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Tiniebla y Filosofía (Mel Rosenthal e Yves Dorestal)

Por 15 de noviembre de 2017 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Edificios con ventanas tapiadas o claramente en ruina, escombros, desechos de muebles, plásticos desperdigados y en general basura, innumerables polos de proliferación de ratas. ¿Panorama de ciudad bombardeada en país en guerra? No literalmente, aunque una violencia brutal se hallara en la matriz de ese desolador paisaje, resultado de decisiones políticas que condujeron a que en los años 70, Mel Rosenhal calificó como "The burning of South Bronx", esa etapa de inevitable infierno mediante la cual un modesto pero ordenado horizonte de pequeñas casas, tiendas, escuelas, debería mutar en un paisaje de centros comerciales, inmobiliarias, asépticas torres, y funcionales restaurantes.
Mel Rosenthal aprehende con su cámara la sombría cotidianeidad de los habitantes de la etapa intermedia. Seres a los que se les ha desarraigado de un pasado, pero carecen de capacidad para insertarse en lo que adviene.
Los protagonistas de muchas de las imágenes de Mel Rosenthal pertenecen a la comunidad africana de Estados Unidos, aunque también llevó su cámara a Dar es Salam en Tanzania. Por razones de todo orden (desde el forzado traslado de la esclavitud, hasta el embarque de la triste actualidad, nunca fruto de una libre decisión pues determinado por circunstancias sociales de nuestros días) descendientes de los habitantes de áfrica pueblan hoy muchos países de Europa, América de Sur o el Caribe.
En muchos de estos lugares los ojos tienden a repudiar imágenes que sin embargo sería imprescindible contemplar con entereza. Hay un lago común a dos de estos países, cuyas orillas, límpidas en el no man’s land en torno a la frontera, se hace sin embargo basurero en cuanto la presencia humana simplemente se anuncia, o más bien: los detritus son el primer signo de presencia humana. Detritus de una radical modalidad, pues se trata de lo desgastado que ya no hay manera de seguir desgastando; desecho a la vez puro y creado, que curiosamente sirve de universal envoltorio, en primer lugar para el agua potable, es decir no extraíble de esos mismos ríos o lagos reducidos a vertederos de los propios envases. Detritus plásticos, o sea artificialmente modelados, que han venido a ser signo, no de las sociedades que los han inventado, sino de las sociedades que los han heredado:
Las orillas de los núcleos" urbanos", las cañadas que algún tiempo fueron ríos, los arcenes de cualquier camino en apariencia rural, los aledaños de las casuchas de hojalata…todo es receptáculo para una excreción de nuestro tiempo que ha de crecer exponencialmente, pues en el terrible mundo donde impera se ha convertido en paisaje ordinario, casi en la atmósfera natural para quien desde niño no ha contemplado otra cosa.
Y sin embargo en esos mundos dónde pudiera pensarse que el único imperativo que cuenta es el de la subsistencia, hay grandísimos testimonios de dignidad. Hay de entrada que agradecer a Mel Rosenthal que en sus imágenes deje traslucir el rescoldo de espíritu que perdura en el seno de la más despiadada desolación. Así esa entrañable fotografía titulada "St Athanasia’s baseball team" en la que los niños componentes del equipo se alzan sobre un montón de escombros; esos escombros que en una nueva imagen tres muchachos y una muchacha de afirmativa sonrisa se aprestan a eliminar, motivados por el proyecto quizás utópico de sustituirlos por un jardín de juegos. Y con toda justicia es célebre la fotografía ubicada en la East173rd Street en la que el rostro de una madre a la que su hija enlaza, más que contrapunto de la fresca y casi feliz belleza del rostro de la muchacha, parece recordarnos que, asumido con entereza, el tiempo marca pero no deshumaniza; que estas marcas del tiempo son efectivamente menos corruptoras de nuestra condición que las marcas de la cobardía y la ceguera, consistentes precisamente en la huída vana del tiempo, en la ausencia de valor para verlo de cara y sondearlo.
