Víctor Gómez Pin
En ese lugar de Praga al que me refería en el texto anterior, en esa casa evocadora de quien simboliza el amor a la minoritaria lengua alemana y la condición judía, la vitrina sobre el "círculo de los filósofos" a la que aludía acentúa la atmósfera de universo perdido. Pues no sólo los protagonistas han desaparecido, sino que lo ha hecho también el espíritu que animaba la casa misma de Berta Fanta, ha desaparecido simplemente ese "circulo de los filósofos". Desaparecido de Praga y desaparecido de cualquier otra ciudad. ¿Pues como imaginar hoy un lugar dónde el espíritu se halle a la vez inquieto por la descripción hegeliana del proceso que va desde la percepción inmediata a la conciencia reflexiva, la explicitación por Kant de las condiciones de posibilidad de la experiencia, la lucha por alcanzar- a través de la matemática- un concepto propio para la infinitud, la voluntad freudiana de mirar, sondear y descender (provisto de las exclusivas armas de la razón) a ese abismo que es el universo de los sueños, la reducción por Einstein de Tiempo y Espacio (que el propio Kant había pretendido apuntalar como incondicionales o absolutos)a meros prejuicios, y finalmente la subversión por la Mecánica Cuántica de algunos de los postulados del pensar a los que el propio Einstein no estaba dispuesto a renunciar?