Jean-François Fogel
A pesar de ser un tema aburrido, la prensa publicó varios artículos sobre la posibilidad de "bancarizar" las remesas mandadas desde Estados Unidos a América Central. Este tema, que parece lo más aburrido del mundo, fue tratado por Manuel Orozco, un especialista en remesas del diálogo Interamericano, dentro de un foro en Montelimar (Nicaragua). Sólo el 30% de las remesas que salen de EE. UU. entran en un depósito bancario. Lo que tiene como consecuencia obvia la debilidad del sector bancario en el momento de entregar préstamos en estos países.
El tema es apasionante, pues estos países corresponden a la vieja definición de los indígenas en los Andes: están y no están. Estos países figuran en el mapamundi, participan en las organizaciones internacionales pero tiene una actividad y una dinámica demográfica que les lleva hasta afuera. Al tener el PDF de la presentación de Orozco uno ve datos escalofriantes. Como, por ejemplo, lo que representa la suma de las remesas, de las exportaciones, de la actividad de las maquiladoras, de la ayuda externa y por fin del negocio del turismo en el producto interno bruto. Estos recursos, que dependen de manera directa de decisiones o actividades fuera del país, son el 40% del producto del Salvador, el 45% del de Costa Rica, el 58% del de Honduras y el 72% del de Nicaragua.
No se trata de la viajada tesis de los "términos desiguales del intercambio", con un precio demasiado alto de las exportaciones con relación al precio de las importaciones. Es un caso distinto: países cuyo centro de decisión principal, a través de turistas, ONG, operadores de maquinadores, compradores de bienes y suministradores de ayuda, no "está" dentro del territorio.
No hay que olvidar que sobre este tema fundamental hay un excelente sitio.