
Víctor Gómez Pin
"El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al
ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno
dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su
capacidad; y se ausentó.
Enseguida, el que había recibido cinco
talentos se puso a negociar con ellos y ganó
otros cinco. Igualmente el que había
recibido dos ganó otros dos. En cambio el
que había recibido uno se fue, cavó un hoyo
en tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de
aquellos siervos, y ajusta cuentas con ellos.
Llegándose el que había recibido cinco
talentos, presentó otros cinco, diciendo:
‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’
Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en
lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.’
Llegándose también el de los dos talentos
dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he
ganado.’ Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has
sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’
Llegándose también el que había recibido un talento dijo:
‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.’ Mas su señor le respondió:
‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y
recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a
los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los
intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los
diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero
al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil,
echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes."
Mateo 25, 14-30