Skip to main content
Escrito por

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Blogs de autor

Tierras raras, poderes emergentes

Ahora las tierras raras. Hay que bucear en los recuerdos escolares: la tabla periódica, y esos elementos metálicos llamados tierras raras sobre los que el profesor de química apenas sabía contarnos para qué servían. Imprescindibles para las tecnologías de punta (cristales líquidos, células fotovoltaicas o los semiconductores), China controla el 97% del mercado mundial de lantano, galio, paladio, y así hasta 17 metales escasos en la naturaleza gracias no tan solo a sus yacimientos, sino también a la mano de obra barata y a la posibilidad de explotación sin costes medioambientales.

Hay que asistir a cursos acelerados para comprender el nuevo mundo globalizado y emergente que se nos ha venido encima. China está utilizando sus exportaciones de tierras raras, siempre con su habitual sigilo y prudencia, como un arma geopolítica, al mismo título que utiliza su moneda o sus ahorros en dólares y euros. La Organización Mundial de Comercio ya ha tomado cartas en el asunto, al igual que la Comisión Europea y las autoridades comerciales japonesas y norteamericanas. Habrá que buscar en otros lugares o reciclar, pagando precios más elevados, por supuesto. Los nuevos poderes emergentes suscitan abundantes simpatías y sus pecados son vistos con indulgencia por quienes hacen negocios con ellos. Pero habrá que poner un poco de orden en nuestras cabezas, y en nuestros Gobiernos, a la hora de saber cómo tratar a unos países que no son precisamente ejemplares en numerosos capítulos de la vida política y económica. Vale para los derechos humanos (Rusia y China sobre todo), pero también para el intervencionismo estatal en la industria, el comercio o la moneda (absoluto en China y menos duro en los otros). Los cuatro BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que tiran de la economía global suspenden de forma abrumadora en los índices de corrupción que publica Transparencia Internacional. Su aportación más impresionante al nuevo paisaje humano del mundo son sus nuevas clases medias, más modestas que las norteamericanas y europeas, pero también consumidoras. Pero sus dirigentes tienen enormes prejuicios respecto a los valores, sistemas y hábitos políticos occidentales. A estos nuevos poderes les interesa más la multipolaridad que el multilateralismo. Quieren más sillas en los organismos internacionales (acaban de conseguir dos puestos más en el consejo del FMI), pero las pretensiones europeas de un mundo gobernado por la justicia internacional tropezarán con su oposición. Difícilmente volveremos a ver activados el derecho a proteger y el intervencionismo humanitario que nos llevaron a combatir contra Serbia y a dar a Kosovo la independencia. Si los europeos pasamos de las soberanías, no es el caso de esos poderes emergentes, tan raros para nosotros como sus tierras.

Leer más
profile avatar
31 de octubre de 2010
Blogs de autor

Grande y caótica

Una democracia grande y caótica. Así describía Obama al sistema político de su país, en una entrevista con Peter Baker para el New York Times (publicada por EL PAÍS el domingo 14 de octubre). Grande no tan solo por sus dimensiones, geográficas y demográficas, sino por su profundidad y su riqueza, y por su influencia como modelo político en el mundo. Este próximo martes, los ciudadanos acuden a las urnas para renovar entera la Cámara de Representantes (435 escaños) y un tercio del Senado (37 escaños), 6.118 escaños de las Cámaras bajas y los Senados de los Estados federales, 37 gobernadores, 26 secretarios de Estado (equivalentes al primer ministro de los Estados federales), 30 fiscales generales estatales, además de otros cargos menores y, en 37 Estados que cuentan con sistemas de democracia directa, para votar en 160 preguntas sobre iniciativas legislativas populares en las que se decide desde la legalización de la marihuana hasta la prohibición de los matrimonios gais. Pero las elecciones de mitad de mandato son también un referéndum informal para el presidente elegido dos años antes, en el que los ciudadanos suelen castigar al titular; sobre todo, como es el caso, en mitad de una crisis devastadora para el empleo.