Y en otro registro el rescoldo de espíritu se traduce en la firmeza por intentar alzarse sobre la relación de fuerzas que hace posible el mantenimiento de estas terribles condiciones, pero también por imponerse a sí mismo el no dejar de responder también al imperativo de activar las facultades que nos marcan como seres de razón. Hay en esos mundos, personas para las cuales entender una fórmula, acuñar una metáfora o seguir el encadenamiento de abstractas determinaciones conceptuales es cada día ganar una batalla contra la hostilidad de un entorno social intrínsecamente hostil, pues incluso aquellos que gozan de un estatuto privilegiado pagan el precio de vivir enclaustrados en caricaturas de barrios urbanos europeos en los cuales la seguridad es preocupación obsesiva.
Yves Dorestal es un filósofo haitiano formado en Francia y Alemania dónde vivió de lleno los debates de la Escuela de Francfort, y realizó una tesis bajo la dirección de Alfred Schmidt. Consecuencia, más que complemento, de su tarea filosófica ha sido siempre un compromiso social que le llevo a participar en los proyectos educativos de Nicaragua en los años en los que la Revolución sandinista significaba una promesa de emancipación (hoy como tantas otras eternamente diferida). En 1995 Yves Dorestal retorna a Haití donde se integra en la facultad de ciencias humanas y anima una facultad de etnología cuyo decanato asume desde el 2000 hasta el 2010, año del terrible terremoto que hubiera conmovido a Voltaire tanto como le conmovió el terremoto de Lisboa.
Pero el trabajo de Yves Dorestal está vinculado a otros centros de enseñanza, concretamente a la École Normale Supérieure, singular institución de la universidad estatal (Université d’ État d’ Haiti), creada en 1947 en cooperación con su homónima parisina, vinculada esta a muchos de los grandes nombres del pensamiento filosófico y científico de Francia. Totalmente destruido el edificio que albergaba la institución, la ENS haitiana realiza sus actividades en una construcción de una planta constituida por pequeñas naves agrupadas en contigüidad.
Tuve hace unos días la fortuna de mantener un encuentro con los estudiantes de filosofía, el propio Yves Dorestal y el profesor Josue Merilien. El punto álgido del debate fue determinar en qué medida la filosofía (sea nacida en Jonia, o con raíces más arcaicas en culturas como las del Valle del Nilo), podría hoy ser considerada no sólo como potencial universal antropológico, sino como universal antropológico beneficioso, es decir: enriquecedor de las culturas en las que se inscribe y no sustitutivo de mismas. La cuestión es tanto más pertinente cuanto que el año próximo, el congreso mundial de filosofía, que se celebra quinquenalmente desde hace más de un siglo, tendrá lugar en Pekín. De hecho la penúltima edición en 2008 se celebró también en Asia, concretamente en Seúl, aunque el congreso volvió a la emblemática Atenas en 2013, cuando la capital griega se hallaba inmersa en la tremenda crisis (de la que en realidad aun no ha salido) que amenazaba no ya el estatus social sino la dignidad de los ciudadanos del país.
Uno de los estudiantes haitianos veía en la filosofía convencional una suerte de emblema de la cultura de Occidente, sofisticada arma llamada a marcar los límites respecto a las culturas no generadas por Grecia, las cuales serían valorizadas sólo en la medida en que fueran capaces de plegarse a la misma. Mi interlocutor tenía muy presente la reducción hasta la esclavitud de la gran mayoría de la población de su país, descendiente de tierras africanas de Dahomey, Nigeria o Guinea, que (aun manteniendo ciertas creencias religiosas), perdieron sus lenguas nativas y formas de vida, las cuales difícilmente podían perdurar en el desarraigo respecto a la tierra y organización social originarias.
