
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
La violencia en el cine y en la televisión es un objeto de debate desde que existen cine y televisión pero también un enorme tema para el cine y la televisión. En ?El hombre del traje gris? (1956), de Nunnally Johnson, película inspiradora del serial televisivo ?Mad men?, contrasta el flash back de los penosos recuerdos de guerra del protagonista con el entusiasmo de sus hijos pequeños ante las primeras imágenes violentas de la televisión que acaban de instalarse en las casas. En ?Inglorious Basterds? de Quentin Tarantino, contemplamos el goce infantil de los nazis ante la violencia mientras nosotros como espectadores nos vemos inducidos perversamente a gozar con la violencia ejercida sobre los propios nazis. En ?Katyn? de Andrzej Wajda, en cambio, la austera y rigurosa reproducción de cómo se hacían las ejecuciones mediante un tiro en la nuca desarma al espectador de cualquier veleidad retórica y consigue un efecto documental de un dramatismo insoportable.
Tarantino y Wajda buscan cosas distintas, pero en una misma dirección. Con el primero, el espectador ve retratado en el rostro baboso de Hitler y Goebbels los más bajos instintos que le animan a disfrutar en los filmes bélicos. Con el segundo, por el contrario, consigue hacerse una idea de cómo es en la vida real esa violencia trivializada en la imagen. Entre la Segunda Guerra mundial y la instalación de los televisores en los hogares se desata el mecanismo de la trivialización mediática de la violencia y de la muerte, casi como una respuesta de aceptación cultural de las mayores matanzas de la historia y por tanto de la trivialización efectiva y real de la muerte. Eso ya lo capta muy tempranamente ?El hombre del traje gris?, pero queda en evidencia en la visión paralela de los filmes de Tarantino y Wajda.
Es reciente el cierre del bucle, el momento en que la violencia mediática, en sus orígenes vivida vicariamente, se convierte en violencia directamente ejercida, vivida también mediáticamente. Estamos en Abu Ghraib y podemos ver las imágenes producidas y protagonizadas por los soldados norteamericanos Lynndie England y Charles Graner, su novio, que actúan sobre los cuerpos torturados y humillados de sus víctimas iraquíes. También hay película en este caso, aunque non fiction: de Errol Morris, ?Standard Operating Procedure? (2008), y libro del mismo título de Philippe Gurevitch. Quienes se han venido preguntando con escepticismo acerca de los efectos de la violencia en los medios de comunicación tienen en esta filmografía abundante material para la reflexión.