De ahí la exactitud del segundo adjetivo usado por Obama: caótica. Y como consecuencia, contradictoria en muchas ocasiones: los ciudadanos castigarán a Obama por decisiones tomadas por Bush, como la asistencia financiera a los bancos en crisis; y son buena parte de quienes recibieron estas ayudas quienes han financiado el castigo electoral a Obama. Caótico e irracional es el sistema de financiación, después de la sentencia del Tribunal Supremo que avala las donaciones privadas electorales sin límite como parte de la libertad de expresión, aplicable no a los individuos sino a las empresas. Como es caótica e irracional, aunque de una eficacia temible, la oposición radical de las bases republicanas organizadas en el Tea Party, movimiento sobre todo contra los impuestos y el intervencionismo gubernamental. Estados Unidos se juega mucho en este martes electoral en todos sus niveles de Gobierno, pero sobre todo se lo juega Obama. Al día siguiente, el 3 de noviembre, empieza en propiedad su campaña para la reelección presidencial de 2012. Toda su actuación en los dos años siguientes estará orientada en esta dirección. Pero lo que decida esta democracia grande y caótica también va a tener una gran repercusión en la marcha del mundo. Por la presidencia, naturalmente: sus márgenes de acción, su capacidad para actuar en la esfera internacional. Pero también por las actitudes ideológicas e iniciativas políticas que marcan tendencia: véase el seguimiento del Tea Party en todo el mundo. Un presidente debilitado y un país dividido tienen mayores dificultades para ejercer el liderazgo mundial, incluso en el caso de que Obama se dedique fundamentalmente a la política internacional, como probablemente le va obligar este nuevo Congreso derechizado y más republicano que saldrá de las urnas y le impedirá legislar como ha hecho hasta ahora. A notar que cuanto más fuertes sean los candidatos del Tea Party el próximo martes, mayores serán las dificultades de Obama con el Congreso; pero más fáciles se le pondrán las cosas para la reelección en 2012. Todo lo que el Tea Party aporta a los republicanos en mordiente antidemócrata se lo quita en capacidad de unirles y movilizarles alrededor de un candidato presidencial elegible para 2012. Obama no ha sido hasta ahora un presidente fuerte en el interior, donde le ha costado Dios y ayuda sacar la legislación sanitaria y la regulación financiera, sus dos éxitos más claros, y tampoco en el exterior, donde le cuesta imponerse en un mundo de poderes emergentes, China sobre todo, y de aliados y amigos demasiado débiles como los europeos o demasiado despóticos como los israelíes. La restauración de la imagen exterior de EE UU, el mayor tanto que se ha apuntado, se ve erosionado por sus promesas incumplidas (cerrar Guantánamo), sus continuidades con Bush (ver las filtraciones de Wikileaks) y el embrollo que siguen siendo Irak y Afganistán. Algo debería llevarse Obama a la boca para asegurar su reelección y su presidencia: la paz en Oriente Próximo, por ejemplo; o la contención definitiva del peligro nuclear iraní. Mientras esta democracia grande y caótica exhibe su debilidad y sus peleas ante el mundo, la dictadura inmensa y ordenada que es China sigue tomando decisiones trascendentales para todos en silencio y a puerta cerrada, como sucedió hace apenas 10 días, cuando se reunió el Comité Central del PCCh. Aunque el atractivo de EE UU sigue siendo inmenso y muchos ciudadanos de todo el mundo desearían que su voto contara también en la elección del presidente americano y ?¿por qué no?? de los congresistas y senadores, la realidad es que sigue creciendo también lo que Felipe González ha descrito como la fascinación mundial por el mandarinato chino.

Leer más
profile avatar
28 de octubre de 2010
Blogs de autor

Wikileaks, la insurgencia

Olvidémonos ahora de la personalidad de Assange. También de los efectos políticos del desvelamiento masivo de documentos militares sobre las guerras de Afganistán y de Irak. Olvidémonos también del periodismo convencional, tan denostado pero también tan útil para el adecuado efecto de la filtración. Centrémonos en la esencia de la acción emprendida por Wikileaks: aprovechar los huecos legales de las legislaciones nacionales y de las normas internacionales en el funcionamiento de las comunicaciones digitales para dar publicidad a documentos secretos o reservados; utilizar luego la publicidad proporcionada por el escándalo para atraer a todos quienes tengan documentos del mismo tipo, de imposible difusión por los canales habituales; convertirse finalmente en un órgano informal y global de control y vigilancia sobre las actividades de los poderosos del signo que sea, Estados, empresas o particulares.

¿Es esto periodismo? Es evidente que no. Para su buena difusión necesita del periodismo, de un periodismo además atento y de calidad, capaz de ordenar los contenidos de los documentos y de dar forma comprensible a la denuncia. Pero sin ser periodismo, está bien claro que absorbe una parte del papel jugado por el periodismo en su reciente historia como contrapoder y que lo hace porque se han creado márgenes nuevos en los que el periodismo no ha sabido o no ha podido actuar. Wikileaks es una forma de insurgencia informativa, que sólo puede funcionar en la época de la difusión vírica de las comunicaciones y de la desaparición de las fronteras entre comunicaciones públicas y privadas. Pocos fenómenos vinculados a la globalización tecnológica tienen un potencial trasgresor tan grande. Hasta el punto de que ni siquiera importa la trayectoria pasada o futura de Assange y de su Wikileaks, porque el futuro, nos guste o no nos guste, estará lleno de iniciativas de este tipo. El ejército norteamericano, de entrada, deberá cambiar sus sistemas de comunicación. No para evitar que se filtren documentos como los 90.000 del anterior golpe o los casi 400.000 del segundo, si no para evitar que las acciones militares dejen rastros audiovisuales o escritos como sucede ahora. La publicación de estos documentos, probatorios de una amplia gama de delitos cometidos por soldados y civiles de distintas nacionalidades (norteamericanos, británicos e iraquíes principalmente), deberá tener consecuencias de orden judicial y probablemente penal. Pero tiene consecuencias también respecto a nuestro conocimiento de las guerras de Irak y de Afganistán, que son ya a estas alturas las contiendas mejor documentadas de la historia, sobre las que los historiadores podrán alcanzar casi la perfección en la reconstrucción de las secuencias detalladas de acontecimientos. También hay que empezar a pensar, ante la reacción preventiva que es de esperar, que probablemente serán las últimas guerras que puedan ser objeto de tal escrutinio. Las filtraciones de Wikileaks, así entendidas, son la última y más catastrófica manifestación de la estrategia bélica emprendida por Bush y sus neocons en Afganistán y en Irak, basada en un análisis erróneo de la realidad geopolítica de estos países y en una comprensión todavía más equivocada del mundo en el que vivimos y de su evolución tecnológica. Rumsfeld quería un ejército muy pequeño, altamente tecnificado y automatizado al máximo, acompañado de ejércitos privados contratados para las tareas más sucias, y creía que con estos nuevos conceptos haría una exhibición de poderío militar y económico que se traduciría muy rápidamente en la hegemonía norteamericana y produciría unos efectos pacificadores en pocos años en todo el Gran oriente Medio. Lo contrario es lo que ha sucedido: la tecnología todopoderosa se ha rebotado contra el Pentágono, un Irán reforzado por la caída de la dictadura sunita de Sadam ha extendido sus tentáculos desde Afganistán hasta Líbano, y la insurgencia informativa global ha humillado a la superpotencia subrayando e incluso probando sus errores de fondo y sus crímenes de guerra, y lo ha hecho de forma tan devastadora que sus efectos alcanzan de pleno al actual presidente demócrata que dijo oponerse a la guerra de Irak y que quiere terminar de una vez con la de Afganistán. No es extraño que Wikileaks haya recibido el apoyo y la solidaridad de Daniel Elsberg, el funcionario que filtró los Papeles del Pentágono sobre la guerra del Vietnam, en su caso utilizando una fotocopiadora y entregándolos a un periódico como el New York Times. Después de la filtración de Wikileaks, es posible que se produzca el auténtico final de las guerras de Irak y Afganistán, al igual que sucedió en Vietnam después de la publicación de los Papeles del Pentágono. Pero también es muy probable que se entable una nueva batalla legal sobre el derecho a difundir dichos documentos. En julio de 1971, el Tribunal Supremo norteamericano falló a favor del New York Times en una sentencia que fue acogida con enorme alivio por los periodistas y la opinión pública liberal, después de quince días en que una orden judicial hubiera paralizado la publicación de nuevas entregas de los documentos. Saber si Wikileaks hace o no periodismo, por tanto, pertenece a un cierto tipo de ejercicio académico. Lo que es seguro es que estamos hablando de la revelación de secretos y de la libertad de expresión. Que cada uno escoja de qué lado quiere estar en un combate de este tipo. (Entrevista con Daniel Elsberg en Democracy Now; mi post sobre Elsberg y Wikileaks del pasado julio).

