizo de la misma forma, con la particularidad de que el tren se detenía en las ciudades del trayecto, los filósofos eran recibidos por las autoridades y allí donde había universidad profesaban alguna clase. El profesor Tomas Calvo traductor de Aristóteles y Presidente Honorario del Institut International de Philosophie puede contar interesantísimas anécdotas sobre esta caravana filosófica.
Evocaba estas circunstancias vinculadas al congreso de Seúl, cuando el pasado martes 25 viajaba en compañía del profesor Chumakov y de un numeroso grupo de filósofos de Moscú, San Petersburgo y otras ciudades del Oeste y del Norte en unos vagones especiales con destino de Nihzny Novgorod, donde esta semana, en un palacio de congresos donde se inscriben aun en piedra las imágenes de Marx, Engels y Lenin, no lejos del Kremlin de la ciudad cuyo parque público se vuelca sobre el Volga, dos mil participantes celebran esta semana el VI Congreso de la Sociedad Rusa De Filosofía. Merecerá sin duda la pena dedicarle un espacio suplementario a este evento.

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28 de junio de 2012
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La vida reflexiva … y la vida simplemente

Hace unos días evocaba aquí el argumento de Zenón relativo a la imposibilidad de superar la distancia espacial que nos separa de un objetivo (habría antes que recorrer la mitad del trecho espacial, y a continuación la mitad de la mitad, y así sucesivamente al infinito) señalando lo absurdo que sería creer que Zenón nos invita a renunciar en la práctica a ponernos en movimiento en función de nuestros intereses y deseos.
En la senda trazada por la distinción de Parménides entre la vía de la opinión y la vía de la verdad, son muchos los momentos clave de la historia del pensar en los que surge una dualidad entre la vida reflexiva y la vida simplemente. La metafísica que emana de la Mecánica Cuántica es una de ellas.
Aun cuando la reflexión que sigue a ese paradigma de "ciencia natural de una época", que es la física cuántica, apunta a mostrar la verdadera esencia del entorno natural (las leyes que auténticamente rigen el continuo espacio- temporal en el que nuestro existir transcurre), sus evidencias no siempre son coincidentes con las condiciones subjetivas de posibilidad de insertarse en ese mismo entorno. Por ello en un texto citado aquí hace unas semanas, el gran John Bell separaba sus convicciones subjetivas (su creencia en un mundo con cosas dotadas de objetivas propiedades) de las evidencias que se infieren de su teorema.
Si quieres alcanzar la puerta de salida en una situación de alarma actúa en lugar de pensar a la manera de Zenón, pues en ocasiones el pensar no es un expediente del vivir: tal sería la moraleja zenoniana. Y sin embargo, superada la urgencia, garantizada por un momento la subsistencia, el pensar es no sólo posible sino también espontáneo. Por eso, aun viviendo como si una preestablecida armonía garantizara la no aleatoriedad de lo que puede advenir, aun siendo subjetivamente fieles a la convicción de que el mundo está regido por principios que garantizan una regularidad y permiten hacer previsiones sobre las cosas individuales, el "ardiente deseo de toda mente pensante" evocado por el físico Max Born, esa aristotélica naturaleza que pugna por comprender ( a la que aquí tantas veces he hecho referencia) se abre camino y - ya sea en la asténica forma del experimento mental- nos mueve a contemplar qué forma cabe para el mundo, cuando los principios ontológicos constitutivos de lo que han sido todas nuestras representaciones del mundo son evacuados.

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28 de junio de 2012
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La diferida interrogación de Ortega

Retorno por un momento a Ortega y a su reflexión sobre la cuestión de los principios. Cabe preguntarse qué le hizo abandonar esta reflexión y aparentemente haber incluso renunciado a publicarla. Cuando en Ideas y Creencias distingue Ortega las ideas que eventualmente tenemos de aquellas ideas que somos, está de alguna manera apuntando a esta cuestión más general de los principios considerados axiomáticos, principios que marcan las relaciones con el entorno natural y social y en los cuales ni siquiera pensamos en nuestra vida cotidiana, precisamente porque vivir de manera cotidiana es adecuarse a los mismos. Como Gustavo Bueno indica en un artículo que data ya de más de medio siglo, Ortega tenía al enfrentarse al tema la sensación de ver con los ojos frescos de un niño paisajes no vistos.
En cualquier caso haya o no principios ontológicos, principios reguladores de la arquitectura de la naturaleza, es muy curiosa la inclinación encarnada por la gran filosofía de reflexionarlos, ponerlos sobre el tapete, o mejor dicho sobre el pedestal, erigirlos en divinidad.
Poco antes de la aparición del libro de Ortega (pero como hemos visto bastante después de que fuera escrito) Heidegger se enfrenta a problemas análogos en el seminario del semestre de invierno que profesa en Friburgo (Der Satz vom Grund 1955-1956). Heidegger era amigo de Heisenberg y no podía no estar fascinado por las consecuencias filosóficas que se derivaban de las teorías de este último, precisamente en relación a la razón suficiente y otros principios sobre los que se había cimentado el edificio de la ciencia y de la filosofía.
La cuestión de los principios sigue siendo terreno ignoto. Abordarla sin recorrer a los principios mismos sobre los que nos interrogamos, abordarla sin armas, es tarea enorme. No es de extrañar que de alguna manera Ortega tirara la toalla.