Trasfondo no siempre conocido de estos prejuicios sobre la potencialidad fertilizadora de culturas de la filosofía son unas frases atribuidas a Hegel en base a notas sobre "la razón en la historia" tomadas en clase por sus alumnos y publicadas bajo el título de Lecciones de Filosofía de la Historia, en las cuales habría afirmado que los pueblos de África negra carecerían de historia: "África es de manera general el país plegado sobre sí mismo y que persiste en este carácter general de concentración sobre sí mismo" .
Sin embargo precisamente un pensador africano Amady Aly Dieng defendió en su tesis de estado lo controvertido de estos textos, poniendo de relieve otros en los cuales Hegel habría precisamente defendido la revolución haitiana, mediante la cual en 1804 Haití se libera de Francia, constituyéndose en primer país independiente con población mayoritariamente africana. Aunque en un nuevo giro del destino la esclavitud retorna, legitimada esta vez por ese mismo Napoleón, que Hegel calificaría de "alma del mundo".
Diez años antes de la fundación de la ENS, en 1937 la dictadura dominicana de Trujillo procede a un brutal asesinato de más de 20000 haitianos en un empeño de acabar con la presencia de estos en la República Dominicana (el nombre de Río Massacre que separa ambos países es una tremenda evocación de este episodio). En 1957, se instaura en el poder François Duvalier "Papa Doc", cuyo cuerpo policial conocido como "les tontons macoutes" (sinónimo, en mis años de estudiante en Paris de la más terrible de las fuerzas represivas que cupiera imaginar) sobrevivió a la muerte del personaje en 1971. Ahogado en mareas de corrupción y complots el régimen del hijo de "Papa Doc", las peripecias más o menos democráticas han seguido sucediéndose en un marco de inestabilidad agravado por las catástrofes naturales. Tremendos ciclones en 2008 que aniquilan la producción agrícola y destruyen las infraestructuras, y en 2010 el terremoto que provoca más de 100000 muertos y no deja a salvo ni el palacio presidencial de cuyo derrumbe son víctimas mortales varios ministros del gobierno. No es aun el fin de las calamidades:
En 2004 se había establecido una "misión militar de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití" (MINUSTAH) que ha abandonado hace sólo unas semanas, el país el pasado 17 de octubre. Obviamente no estoy en condiciones de juzgar si en esos 13 años tal misión ha estabilizado gran cosa, es decir si en ausencia de la misma el desorden hubiera sido mayor. En cualquier caso su presencia ha estado impregnada de graves incidentes, con numerosas víctimas mortales que han hecho dudar de su imparcialidad. E incluso – colmo de la mala suerte- una epidemia de cólera que se dio en el país fue atribuido a contagio por uno de los ejércitos componentes de la misión teóricamente protectora. En cualquier caso de su prestigio entre la población es indicio que en las carreteras del país hay carteles evocadores de esta contaminación refiriéndose a la MINUSTAH como "el gran Satán".
Volviendo a mi interlocutor estudiante de filosofía tuve que argumentar qué no veía en qué la instrumentalización ideológica de los grandes pensadores de occidente por parte de supremacistas de todo cuño empañaba el peso intrínseco, por ejemplo del Discurso del Método (en este caso incluso literario), ni la capacidad potencial de todo ser humano de reconocerse en la prodigiosa meditación cartesiana. Y si se ha tenido la suerte de topar con un texto así, la suerte de sentir como en el esfuerzo filosófico uno mismo se despliega, no se espera ya a que las circunstancias sean favorables. No hay en general que esperar para luchar por la realización de las capacidades de conocimiento y simbolización; y obviamente, el proyecto de erradicación de las condiciones sociales que lo dificultan forma parte del proyecto mismo.
Evocaba antes que en las imágenes de Mel Rosenthal transmiten una afirmación vital y hasta en ocasiones un carácter festivo que dan testimonio de la imposibilidad de apagar todo rescoldo de la espiritualidad humana. Es el sentimiento que tuve, aun en plena controversia, ante la tenacidad gracias a la cual la ENS haitiana y su departamento de filosofía han podido sobrevivir a las tremendas vicisitudes de esta república de gentes desterradas de África.

 

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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