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

Wikileaks, las dudas

El gran golpe de Wikileaks, el pequeño David que hace temblar al gigantesco Goliat americano, como todo en la vida, tiene su sombra. La dureza del golpe explica la intensidad con que se nos proyectan estas sombras. Lo ha perpetrado un ser humano, rodeado de seres humanos, y limitado por sus virtudes y sus defectos, su biografía y su biología: ya hemos empezado a conocer su perfil, demasiado humano, tanto como las filtraciones de documentos y el contenido y significado de todo este papeleo digital. Desde hace meses este hombre, Julian Assange, y su organización, Wikileaks, se han convertido en el enemigo a abatir. Ahora sabemos poco todavía, pero no hay que preocuparse. Lo sabremos todo. Y ojalá todo quede en conocimiento. Ojalá no termine todo como una mala novela negra, con cadáveres incluidos.

Lo importante es, ante todo, saber lo que ha sucedido. Estamos hablando de la verdad de los hechos, ni siquiera de opiniones e interpretaciones. Y lo que ha sucedido en Irak es de una gravedad extrema que requiere la actuación de la justicia. Esto es lo segundo: la filtración confirma todos los errores criminales de Bush pero también los de Obama, incluido su intento de correr un tupido velo sobre el pasado: no se puede, no es posible: el mar termina devolviendo los cadáveres a la playa. Llegamos así al tercer elemento: ese ejército supertecnológico, el más poderoso del mundo, auxiliado por ejércitos privados costosísimos y apoyado por un aparato propagandístico espectacular se ha quedado pasmado y desnudo como el rey del cuento por la acción de unos francotiradores de la información digital que han conseguido llegar a donde los medios tradicionales no podían hacerlo. Ahora vamos a hablar de Assange. Vamos a poner en duda su papel y el del personaje misterioso y conspirativo que se ha creado, su personalismo y su vedetismo, el autoritarismo que trasluce en sus entrevistas y la mitomanía que se desprende de sus frases más pomposas. Pero acompañaremos cada observación crítica de una jaculatoria, un párrafo, el último, del editorial del diario israelí Haaretz de ayer. Es ésa: ?La democracia tiene una mano atada a la espalda, dijo el presidente jubilado del Tribunal Supremo (israelí) Aaron Barack. Y así es como debe ser. La circulación de la información refuerza la democracia?. Assange parte de un principio más que dudoso, que ya ha servido a muchos medios de comunicación, últimamente más conservadores que progresistas, más de derechas que de izquierdas, consistente en situar a la transparencia en la cúspide de la pirámide de la virtud, como un bien absoluto. Que todo se sepa, que la luz se haga y llegue hasta los más recónditos y oscuros rincones de la vida pública y por qué no de la privada. Sin intermediarios establecidos, los periodistas; sin control de funcionarios ni de jueces; todo en manos de la personalidad elegida por la virtud de la transparencia para que sitúe los focos sobre la entera realidad que se quiere revelar. Del poder debelador que da el trato frecuente con la transparencia se desprenderá muy pronto la inversión diabólica, en forma del periodismo más canalla e infame, dispuesto a manipular y mentir hasta conseguir su objetivo inquisidor. Assange no está en esto, absolutamente, al menos todavía, pero su exhibición de un poder omnímodo en su organización para decidir qué se publica y qué no, su desprecio del periodismo tradicional y ese punto de mesianismo redentor que traslucen sus frases nos obligan a levantar la guardia. Y dicho esto, repitamos: : ?La democracia tiene una mano atada a la espalda, dijo el president jubilado del Tribunal Supremo (israelí) Aaaron Barack. Y así es como debe ser. La circulación de la información refuerza la democracia?. Assange maneja una cantidad enorme de información y gracias a esta información que maneja ha conseguido una también enorme notoriedad y un poder extraordinario. Pero no nos ha dado todavía la única información relevante que ahora esperamos todos quienes queremos que su trabajo quede perfectamente acreditado y avalado. Necesitamos saberlo todo de Wikileaks. Quiénes les financian y quiénes y cómo toman las decisiones. Cómo funciona y cómo argumenta cada una de las actuaciones realizadas hasta ahora. No nos bastan las entrevistas concedidas por Assange. Tampoco nos gustan sus actitudes novelescas que acompañan a su escasa disposición para aplicarse a sí mismo la transparencia. No queremos leyendas ni intrépidos e incorruptibles salvadores, sino instituciones democráticas, las únicas que nos garantizan la libertad y el derecho a conocer la verdad de las cosas. ¿Quién nos garantiza que detrás de Wikileaks no están los servicios secretos de una gran potencia, como Rusia o China? Pero dicho esto, recordemos por si acaso: ?La democracia tiene una mano atada a la espalda, dijo el presidente jubilado del Tribunal Supremo (israelí) Aaron Barack. Y así es como debe ser. La circulación de la información refuerza la democracia?. (Como en las viejas historietas, continuará, claro que continuará. De momento recomiendo la lectura de tres textos que ilustran muy bien la personalidad enigmática de Assange: un perfil de New Yorker, una crónica de New York Times y la entrevista de Joseba Elola en El País, y además el editorial de Haaretz.)

