Víctor Gómez Pin
Ya he tenido aquí ocasión de comentar la tesis del paleontólogo Jordi Agustí según la cual la invención de la calefacción central supone un radical viraje en la historia humana: por primer vez el fuego no es el faro en torno al cual los humanos se reúnen y hablan de sus eternas cuitas, en ocasiones vinculadas a exigencias prácticas, pero en muchas otras trascendentes a las mismas. Cuando ese singular fenómeno que los homínidos encontraban accidentalmente en la sabana africana, es primero controlado y canalizado para ser finalmente voluntariamente producido, el fuego se ha convertido en objeto de una técnica. Este asunto es vinculable a una cuestión de calado:
¿Constituye la técnica algo que se añade meramente a una humanidad ya existente, o cabe más bien decir que la técnica es nota determinante sin la cual no cabe hablar de condición humana? La segunda hipótesis era la que sostenía Aristóteles, quien añadía como rasgo esencial complementario la capacidad de efectuar razonamientos, indisociable para el Estagirita de la facultad de lenguaje.
Obviamente, desde Aristóteles mucho ha llovido y concretamente hay la diferencia esencial de que la técnica no es eterna, sino un sofisticado fruto de la evolución, de tal manera que la afirmación aristotélica: "el hombre es un animal técnico " habría de ser matizada en el sentido de decir: "el hombre se configura-en un momento de la historia evolutiva- como animal técnico"
Pero ateniéndose a una perspectiva evolutiva las interrogaciones persisten en lo esencial: ¿Es el hombre una especie más determinada por la técnica , de tal manera que cabría referirse ella con independencia del mismo e incluso antes de su arición ? ¿Ha de afirmarse más bien que sólo por un uso equívoco del término se habla de técnica en especies previas y que en el sentido cabal de la palabra técnica, el vínculo con el entorno natural a través de la misma sólo es atribuible al hombre? La respuesta depende quizás de si por animal técnico entendemos lo designado por la palabra artesano, o también lo que designamos por la palabra artista, aspectos de hecho indisociables en la palabra griega technitès.