Víctor Gómez Pin
Las verdaderas invariancias de la naturaleza. Y aquí cabe una pregunta: Supongamos que el evento B anunciado por el evento A es sólo potencial, algo que puede ocurrir o no ocurrir, de tal manera que, para el funcionario de la estación, A es un hecho, mientras que B está por ver. ¿Como casa esto con la afirmación de que, para el viajero, B es tan presente como A? ¿Lo que simplemente puede ser en el andén pasa a ser efectivo en el tren?
Dado que, en general, se acepta la tesis de que no hay pasados contingentes, la simultaneidad de acontecimientos para el observador en movimiento resulta quizás menos chocante tratándose del pasado, pero en realidad la objeción cae si se considera que precisamente porque la simultaneidad es relativa al sistema de referencia, la polaridad pasado-presente carece de peso. El acontecimiento B es futuro para el jefe de estación, presente para el viajero a la velocidad V0 y pasado para el viajero de un tren paralelo que circula a velocidad V mayor que V0, de tal manera que, cabe decir, en el futuro no hay más contingencia que en el pasado.
Y esta relatividad del futuro y el pasado este hecho de que dados dos acontecimientos siempre quepa considerar un sistema de referencia en el que son simultáneos, es desde luego una bendición para el físico si se erige en principio algo que ya habíamos visto tratándose de Galileo, a saber: La magnitud espacial de un entidad física en movimiento respecto al referencial desde el que se mide ( el espacio físico entre las estaciones A y B está en movimiento en relación altren en relación al tren) es la que separa dos eventos en sus extremos que son simultáneos para el que mide. Ello supone que para relacionarse con el espacio ajeno (el espacio que se mueve respecto a uno) hay no sólo que relacionarse con el tiempo sino reducir la distancia temporal, ver las cosas en el espacio de simultaneidad propio.
Síntesis técnica e idea central
El principio de relatividad de Galileo supone que el movimiento rectilíneo uniforme sólo tiene sentido físico por la relación entre sistemas. Sea un acontecimiento espacio-temporal A expresado en las coordinadas (x, y, z, t, ) de un sistema S. Para expresar la situación del evento en el sistema (x’, y,’ z’, t’) del sistema S’ cabe servirse de la transformación de coordenadas de Galileo, t’ = t ; x’ = x- vt; x = x’+vt ; y’ =y- vt, en la cual el tiempo es una invariancia en ambos sistemas.
El paso de la transformación de coordenadas de Galileo a la trasformación de coordenadas de Lorentz viene dada ante todo por la necesidad de dar cuenta de la constancia de la velocidad de la luz cuando se pasa de un sistema a otro, x/t =x’/t’= c. Ello exige: en primer lugar renunciar a la invariancia de la coordenada temporal, pues si el espacio es menor (tomando x’ = x- vt ) y el tiempo t’ sigue coincidiendo con t es imposible que x/t =x’/t’= c. En segundo lugar introducir en las transformaciones de Galileo relativas al espacio un factor de corrección, , que depende de la velocidad relativa v y que se muestre inocuo cuando esta velocidad tiende a cero. Este factor se incorpora asimismo a la nueva transformación temporal, de tal manera que el lugar de t’=t, tendremos , es decir: en el tiempo cuenta el espacio.
La transformación temporal afecta a la noción de simultaneidad, pues dos acontecimientos que están separados espacialmente si son simultáneos en un sistema de referencias S es imposible que lo sean en el sistema S’ y viceversa.
Esta imposibilidad toma importancia a la hora de medir la distancia entre dos extremos de un espacio en movimiento relativo. Sea un segmento A B en reposo en S. Si ha de ser medido en un sistema en movimiento relativo S’, ya la transformación galileana mostraba la necesidad de que ubicación de ambos extremos (es decir, la distancia respecto al origen) se efectúe en el mismo instante, por ejemplo t’=0. Mas si en A, t=t’=0 entonces para que t’ siga siendo 0 en B, necesariamente t es diferente de cero.
Esta distorsión temporal hace que, considerando A el origen espacial y temporal al sustituir en la fórmula x por B y t por su valor cuando en B t’=0, la magnitud del segmento sea más corta.
Asumida la relatividad restringida como una teoría que integra como caso límite el universo euclidiano-newtoniano ( siendo ella misma un caso límite de la particular de la relatividad general) la constancia de la velocidad de la luz puede llegar a plantear problemas, al menos cuando es interpretada como límite de toda velocidad posible, de toda forma de tener una influencia que constituya un envío de señales, o incluso como límite para toda forma de tener simplemente una influencia a distancia. La teoría cuántica tiene entonces mucho que decir, con lo cual enlazamos con la cuestión central de los principios que nos ha venido ocupando.
Idea central
Ya he señalado en varias ocasiones que la teoría relativista constituye sin duda una gran revolución dentro de la ontología. Sin embargo no constituye un cuestionamiento de los cimientos mismos de la ontología, cimientos de todas las ontologías que se han dado. Cabe incluso decir que la relatividad restringida contribuye a incrementar la confianza en esos cimientos precisamente porque (entre otras cosas) al privar de peso ontológico al espacio y el tiempo euclidianos espacio y tiempo newtonianos marca la diferencia entre estos y los "auténticos" universales ontológicos. Pero lo que no lleva a cabo la teoría relativista sí parece llevarlo a cabo la teoría cuántica, al menos en ciertas interpretaciones de la misma.