Leer más
profile avatar
26 de octubre de 2010
Blogs de autor

Wikileaks,el tercer golpe

Wikileaks ha vuelto a golpear, esta vez con mayor contundencia, y con efectos políticos todavía más demoledores que en sus dos anteriores operaciones en que tuvo en su punto de mira a Estados Unidos: la difusión del vídeo ?Asesinatos colaterales? con imágenes de una matanza de civiles en Bagdad en 2007, difundido en abril del pasado año, y los 90.000 documentos de la guerra de Afganistán publicados el pasado mes de julio, seriamente comprometedores sobre el comportamiento de las fuerzas norteamericanas, su capacidad para combatir a los talibanes, el doble juego practicado por los servicios secretos paquistaníes y los errores y las bajas civiles. Esta vez, tal como se había anunciado, son casi 400.000 documentos los publicados en la web de la organización informativa, referidos a todo tipo de abusos, incidentes armados, asesinatos de civiles, torturas y vejaciones infligidas tanto por las tropas norteamericanas como por sus aliadas iraquíes desde el 1 de enero de 2004 hasta el 31 de diciembre de 2009, pocos días antes de que Obama entrara en la Casa Blanca.

Los documentos son mensajes e informes intercambiados por las tropas norteamericanas y, como en la anterior ocasión, ilustran de forma exhaustiva hechos sobradamente conocidos respecto a los desastres de la guerra y al comportamiento de las tropas. Esta filtración ha proporcionado en todo caso pruebas contundentes sobre el número de civiles fallecidos en incidentes armados en el período de seis años abarcado, la mayor parte víctimas de numerosísimos incidentes cruentos y no de matanzas masivas. Estas cuentas elevan el número de muertos acreditados desde 2003 a 150.000 personas, el 80 por ciento de las cuales civiles, según la organización Iraq Body Count que ha analizado los documentos. También se ha podido acreditar la intensa participación iraní en la guerra civil iraquí entre chiitas y sunitas. A pesar de la abundante información en bruto aportada por Wikileaks, lo más importante es el hecho mismo de su publicación y el momento, cuidosamente elegido apenas a una semana del martes electoral americano en el que Barack Obama se juega la mayoría demócrata en la Cámara y en el Senado. Estamos ante un terremoto político que afecta a los servicios de información y a documentos reservados, y pone en cuestión el mantenimiento de los secretos militares en la época de la globalidad tecnológica. No hay que olvidar que en países como Rusia o China, donde hay un intenso control sobre la telefonía e Internet, no hay filtraciones de este tipo y no las habrá en un tiempo muy prolongado sin límite en el horizonte. La filtración, además de interferir en la campaña norteamericana, significa un duro revés para la imagen exterior de Estados Unidos, principalmente en el mundo árabe y musulmán, donde Obama había invertido más esfuerzos para dar la vuelta al desprestigio sufrido en los últimos años, principalmente con la guerra de Irak. Aunque Obama no aparezca como directo responsable de las actuaciones realizadas por los soldados norteamericanos bajo el anterior presidente, no es posible hacer abstracción de las numerosas continuidades entre ambas presidencias, empezando por la permanencia del secretario de Defensa, Robert Gates, nombrado por George Bush y siguiendo por la política de ?no mirar hacia atrás? practicada por Obama, que ha querido evitar el revanchismo anti Bush en todo momento. La publicación siembra también la cizaña entre Estados Unidos y sus aliados, que no pueden tomar estos numerosos datos meramente a beneficio de inventario, tal como se ha podido comprobar ya en Reino Unido y Dinamarca. Son numerosos los gobiernos y las instituciones internacionales que quieren pedir explicaciones a Washington, que desde julio ha hecho numerosos esfuerzos para evitar que se publicaran los documentos. Queda además sobradamente desacreditado el régimen iraquí instalado tras la invasión, cuyas abusos y violaciones de derechos humanos no desmerecen en algunos casos respecto al régimen anterior. Los esfuerzos para evitar la difusión de los documentos son quizás el elemento determinante para valorar la decisión de Wikileaks, que constituye una prueba de fuerza entre una pequeña organización casi clandestina y sin ánimo de lucro y la primera superpotencia y una prueba definitiva sobre las nuevas formas de reparto de poder en el mundo, en la que no cuentan únicamente los Estados sino numerosas organizaciones globales de carácter privado. Pero esto forma parte de otro capítulo, en el que no se puede hacer abstracción de la personalidad y del protagonismo de Julian Assange, el hombre que ha desafiado el poder de Barack Obama. (Continuará).

