Víctor Gómez Pin
J. Decías que es tan imposible la fusión con la naturaleza y la condición meramente animal como el reino de los cielos. Podrías ampliar la idea
V. Una de las paradojas del cristianismo es que predica la vida eterna, es decir, algo que va en contra del segundo principio de la termodinámica; pero si el cristianismo está opuesto a una ley física, el animalismo esta opuesto a la ley misma, a aquello que determina la existencia de ámbitos moldeados por el hombre. Si la vida eterna contradice el segundo principio de la termodinámica, el animalismo radical contradice el nómos griego. Reitero que hablo de esa actitud puramente ideológica que erige la vida (no la vida del ser de razón) en fin en sí y que nada tiene que ver con la exigencia de un entorno saludable, especies animales incluidas, exigencia que es un corolario de la lucha por la emancipación de la condición humana. Como alguien ha dicho recientemente, necesitamos más ecología- científica en primer lugar- y menos mística ecologista. Yo, por mero egoísmo de especie, porque milito por la causa del hombre me considero un radical defensor de la naturaleza.
J- ¿Puedes ampliar lo que decías del concepto griego de ley, del nómos
V- El nómos griego es la ley primigenia. La ley natural es una proyección sobre el entorno de la exigencia de normas que constituye la vida social humana… la palabra nómos es el orden que rige la polis con vistas a intentar afianzarla y un comportamiento conforme a ley es el de aquel que tiene como máxima subjetiva de acción el contribuir a ese objetivo de enriquecer el marco en el que se da la vida humana: contribuir a sozein ten polín salvar la ciudad , en términos platónicos.