Víctor Gómez Pin
Para acceder a sus fines Fritzl, recorrió todos los pasos y se procuró todos los medios necesarios, lo cual hace que su comportamiento sea perfectamente racional en el sentido kantiano (y en consecuencia -no lo olvidemos- ético según los criterios del pensador de Könisberg, que hace unos meses consideré en este blog). Esto, importantísimo asunto, dificulta ya toda hipótesis que pudiera sustentar el eximir de responsabilidad al ingeniero. Ciertamente cabe decir que disponiendo de capacidad racional instrumental Fritzl se encuentra sin embargo en la imposibilidad de discernir el bien del mal, es decir: su razón cognoscitiva (sin la cual no se daría capacidad de operar en conformidad a determinados fines -buenos o malos-) no tendría complemento en la razón práctica. Por sintetizarlo en términos kantianos: Fritzl sería capaz de fijarse objetivos y adecuarse a ellos, pero no experimentaría el imperativo categórico de no instrumentalizar a los seres de razón; de donde su incapacidad de discernimiento respecto del bien y del mal. Así pues Fritzl sería un ser de razón sólo parcial; viviría en una suerte de talla o plano abstracto en la esfera tridimensional de la razón (razón cognoscitiva, razón práctica y sentimiento de lo bello y lo repugnante); mutilado en una dimensión fundamental de nuestro ser, Fritzl sería en este sentido un monstruo. Conviene, sin embargo, ver la cosa con detalle.