Leer más
profile avatar
25 de octubre de 2010
Blogs de autor

La excepción francesa

Cuando Sarkozy llegó a la presidencia de la República en 2007, mucho se dijo sobre el final de la excepción francesa. El nuevo presidente iba a privatizar, desregular y flexibilizar. Un vendaval liberalizador desmocharía los intereses gremiales y corporativos. Con algunos años de retraso, se iba a aplicar al fin el programa conservador de la señora Thatcher al país no comunista más dirigista del mundo. Que se preparen los sindicatos y la izquierda, se decían unos y otros. Incluso en política exterior y en defensa, Francia iba a romper con De Gaulle, hasta convertirse en un aliado tan fiel de Washington como lo ha sido Londres en los últimos 30 años.

Casi nada o muy poco de todo esto ha sucedido. Al contrario, con la crisis financiera, Francia ha visto la oportunidad de reivindicar su sistema intervencionista y su querencia por las políticas de estímulo económico mediante masivas inversiones a cuenta del contribuyente. En vez de convertir su país en más capitalista, Sarkozy anunció sus propósitos de reformar el sistema. En Davos, en enero pasado, hizo gala de la vocación dirigista gubernamental. En todos los debates con Alemania para poner orden en la gobernanza económica del euro, París ha exhibido siempre, antes de Sarkozy sin crisis y con Sarkozy al borde del abismo, un afán controlador del Banco Central Europeo en el más viejo estilo colbertista, cuando la emisión de moneda era un mero privilegio del soberano. De ahí que no produzca sorpresa alguna que una modesta reforma del sistema de pensiones propuesta por Sarkozy, tan radical o tan moderada como la que se habría visto obligado a proponer cualquier Gobierno, haya sido acogida con una cadena de huelgas dignas de Grecia o de los tiempos en que la clase obrera y la lucha de clases estaban en el orden del día y con una revuelta estudiantil en la más genuina tradición francesa inaugurada en mayo de 1968 y proseguida con pasmosa regularidad a lo largo de los años, principalmente frente a Gobiernos derechistas. Sarkozy no solo no ha terminado con la excepción francesa, sino que la está completando con una presidencia acaparadora de protagonismos y de conflictos. Su actitud arrogante y desafiadora, escasamente coherente en cuanto a ideario político y económico, venía pidiendo a gritos un enfrentamiento a cara de perro en la calle, por un lado con los sindicatos, y por el otro con los estudiantes. Ya los tiene, y es muy probable que, para su felicidad, salga vencedor de estos dos desafíos entreverados que le plantean. Si consigue torcerles el brazo, es evidente que Sarkozy verá reforzado su bonapartismo y Francia su excepción, cosas ambas de difícil digestión incluso para quienes consideran imprescindible que el sistema de pensiones francés se adecue a las reformas que se están aplicando en toda Europa.

Leer más
profile avatar
24 de octubre de 2010
Blogs de autor

La tijera y la espada

La gran tijera se abate también sobre los ejércitos. Nadie entendería que los mayores recortes del último medio siglo no alcanzaran al gasto militar. La poda del gasto público es la respuesta inmediata a las exigencias de los mercados, pero sus efectos se proyectan en el largo plazo. Esta crisis económica enorme que zarandea a Europa y América es un momento de adaptación convulsa a un mundo naciente, que no se resuelve apretándose el cinturón durante una temporada ni con pequeños retoques, sino transformando radicalmente sistemas sanitarios y educativos, empresas e instituciones, las Administraciones públicas y el entero Estado de bienestar europeo. Y de forma destacada esos artefactos de gran coste y creciente complejidad organizativa y tecnológica que son los ejércitos y los sistemas de defensa.

Puede discutirse la profundidad y oportunidad del recorte respecto a la recuperación del crecimiento y del empleo, cuestión que enfrenta a dos grandes escuelas, quienes creen como Barack Obama que hay que seguir estimulando las economías mediante inversión pública, y quienes como los europeos en general, pero especialmente el Gobierno alemán y el Banco Central, consideran que lo primero y esencial es quitar toda la grasa que haga falta hasta recuperar la esbeltez para crecer. Distinta es la discusión desde el punto de vista del recorte estratégico, que afecta a las estructuras y al largo plazo. ¿Hasta dónde cabe recortar el sistema de ayudas sociales sin lesionar a los más desfavorecidos ni afectar a la igualdad y la solidaridad? ¿Hasta dónde se puede limitar el gasto militar sin afectar a la seguridad? Antes de responder a estas preguntas hay todavía un trecho previo a recorrer. Hay tareas pendientes que no se abordaron a tiempo y que se deberán acometer ahora dolorosamente y sin rechistar. Vale para el sistema de pensiones, cuyo futuro había sido detectado por los demógrafos desde hace decenios, pero también para los ejércitos europeos y la defensa conjunta de Europa. Durante demasiado tiempo se han mantenido sistemas de defensa obsoletos, pensados para invasiones terrestres que ya no se van a producir o disuadir a un enemigo simétrico que no existe. Han cambiado los peligros, y por tanto las prioridades, y lo mismo ha sucedido con la dimensión de las amenazas. Hay que recortar para dar una señal clara a los mercados, pero también porque no se puede soportar el gasto militar de 27 países, cada uno por su cuenta, según unos esquemas irracionales y obsoletos. La OTAN está discutiendo su nuevo concepto estratégico, que debe proporcionar parte de este marco conceptual sobre nuevos peligros y amenazas. Y a la vez está aplicándose el cuento: también correrá la tijera, que hará disminuir las estructuras, agencias y comités de la Alianza. El escudo antimisiles que se quiere aprobar en la próxima cumbre de Lisboa, a pesar de su coste de 200 millones de euros, podría ser un buen instrumento para el ahorro si significara el desmantelamiento de las armas nucleares tácticas desplegadas todavía en Europa. Lo piden varios socios, pero Francia se opone porque el desarme nuclear en Europa pone en cuestión su pequeño arsenal y con él su idea de una soberanía nacional a la que no quiere renunciar ni quiere compartir. La reducción de los arsenales, iniciada suavemente por Obama con la revisión del tratado de reducción de misiles estratégicos (START) con Rusia, sería el mejor de los recortes. Pero se entienden las resistencias en el mismo momento en que los países emergentes empiezan una lenta, pero bien clara, escalada en su gasto militar. Los europeos solo podemos recortar de verdad si nos dotamos de una buena defensa común y garantizamos junto a Estados Unidos que ninguna potencia emergente o algún Estado gamberro podrá amenazarnos en el futuro. Una buena relación con Rusia, fundamento de cualquier política de desarme en el continente, sería también un buen camino para el ahorro. Pero la vía más práctica e inmediata es la cooperación y coordinación europeas. Bastaría con que Francia, Reino Unido y Alemania pusieran sus ejércitos, sus industrias militares y sus recursos en común para que la defensa europea empezara a existir. Un paso así incrementaría la seguridad de todos, daría un gran protagonismo a Europa en la seguridad global y, en asociación con Estados Unidos, sería un estabilizador mundial formidable. Estamos muy lejos políticamente, pero el recorte que exigen nuestras economías convierten este objetivo utópico en una necesidad perentoria.

