Skip to main content
Blogs de autor

En crisis: problemas de visión

Por 9 de marzo de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

Si no sabemos qué es esta crisis menos vamos saber cómo salir de ella. Sabemos ya lo que no es: no es una cualquiera, como las que habíamos conocido. Ni paréntesis ni mero accidente de recorrido. Al contrario: viene fuerte y cargada. Nada de ajuste suave, ni curva en forma de V, con una rápida caída y una recuperación igual de rápida. La forma de medirla es el patrón de todas las crisis hasta ahora utilizado: la del 29, con forma de L de base sin longitud previsible. En realidad, la palabra crisis ya se ha quedado corta: Jeff Jervis, uno de los blogueros más agudos y atentos a las mutaciones tecnológicas y sociales, cree incluso que depresión y recesión tampoco se acomodan a lo que estamos viviendo; propone otra forma de ver el cambio colosal en el que estamos metidos: es una gran reestructuración o una gran compresión de las dimensiones de nuestra economía. Algo así es lo que sucedió entre 1929 y el final de la Segunda Guerra Mundial: fue la desaparición de un mundo y la aparición de otro nuevo.

Pero tiene peligro utilizar el crash del 29 y la Gran Recesión de los años 30 como metro de platino iridiado para saber si la de nuestro siglo es más grande, y tiene peligro también por el lado de las recetas para salir de ella. Por el lado de los efectos poco sabemos todavía de la dimensión, aunque sí sabemos ya que es totalmente distinta. Global, omnipresente, con efectos de contracción sobre todo el planeta. No hemos visto todavía colas delante de los bancos, revueltas del hambre o campamentos de pobres en los países llamados occidentales. Pero lo importante, probablemente, es lo que no se puede ver ahora: los efectos invisibles de la crisis en las zonas del planeta que no iluminan los focos de los medios de comunicación: la China rural, la Rusia provinciana y suburbial desasistida, la Europa del Este más profunda, los agujeros negros africanos de pobreza y hambre pandémicas. O lo que no se puede ver porque todavía no ha ocurrido: aquí mismo quizás. La velocidad de destrucción de puestos de trabajo en algunos sectores da que pensar sobre el inmediato futuro que nos espera.

Estamos probablemente en un soberbio reajuste del entero modelo económico, que comportará la desaparición de millares de puestos de trabajo para siempre en algunos ramos que ya nunca volverán a ser como han sido hasta hace muy poco tiempo. Parte del reajuste no es exactamente económico, sino medioambiental: ahora vamos a acercarnos al cumplimiento de los compromisos de limitación de emisiones, pero no por ganas, sino por obligación: porque las factorías y las máquinas que emiten gases a la atmósfera han bajado drásticamente su nivel de producción. Jarvis hace el recuento de lo que está sucediendo en Estados Unidos, donde se están produciendo despidos en masa en manufactura, servicios financieros y comercio. Según el New York Times, son casi cuatro millones y medio los puestos de trabajo perdidos en lo que va de crisis, la mitad de los cuales desde el 15 de septiembre, el día en que un agujero negro chupó la entera banca financiera de Wall Street.

No creo que nadie pueda ver otra vez los bosques de grúas que crecieron en las grandes ciudades, principalmente en Madrid, y en toda la costa mediterránea. Vamos a ver qué sucede con las fantásticas redes de bancos y cajas que hay en España. Habrá que ver asimismo en qué queda la industria del automóvil que da tanto trabajo en nuestro país. Sobre la prensa ya he contado cuáles son mis percepciones: aunque los diarios serán los que más sufran habrá que ver cómo repercute la caída de la publicidad, que puede continuar e intensificarse sobre los otros medios, principalmente la televisión.

La mejor forma de combatirla será probablemente ayudar a pasar el trago de la forma más veloz posible, es decir, invirtiendo el dinero anticrisis en construir la economía que viene, en vez de salvar los despojos de la economía del pasado. En Estados Unidos las prioridades están en la energía (producción de renovables y consumo más racional y eficaz), el sistema de salud y la educación. ¿Cuáles son nuestras prioridades? Me temo que en este capítulo seguimos teniendo todos, Gobierno y oposición, España y Europa, Estado y comunidades autónomas, un grave problema de visión. Pero luego, también otro grave problema, derivado del primero, de escasa voluntad política: ojos que no ven corazón que no siente. Si no sabemos ver lo que nos está pasando, menos sabremos cómo salir del mal paso en que nos estamos metiendo.

[ADELANTO EN PDF]

profile avatar

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.