 

"Un uso más elevado"... De la mecánica cuántica (los pintorescos argumentos del cardiólogo Van Lommel)
Hastiado Descartes de que una disciplina tan importante para la vida del espíritu como la matemática se encontrará reducida a mero cómputo al servicio de disciplinas con finalidades prácticas, clamaba por " un uso más elevado de la matemática", una vinculación de ésta a la filosofía, es decir a la exploración de las determinaciones conceptuales que darían cuenta de los fenómenos del entorno natural y de la propia naturaleza humana.
Al menos Descartes no tuvo ocasión de quejarse por el hecho de que argumentos extraídos de la matemática, sirvieran de coartada para aspiraciones más o menos místicas que en ocasiones rozan la superchería. Menos suerte está teniendo una disciplina fundamental de nuestro tiempo.
En junio de 2012, el cardiólogo holandés Pim van Lommel, declaraba en un diario barcelonés "cuando mueres sólo cambias de conciencia", queriendo con tal frase sintetizar la tesis según la cual de alguna manera la muerte es un acontecimiento más, del que algunos regresarían. Asegura van Lommel que los singulares recuerdos de personas que han pasado por tal trance no serían alucinaciones debidas a la anoxia o carencia de oxígeno, sino retoños de una segunda conciencia en la que se daría una intersección espacio-temporal que permitiría no ya revivir sucesos pasados sino anticipar sucesos a venir. Nuestra conciencia convencional no sería según van Lommel más que "un retransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias...una especie de radio que sintoniza con este universo...[de tal manera] que nuestra muerte es sólo un cambio de conciencia, una transición [y así], sólo morimos en una dimensión para pasar a otras".
Carezco simplemente de base alguna para discutir tan sorprendentes aseveraciones. Sin embargo no puedo pasar por alto la respuesta que este profesor holandés da a una razonable pregunta del entrevistador, relativa a sí todo este discurso respondía a una convicción religiosa: "Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han acercado con técnicas de paso entre esas dimensiones, como la meditación o el misticismo".
Y para que no haya dudas el hombre remacha: "Hasta ahora la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de partículas que al mismo tiempo son ondas-creo que nuestra conciencia las retransmite- dependiendo del estado del observador. Así que desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos, cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación de plenitud".
¡Caramba con el no religioso! Desde luego todo el mundo tiene derecho a consolarse con imaginarias plenitudes que serían constitutivas de un perdurar más allá de nuestra subjetividad actual, pero desde luego... ¡la física cuántica nada tiene que ver con eso! Para empezar no se ve lazo alguno entre la dualidad onda-partícula y la "retransmisión" de esa otra -u otras conciencias- a nuestro yo actual. Pero en cualquier caso -haciendo un esfuerzo de intelección- cabe suponer que Pim van Lommel habla de un mensaje que desde esa otra dimensión nos llegaría; un mensaje no vehiculado por los medios que la física convencional contempla (mensaje con soporte material o electromagnético); un mensaje del que tendríamos intuición todos y cada uno de nosotros y que sería la base de las inclinaciones religiosas. Pues bien:
Es necesario recordar que si bien la mecánica cuántica permite sin asomo de duda declarar que hay fenómenos de correlación que escapan a los lazos de contigüidad a los que responden sin excepción los fenómenos descritos por la física clásica, de ninguna manera tales correlaciones sirven para enviar mensajes, sean estos funestos o exaltantes para nuestra condición. La única forma de enviar un mensaje es utilizar los expedientes que posibilita la materia y el campo - una paloma mensajera, o una llamada telefónica o un fax- y nunca a velocidad superior a la de la luz. De tal manera que todo este asunto de mensajes cuánticos que nos vendrían del más allá es una mera pamplina.

 

"Un uso más elevado"... De la mecánica cuántica (la exigencia del pensar)
Reivindicaba para la Mecánica cuántica ese "uso más elevado" que el de servir de coartada para aproximaciones "espirituales" tras los que cabe sospechar la presencia de algún principio irracional de salvación.
Pues la grandeza de la mecánica cuántica nada tiene que ver con el más allá sino con la filosofía. He avanzado ya aquí que la mecánica cuántica que nos empuja a cuestionar las interpretaciones de la naturaleza forjadas por la filosofía en base a la ciencia natural de cada tiempo, nos priva sin embargo de las armas conceptuales para el embate.
El escritor que ha contemplado lucidamente en las páginas de Joyce o Marcel Proust, el desmantelamiento de los expedientes que permitían la narración clásica se ve impelido por una fuerza esencial a su función de escritor a continuar narrando. De la misma manera el pensador al cual la mecánica cuántica priva de los principios que han regulado el pensar metafísico y han sido incluso esencial contenido para el mismo, ha de continuar pensando, eventualmente buscando referencias en etapas arcaicas (los filósofos pre-socráticos son a veces evocados en este sentido), pero sin dejar de tener el pensar como causa final: el pensar mismo, aquello que en su forma de silogismo y de techne, hace la irreductibilidad del ser humano.

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26 de junio de 2012
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