Al leer novelas en varios idiomas, no puedo negar mi inquietud. Tengo la sensación de que el mundo de los libros en español corre el peligro de quedarse atrasado si no intenta ponerse al día. Tengo cinco ideas, robadas del universo anglosajón, que merecerían una implementación rápida.
1. Crear una red comunitaria de lectores.
Mas allá de los grupos en Facebook o hi5, aparecen sitios dedicados a facilitar las conversaciones entre lectores. Hasta tal punto que Tim O'Reilly (el inventor de la fórmula "Web 2.0") utiliza su blog para analizar cuál tiene más futuro entre los tres grandes. Por desgracia, ninguno se apoya en el idioma español. La lectura ya no es un acto que tiene que ser en solitario: bienvenido sea el sitio hispanohablante que lo entienda.
2. Preocuparse por el impacto de la Web 2.0 sobre los libros.
El Arts Council of England ha publicado un excelente informe para entender si el mundo de los libros (es decir, de los escritores, los editores, los distribuidores de libros) utiliza la plataforma Web 2.0. Es apasionante, pues se trata de una serie de casos concretos: se descubren talentos en línea, se escribe de manera distinta con interactividad o se modifica el recorrido del libro entre el autor y el lector. Falta algo parecido en el mundo hispánico. Bienvenido el ministro de cultura de algún país hispanohablante que asuma la imprescindible tarea de meterse en el camino digital.
3. Intentar no perder a los hispanos del mundo anglo.
El premio Pulitzer entregado a Junot Diaz por The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (traducida este año al castellano) recuerda que la parte más dinámica de la literatura norteamericana muchas veces es hispana. De dos cosas una: o se pierde a autores que viven entre dos culturas, o se les ayuda a mantener unas raíces fuertes. Cuando leo la Bloguera, un sitio sobre escritores hispanos, me siento de verdad en el mundo hispano (emociones, olores, visiones que no son de los yankees). No es normal leer un artículo sobre el poeta y crítico Juan Felipe Herrera en el New York Times este mes y saber que este señor es un desconocido en el mundo hispano. Falta una voluntad de anexar a estos talentos que nacen en el mundo hispano, traducirlos, entrevistarlos. Hay que mantener el vínculo.
4. Crear listas de libros que no son meramente de los "más vendidos".
Cada mes, 29 críticos alemanes que publican en varios medios, participan en una votación para recomendar la lectura de diez libros. Si miramos la última lista, que corresponde al mes de septiembre, vemos al ruso-americano Vladimir Nabokov y al italiano Cesare Pavese. En otras palabras: la lista incluye a maestros, a escritores desaparecidos, a reediciones, a extranjeros. Es una lista para lectores que buscan el placer de la lectura sin detenerse en la mesa de las novedades de las librerías. Sería bueno tener algo parecido al nivel de todo el mundo hispánico.
5. Anticipar la llegada del libro digital.
El kindle, el lector de libros digitales, de Amazon entra a las universidades norteamericanas, se apoya en una red de lectores para su difusión y otro lector, el Cybook, estará, ya, a la venta en las librerías inglesas de París en las próximas semanas. Es así: no hay un día sin noticias del desarrollo del libro electrónico. Y nunca, nunca, se trata de libros en español. ¿Se va a construir el futuro sin ellos?