
Eder. Óleo de Irene Gracia
Clara Sánchez
Lo más parecido a un móvil que vi por primera vez en mi vida estaba en manos del capitán Kirk, de la mítica serie de televisión Star Trek, un aparato que ahora resulta grande y primitivo. También los botones de los paneles de control de la nave Enterprise, que conducía a Kira, Spoke, McCoy, Scotty, etc. a través del espacio interestelar a la búsqueda de nuevos mundos, ahora nos resultan toscos, porque desde entonces todo se ha hecho más pequeño, extraplano y digital, menos material, casi inexistente. Precisamente el encanto de aquellos legendarios episodios crece con el tiempo por la mezcla de imaginación, visión de futuro y limitación a la hora de escapar de la moda, la época y de los materiales de diseño. Todo recuerda a los sesenta aunque sus personajes estuvieran viajando permanentemente por los confines del universo en el siglo XXIII, y aunque fueran capaces de teletransportarse de un lugar a otro.