Leer más
profile avatar
21 de octubre de 2010
Blogs de autor

Diez principios para unas negociaciones de paz

Las memorias de Tony Blair, publicadas bajo el título de ?A journey? (Un viaje), han tenido una recepción crítica dividida, yo diría incluso más negativa que positiva. Para mi gusto, las críticas acerbas que ha recibido se deben más al personaje que al libro, cuyo interés y actualidad me parece innegable, sobre todo los capítulos que afectan a los momentos más cruciales de su vida política. Tengo el propósito de escribir en algún momento sobre el conjunto de las memorias, pero hoy quisiera mencionar aquí únicamente los diez puntos que Blair considera como fundamentales para la resolución de un conflicto como el de Irlanda del Norte, que el ex primer ministro aplica también a Oriente Próximo y cualquier lector puede trasladar a dónde le plazca. ¿Valdrán por ejemplo para el País Vasco?

1.- ?En el corazón de la resolución de cualquier conflicto debe haber un marco basado en unos principios acordados?, empieza diciendo Blair. En este punto se pregunta por la naturaleza del conflicto, los objetivos que se quieren conseguir y cuál es el meollo del problema. Su idea es que hay que obtener la paz dejando abierto el problema central que no podemos resolver, que en el caso de Irlanda del Norte es la disyuntiva entre permanecer unida a Londres o incorporarse a una Irlanda unificada. Esto sólo puede obtenerse por el principio del consentimiento de las dos partes, que en el caso de los republicanos condujo a ofrecer la paz a cambio de la igualdad y del poder compartido. 2.- Hay que amarrar y centrar los problemas, de forma continua, incansable e implacable. La entrega de las armas del IRA es el ejemplo que pone Blair para explicar esta actitud, mientras que las discontinuidades y la debilidad en esta atención continua es lo que falla según su parecer en Oriente Próximo. 3.- Atender a los detalles y las cosas pequeñas que a veces pueden tener un gran significado para una de las partes. Se trata de lo que es importante para los otros aunque no lo sea para uno mismo. El ejemplo en este caso es el desmantelamiento de las torres de vigilancia militar británicas, convertidas para los católicos en el símbolo de la ocupación y para el ejército británico en instrumento fundamental para evitar atentados. 4.- Blair no atiende a las ironías contra las ?soluciones imaginativas? y reivindica la creatividad: ?Usar cosas grandes o pequeñas, en solitario o combinadas y si es preciso inventar algunas más para desbloquear el proceso?. Ahí evoca un caso famoso como el de la forma de la mesa en la que debían encontrarse cara a cara el líder republicano Gerry Adams y el unionista Ian Paisley. Los partidarios de este último querían que los dos dirigentes se encontraran uno frente al otro, escenificando el enfrentamiento, mientras que al Sinn Fein le convenía que aparecieran uno al lado de otro como eventuales socios. La solución que satisfizo a todos la proporcionó una mesa en forma de diamante en la que estaban uno al lado del otro y también uno frente al otro. 5.- El conflicto no se resolverá si se deja que las partes lo hagan ellas solas. El tercero que ejerce como mediador ?actúa como tampón, mensajero y de forma crucial como persuasor sobre la buena fe en un clima dominado normalmente por la desconfianza?. Blair habla de su propio papel, sobre todo para pasar de la fase que denomina de ?ambigüedad creativa? a la fase de los ?actos de finalización?, que consisten en demostrar ?que el pasado ha quedado detrás nuestro?. 6.- Este es un punto lleno de observaciones prácticas. ?Hay que darse cuenta de que para las dos partes la resolución del conflicto es un viaje, un proceso, no un acontecimiento. Cada parte toma su tiempo en dejar el pasado detrás suyo. Un conflicto no es únicamente un desacuerdo caracterizado por la violencia. Tiene una historia y crea una cultura, con tradiciones, rituales y doctrina?. ?Las dos partes raramente ven el dolor de los otros?. ?La paz debe madurar, echar sus raíces para desplazar las raíces del conflicto?. 7.- Blair recuerda en este punto que todo proceso de paz tiene su interrupción, con frecuencia violenta, protagonizada por ?quienes creen que el conflicto debe continuar?. Advierte que ?hay que estar preparado para tal interrupción?. Y cita precisamente el atentado de Omagh, el 15 de agosto de 1998, en el que murieron 29 personas, dos de ellas jóvenes españoles, posterior a los Acuerdos de Viernes Santo. Ante estas interrupciones Blair asegura que caben dos posibilidades: la mala, que es rendirse y considerar que nunca será posible alcanzar la paz; y la buena, que es ?utilizar el horror como motivo para seguir adelante?. El ex premier británico recuerda que el Sinn Fein ?condenó los ataque de forma inequívoca? y da un buen consejo: ?Una vez has admitido que el terror tiene realmente la propiedad de las llaves del proceso, son ellos quien lo conducen. Mantén pues firmemente las llaves en las manos de quienes van a hacer la paz (peacemakers)?. 8.- ?Los líderes cuentan?. Que se lo digan a él, que utiliza casi todo el libro para demostrar e ilustrar esta tesis. Pero no le falta razón, al menos en el proceso irlandés. ?Todo proceso de paz apela a riesgos políticos, incluso al sentido de la aventura política y a un cierto coraje político, a veces incluso al coraje personal?. Este punto es de los mejores, porque contiene una brillante galería de retratos: Ian Pasley, John Hume, Gerry Adams y Martin McGuiness, entre otros. 9.- ?Las circunstancias exteriores deben militar a favor de la paz y no en contra?, asegura en el único punto objetivo de un decálogo lleno de psicología y subjetividad, a veces más próximo al manual de autoayuda para peacemakers que al análisis político. Es una evidencia, en todo caso, que el contexto inmediato e incluso geopolítico tiene una influencia decisiva en todo proceso de paz. 10.- Quizás el más subjetivo de todos los consejos: ?No rendirse nunca. Simple pero esencial: no dejar nunca de trabajar (en la paz) y no renunciar nunca (a la paz)?. Hay que decir que habla por experiencia, propia y de su predecesor, John Major. Uno de los datos definitivos que explica la paz en Irlanda es el consenso entre conservadores y laboristas, tanto cuando Major era premier como cuando lo era Blair, cuando el primero conducía conversaciones ?clandestinas? o cuando quien lo hacía era el segundo. ?Recuerda: es mejor intentar y fallar que no intentarlo nunca.?. Así termina el decálogo y poco después este brillante capítulo que celebra como Irlanda del Norte se ha convertido en un país normal, en el que ?gente que antes querían matarse unos a otros ahora quieren trabajar juntos?.

