Víctor Gómez Pin
J- Decías que el Vaticano es le efectiva realización del mensaje objetivo de Cristo y es importante que quede claro. Porque tu tesis es muy fuerte, pero muy interesante, y me lleva a hacer un análisis comparativo. Supongo que la violencia que ha acarreado históricamente el cristianismo la consideras inherente a su condición de ideología. Pero el animalismo radical para ti es una nueva ideología, que tiene una nueva fundamentación y por tanto conduce necesariamente a la violencia.
V- Absolutamente, sentando que me refiero al animalismo que empieza por negar la singularidad de la especie humana, la revolución que su aparición significó en la historia evolutiva y acaba invirtiendo la jerarquía entre el hombre y las demás especies animales. Si por animalismo se entendiera la obligación que tiene nuestra especie de evitar el mal gratuito en el reino animal yo me considero el primer animalista (al igual que me considero el primer ecologista si por ecología se entiende la exigencia de una naturaleza sana entendida como corolario de la aspiración sanamente egoísta al bienestar de nuestra especie)
J- Pero eso es una cosa que conviene ponerla clara.
V- Obviamente, porque si tu eriges en principio de tus comportamientos, es decir, en referente de las máximas en función de las cuales vas a actuar, si eriges un asunto que no se va a poder realizar (al igual que el cristianismo se sustenta en esa promesa mirífica que es el reino de los cielos) como sería que nuestra especie repudie las condiciones de posibilidad de su subsistencia, cosa a la que conduciría el erigir en imperativo categórico la evitación del sufrimiento de las especies animales (tan imposible de alcanzar como el reino de los cielos); si tal es la quimera en razón de la cual te sientes reconciliado, es decir, sientes que salvas tu alma obviamente… a quien ponga en peligro esta tu reconciliación tenderás a eliminarlo, al menos simbólicamente. Es así de sencillo.
J- Y ya tienes construido al enemigo a destruir…
V- Obviamente, porque, vamos a ver, si los seres humanos dejan de tener claro que tan sólo hay una reconciliación posible, que es esa reconciliación con nuestra condición frágil, con lo común a la condición humana la tragedia…esa reconciliación a la que apunta la tragedia griega…Si no se parte de esta base; si por el contrario se considera que realmente hay algo así como una posibilidad de salvación, de salvación del alma, de una salvación del alma consistente en la realización de algo literalmente utópico, imposible, las consecuencias tienen que ser terribles.