
Víctor Gómez Pin
"Se han producido… robos de objetos y comida y lanzamiento de basuras por parte de este grupo incontrolado…Durante años el ejército se encargó de controlar su población. Pero…el brusco declive de la presencia militar contribuyó a la superpoblación, a su vez alimentada por el creciente turismo… Con cierta periodicidad el Gobierno se ha planteado establecer un control …Ahora el ministro ha anunciado la adopción de medidas: Hay que parar el daño que están haciendo a propiedades privadas y a personas, dijo el ministro, los niños están asustados y la gente no puede dejar las ventanas abiertas."
"Un 70 por ciento de los encuestados considera que el problema es una prioridad. Con campañas como las del Gobierno es seguro que ese prejuicio se acentuará… El ministro, comprendiendo la quema de campamento declara la gente hace lo que no consigue hacer la clase dirigente. Esas acciones se han reproducido en una especie de guerra que puede derivar en campañas justicieras ciudadanas… De momento, las advertencias del ministro de aplicar mano dura ya se han concretado tras la irrupción de policial en el mayor campamento y la detención de 268 inmigrantes, de los cuales 53 han sido inmediatamente expulsados."
El primer párrafo de estas líneas pertenece a una crónica sobre la población de macacos en Gibraltar, el segundo a una editorial sobre la población rom (gitanos procedentes de Rumanía) en Italia. Crónica y editorial (en las que he introducido ligeras variaciones) aparecen el mismo día. La segunda denuncia la canallesca actitud de las autoridades italianas (denuncia extensible a una parte de la ciudadanía italiana que ni siquiera tiene la coartada de vivir en barrios directamente afectados por la marginalidad), la primera recoge a un momento dado la indignada reacción de defensores de los simios. Sabido es que lo que mueve a estos militantes es la recta convicción de que los simios tendrían características cognitivas homologables a las de los humanos (entre ellas "la capacidad de comunicarse utilizando un lenguaje simbólico" en palabras de Gary L. Francione), siendo por consiguiente absurdo que no les alcancen derechos que, en última instancia, estarían legitimados en base al necesario respeto a tales características. Como esta actitud digamos filosófica es una de las más generalizadas en nuestra época, nada extraño pues en que los periódicos lleguen a presentar noticias relativas al repudio de una comunidad de simios en términos casi indiscernibles de noticias relativas a una comunidad de humanos. Así andamos.