
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
A juzgar por la exigua cantidad de comentarios, se demostró lo que temía: que nos resulta más fácil demoler obras consagradas que recomendar joyitas ocultas, o subvaloradas. ¿O será que muchas de las novelas cuya lectura disfrutamos son en realidad placeres culpables, títulos y autores que nos da vergüenza recomendar? En el último número de la revista Lamujerdemivida, la productora Vanessa Ragone confiesa sin problemas que le encanta leer novelitas porno lésbicas. Ya me prometió que me prestaría algunas. ¡Deben ser una gozada, como dicen los españoles!
Mientras confío en que finalmente se pongan las pilas y aporten lo suyo, me gustaría compartir un artículo del diario inglés The Independent, tal como lo reprodujo aquí Página 12. Se trata de un texto de Johann Hari que en realidad habla del escritor indio Aravind Adiga, que ganó el Booker Prize el año pasado por su novela The White Tiger. (Más libros para leer… ¡Eso siempre es buena noticia!) Lo que me interesó particularmente fue la manera en que Hari utiliza a Adiga para hablar del Estado de la Novela en el mundo contemporáneo. Si bien estoy lejos de considerarme un Realista, o de creer que el Realismo sería la panacea para la novela actual, difundo este texto porque en buena medida coincido con su análisis.
Léanlo y seguimos conversando…
“El síndrome Slumdog Millionaire sigue presente, recordándonos cuán regocijante puede ser la ficción cuando los novelistas abandonan sus cuartos de seminario y se zambullen en el mundo real. El escritor indio Aravind Adiga ganó el Booker Prize el año pasado por The White Tiger (El tigre blanco), la historia de un pibe indio de la calle que asciende a la riqueza… bueno, mejor no contar cómo lo hace. Ahora lo siguió con Between The Assassinations (Entre los asesinatos), una armada de historias cortas sobre una típica ciudad india que, mediante gran esfuerzo, se alza de la pobreza al poder… al menos para algunos. Adiga se ha vuelto grande ignorando el cliché del consejo dado a todos los escritores jóvenes, que se ha convertido en dogma: escribí de lo que conocés. El proviene de una típica familia rica de India, rodeada de sirvientes a quienes se trata como si fueran invisibles. Es tan talentoso que podría haber hecho interesante a ese mundo, por un momento y en su pequeño modo. Podría haber hecho lo que demasiados novelistas ingleses y estadounidenses están haciendo, y con un estilo aún más exquisito”.
“En lugar de eso, Adiga eligió escribir sobre lo que no conocía, saliendo a descubrirlo como un periodista. Between The Assassinations entra en las cabezas del panorama de los indios del siglo XXI, desde los pibes ricos tirando bombas al sistema de castas, pasando por mujeres quedándose ciegas en casas de vapor y conductores de rickshaws destrozándose los tendones mientras pedalean lentamente. Aprendió de sus vidas saliendo a la calle y escribiendo sobre lo que encontraba. Es un regreso a los grandes escritores realistas del siglo XIX, cuando la ficción capturaba los momentos tectónicos que alteraban el mundo mostrando cómo cambiaban los caracteres de cada hombre y mujer, uno por uno. Es Charles Dickens en un call center; George Eliot agregando crédito a su teléfono celular”.
(Continuará.)