
Víctor Gómez Pin
Un cronista de un diario barcelonés, hoy residente en Madrid pero excelente conocedor de Italia, hace una lúcida crónica sobre la situación de ese país en la que toma distancia sobre la tendencia a ver en su devenir político una suerte de anomalía. Bajo el título "Italia no va hacia el fascismo", nos recuerda simplemente que el contenido, aunque no las formas, del discurso duro del ministro italiano del interior contra los inmigrantes es en el fondo el que asumirán muy pronto los responsables franceses o alemanes. Nos recuerda asimismo que el ministro español Corbacho (conocido por su severidad respecto al problema cuando era alcalde de l´Hospitalet) ha sido nombrado precisamente para efectuar una tarea análoga. Italia, nos dice, está en el escenario de dureza social que puede vivir España dentro de unos años".
Hay sin embargo un aspecto que Enric Juliana no enfatiza suficientemente y que sí supone una suerte de fétida singularidad, a saber: que el discurso más explícitamente explotador de la aversión de los italianos contra los extranjeros (de hecho multiplicador de este mismo sentimiento de aversión) procede de un partido cuyo ideario teórico es la ruptura con Italia y que desde su nacimiento ha alimentado el desprecio de la población del Norte contra la población del Mezzogiorno.
¿Se imaginan a un partido que apuntara a la independencia de las zonas ricas del Norte de España (un partido para el que sólo la unificación por la riqueza contara, sin posible reivindicación de común especificidad cultural o lingüística) atrayendo a la vez la simpatía de los españoles más frustrados por reivindicar la prioridad de estos frente a los extranjeros?
Pues bien esto es lo que representa el partido de Bossi y su camarilla de buitres (buitres porque sólo se alimentan de la inmunda carroña del resentimiento). La repudiada Italia sigue valiendo para el fétido objetivo de forjar una sociedad en la que el sentimiento de injusticia sea sistemáticamente convertido en agresividad ante el más débil.
Y respecto a la pregunta que acabo de formular respecto a una analogía con España, Enric Juliana escribe una inquietante línea "La Liga Norte (Esquerra Republicana dentro de unos diez años, quizás menos)…" . Espero, por nuestra salud moral, que el generalmente lúcido analista esta vez se equivoque.