Víctor Gómez Pin
Respiramos un aire nuevo, precisamente porque es un aire que hemos respirado antes, ese aire más puro que los poetas han intentado en vano hacer reinar en el paraíso, y que no podría dar esta sensación profunda de renovación si no hubiera sido respirado anteriormente, pues los verdaderos paraísos son los paraísos perdidos (IV, 449)