Leer más
profile avatar
20 de octubre de 2010
Blogs de autor

El turmix europeo

La cuestión de fondo es saber si Europa debe aceptar que es un continente de inmigración, después de haber sido de emigración durante casi dos siglos. No se trata de tomar decisión alguna: por más que se esfuercen quienes rechazan la idea de la sociedad coloreada y multicultural o quienes por el contrario consideran el mestizaje como el ideal de sociedad humana, unos y otros apenas podrán influir en algo que ya es una realidad sin retroceso posible. La diversidad europea ya no es la de las viejas naciones y sus correspondientes lenguas y culturas nacionales sino que es una creciente diversidad interna de cada una de ellas, que las acerca a todas y las aproxima al modelo de sociedad norteamericana: un doble turmix, que funciona entre los europeos y luego en el interior de cada uno de los países. Ante esta nueva realidad hay que escoger qué actitud se toma: aceptarla como fruto de una evolución ya irreversible y sacar el máximo partido de la nueva dinmámica social; o exacerbar las tensiones que comporta necesariamente un cambio de esta envergadura hasta dividir los países y el continente e incluso declarar una especie de ?guerra fría? social y cultural entre cristianismo e islam .

Hay muchos argumentos de peso a favor de la aceptación. Necesitamos los inmigrantes para seguir creciendo y para asegurar el equilibrio demográfico sobre el que se asienta el Estado de bienestar. Una Europa sin inmigración se convertiría muy pronto en un continente envejecido, sin dinamismo económico y sin suficientes jóvenes para hacer funcionar el aparato productivo y pagar los impuestos y las cotizaciones sociales imprescindibles para asegurar las pensiones y las prestaciones sociales. Hay quien ha echado las cuentas, pero es preciso subrayar que no se trata de una cuestión meramente cuantitativa. También hay un aspecto cualitativo que conocen muy bien los norteamericanos: los países capaces de atraer talento joven de todo el mundo no sacan más que beneficios; y el talento no llega únicamente de la mano de universitarios ya formados, sino de la promoción mediante buenos sistemas escolares y universitarios de los jóvenes más ambiciosos e inteligentes cuyos padres se han partido la espalda trabajando como simples obreros manuales en el país de acogida. Hay también muchos argumentos en contra del rechazo. Convertir a los inmigrantes y más en concreto a los musulmanes europeos en un cuerpo extraño y estigmatizado, sometido a una presión colectiva, es lo peor que se puede hacer para integrarles en las sociedades europeas y lo que más fácilmente suministra base social al radicalismo islamista. No son las campañas electorales, los escándalos mediáticos y los gestos demagógicos de los gobiernos y de sus oposiciones los mejores instrumentos para aclarar conceptos y poner en práctica medidas que sirvan a la integración. La inmigración masiva que ha recibido Europa en los últimos decenios y la que seguirá recibiendo exige buenas políticas educativas, de vivienda, urbanismo y empleo. Es por supuesto imprescindible que los recién llegados sean tratados como ciudadanos, iguales en derechos y deberes, y esto, es verdad, no corresponde en sentido estricto al modelo llamado multicultural de sociedades que hacen vida aparte, yuxtapuestas y cerradas dentro de la sociedad europea. Nadie defiende seriamente este modelo y todo el mundo sabe que lo primero es integrar lingüísticamente a los inmigrantes, por lo que es obligado que aprendan a toda prisa la lengua del país, que sus hijos se escolaricen, que sean atendidos por los servicios sanitarios y sociales, y que vivan en barrios mezclados, todo lo que impida el aislamiento y la ghetoización de los recién llegados. Cuando la derecha alemana necesita escuchar en boca de su canciller que la sociedad multicultural ha fracasado totalmente lo que quiere entender es otra cosa. El jefe de los socialcristianos de Baviera, Horst Seehofer, lo ha dicho con mayor claridad y brutalidad, al rechazar la llegada de más inmigrantes de ?culturas extranjeras?, especialmente de Turquía y los países árabes. La derecha clásica alemana se adentra así en el territorio donde el populismo ultraderechista venía campando en los últimos meses con creciente desenvoltura. Ya no son únicamente los partidos de extrema derecha de Dinamarca, Holanda, Austria o Bélgica; tampoco la demagogia personalista del berlusconismo y del sarkozysmo; si no la derecha hasta ahora más seria y responsable de Europa. No hay que olvidar que las chispas que han encendido esta hoguera son dos gestos con el paso cambiado, es decir, con derecha e izquierda intercambiando sus papeles: un libro contra la inmigración de un socialdemócrata xenófobo como Tilo Sarrazin y un discurso a favor de un conservador moderado como el presidente de la República, Christian Wulff, que llegó a declarar que el Islam también es parte de Alemania.  

