Víctor Gómez Pin
Los sentidos, que tan imprescindibles son como instrumentos en nuestra relación al entorno, son tanto más apreciados, señalaba Aristóteles, cuando son activados sin finalidad exterior, así cuando la vista se recrea en la contemplación (inútil para la subsistencia) de la tonalidad azul o de las plegaduras en una obra pictórica. En tal activación sin finalidad exterior de nuestras facultades animales residiría incluso nuestra singularidad.
Sabido es que ello ocurre también con la palabra. Tanto mayor es el goce de la misma cuanto menos se la instrumentaliza, hasta el punto que el hecho de recrearla en lugar de usarla es la actitud que ante la palabra caracteriza al poeta. Mas, por desgracia, ello vale también para el dinero.
Pues buscar el dinero por sí mismo es tan humano como buscar la metáfora o la fórmula por el placer de las mismas. En este sentido la lista de Forbes viene a constituir un equivalente a la Pleíade, dónde el mexicano Slim y Bill Gates, ocupan con toda lógica el papel de Pierre de Ronsard y Joaquim du Bellay.
Sí, los Slim y Gates encabezan una Pléiade en la que el ser humano se olvida de sus intereses inmediatos no para que emerja la planta fértil de los grandes versos sino la solemnidad pétrea de los grandes bancos.