HE VISTO BUDAS FELICES
Muy simpático ese Maitreya que va creciendo en cada salón, rodeado de guardianes celestiales, en el templo de los Lamas en Pekín. Los budistas, ya se sabe, son de dónde quieren y hacen lo que les da la gana. Incluso hacen negocio, aquí, en Los Ángeles, en el Tibet o en Sigüenza. El siguiente pachen-lama puede ser de las Alpujarras o de una aldea perdida de la China, pero será un buen negocio. Para eso están las religiones. Desde los principios hasta el fin. Terminarán, también ellas morirán, sí, pero morirán forrados.
Era curioso ver el negocio de los Lamas. Como el de los vecinos de Confucio. O los taoístas. De los "nuestros", de los occidentales no hablemos si no es en presencia de nuestras mafias. Les recomiendo una visita por cualquiera de los "lugares sagrados" desde Lourdes hasta la Virgen de Guadalupe. Del Vaticano a las sectas que dominan América de norte a sur.
En ésta ciudad de quietudes e inquietudes, de misterios y negocios, de capitalismo salvaje y comunismo cínico, en ésta república de trabajadores que están diciendo adiós a la bicicleta, uno se puede encontrar una chica guapísima, delgada como una modelo, vestida con una camiseta con la bandera americana, pasar al rezo, con mucha inclinación y quema de pachulí, en oferta posmoderna al feliz buda. Feliz por lo guapas que son algunas de sus fieles, feliz por el negocio a todo humo que no lo paran ni los nuevos chinos ni los fieles de antaño.
El conductor que me llevó a las murallas era el mismo que había llevado hace unos meses a Juan Gelman, era budista y un loco de la velocidad. Poco faltó para llevarnos a un mundo más feliz a alguna viaja campesina, a mozos paseantes por las afueras de las aldeas o algunas perros, gallinas y otros animalitos que se cruzaban en nuestro camino a la Gran Muralla. No puede hablar con él, tampoco Gelman, sino a través de interprete pero me chocó esa doble condición de acelerado y tranquilo. Un país dónde los budas- y los otros de otras cortes celestiales- están felices. Y los republicanos trabajadores o estudiantes de este comunismo llevan las barras y las estrellas.
Alguien me dijo que era como el orwelliano "1984". Yo creo que habrá que mezclar eso con otras muchas cosas, también con viva las Vegas, con sueños imperiales, fortalezas asediadas y futuro más allá de Blade Runner.
Un lugar para no perderse. Todavía está razonablemente barato. Le quedan dos telediarios.
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