Leer más
profile avatar
19 de octubre de 2010
Blogs de autor

Te echamos de menos, Tom Wolfe

El 'nuevo periodismo' de hace 40 años es lo más viejo que se conoce. No por las cuatro décadas o más transcurridas desde la invención de aquella etiqueta, sino porque era viejo en el mismo momento en que se inventó, y lo era porque era periodismo del bueno, periodismo del que nos cuenta las cosas como son, los detalles más exactos y a veces inapercibidos de la sucia realidad; es decir, era periodismo del de siempre, viejo como lo es el arte de narrar sobre las cosas que pasan.

?El valor revelador de la anécdota?, he ahí el secreto del periodismo nuevo, viejo o mediopensionista. La frase es del arquitecto Oscar Tusquets Blanca y pertenece al estupendo prólogo que le ha puesto a una reedición de dos libros de Tom Wolfe, 'La palabra pintada' y '¿Quién teme al Bauhaus feroz?', publicados por Anagrama en 1976 y 1982 respectivamente, y reeditados ahora en una colección magnífica que se ha sacado de la chistera Jordi Herralde con el nombre de 'Otra vuelta de tuerca' para aprovechar y resucitar su riquísimo fondo editorial. ?Por favor, intelectuales, denme anécdotas?, remacha Tusquets después de las correspondientes citas de autoridad (Pla, Merimée, Rabelais y Montaigne). Según el prologuista, el periodismo que hacía Wolfe antes de dedicarse a ganar pasta con novelas de ventas millonarias, está en trance de extinción. No hay apenas observadores críticos sino meros cronistas sociales, que nos narran los aspectos más ininteresantes de los acontecimientos artísticos pero son incapaces de observar esos detalles donde se esconde el diablo, aunque Tusquets nos recuerda que según Mies van der Rohe era Dios quien se agazapaba en ellos. Los ejemplos evocados por Tusquets demuestran su excelente nariz periodística y el mediocre estado del periodismo, el arte de las anécdotas y de los detalles. No sabía yo, por ejemplo, que la famosísima Zaha Hadid prometió visitar Zaragoza por primera vez después de la inauguración de su proyecto con el que venció el concurso de la Expo, ni ninguno de los numerosos chismes que el arquitecto catalán nos cuenta de su colega iraní, como sus malos modales y carácter o ?sus frecuentes eructos en la mesa?. Tampoco conocía la deliciosa anécdota de la que fue protagonista el diseñador Miguel Milà, ante la pregunta del maître de un restaurante con pretensiones: ??¿Está el señor familiarizado con nuestra carta??, a lo que Miguel responde: ?No, es que hoy es el primer día de clase??. Ferran Adrià también aparece en el texto de Tusquets, algo especialmente pertinente esta temporada, después de la clase magistral que el cocinero catalán impartió en Harvard, donde reprendió a la universidad considerada como la mejor del mundo por la nulidad de su biblioteca en cuanto a gastronomía. Tusquets evoca en su prólogo, escrito hace varios meses, la canonización de Adrià en la Documenta de Kassel, algo que ocurrió en el verano de 2008 y catapultó definitivamente las artes culinarias a las páginas de cultura de los periódicos. ?Tom, nos encantaría que en alguna ocasión hablases de estas novedosas engañifas?, acaba diciendo el prólogo en tono de carta personal al periodista. Tusquets echa de menos a Wolfe y todos quienes leímos en su día aquellos espléndidos reportajes también nos sentimos atacados por una cierta nostalgia. Todo suena, el prólogo y estas líneas, a lamento elegíaco. Parecen viejos argumentos y argumentos de viejos, es cierto. Pero a la vez es tan fácil dejar correr la imaginación y pensar qué personaje de la vida barcelonesa hubiera llamado la atención a un Tom Wolfe joven, anterior a la vocación novelística, en caso de aterrizar en la Barcelona conmocionada por el saqueo del Palau de la Música. Quizás hay que entender el elogio de Oscar Tusquets como una finta para evitar que el lector caiga en la cuenta de que nadie como el brillante arquitecto que reformó el edificio de Domènech i Montaner tiene el conocimiento de los detalles y de las anécdotas que rodean la vida y milagros del Bernie Madoff catalán, ese Félix Millet que saqueó el Palau y avergonzó a toda la sociedad catalana, sin haber encontrado todavía el bardo que convierta sus proezas en poema.

Leer más
profile avatar
18 de octubre de 2010
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.