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Shakespeare olímpico

Por 24 de septiembre de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Apagado el fragor de la competición y el brillo del metal, en Londres queda, incombustible, William Shakespeare. Qué país tan distinto al nuestro, que favorece el precio de las entradas de fútbol mientras penaliza a los ‘happy few’ que quieren ir al teatro (y al cine) sin arruinarse del todo; Gran Bretaña, por el contrario, celebró con gran pompa su atracón olímpico, pero le quiso dar el espíritu de una Olimpiada Cultural muy centrada en las glorias del Cisne de Avon. El World Shakespeare Festival sembró la ciudad del Big Ben de montajes teatrales para todos los gustos (y en todas las lenguas), aunque yo, que rehuí los fastos de la quincena grande, me quedo con -y les recomiendo- la extraordinaria exposición ‘Staging the World’ (‘Representando el mundo’) que sigue abierta en el Museo Británico hasta el próximo 25 de noviembre.

    No se trata de una muestra sobre la vida del genio, de la que los eruditos, una raza genéticamente creada para la duda sistemática, siguen debatiendo, quitándole autorías, achacándole incorrecciones políticas de toda laya y rechazando algunos hasta su existencia real. Fuera quien fuera Shakespeare, si lo hubo, los abrumadores restos de su talento sirven de cañamazo a los comisarios de la exposición, Jonathan Bate y Dora Thornton, para presentar de modo amplio y original algo así como la temperatura social de la que surgió y la huella que dejó en el teatro del mundo, donde, obstinadamente, seguimos deseosos de escucharle al cabo de más de cuatro siglos.

    En las salas de la legendaria Sala Redonda de Lectura del British Museum, hoy sin libros ni pupitres, están los cuadros, pero no los retratos del propio autor de ‘El rey Lear’, también sospechosos de inautenticidad, sino otros de contemporáneos suyos, entre los que destacan los realizados por el gran miniaturista Isaac Oliver y los de Marcus Gheeraerts el Joven, excelente artista de origen flamenco que pintó en la corte isabelina. ‘Staging the World’ no es, sin embargo, una exposición pictórica, básicamente, tampoco literaria. Sus argumentos tienen más alcance, y su radio de atención iconográfica depara muchas sorpresas e iluminaciones en el recorrido. Es estupenda, por ejemplo, la sección segunda, dedicada a la melancolía renacentista, que los organizadores se encargan de hacer trascender más allá de los versos de ‘Como gustéis’, su comedia de tintes crepusculares. Y tomando de punto de partida a uno de los mayores personajes femeninos de la literatura, la Cleopatra de ‘Antonio y Cleopatra’, la figura histórica reverbera en sus recreaciones, así como los artilugios de hechicería mostrados se relacionan metafóricamente con la ‘obra bruja’ de Shakespeare, ‘Macbeth’, de la que ningún inglés cultivado osa decir el nombre, por el mal fario que se le atribuye; en la propia exposición es llamada, según costumbre, "la obra escocesa".

    Sentimentalmente, me quedé prendado de unos chapines venecianos en el apartado del influjo italiano, tan importante en el dramaturgo, y aún más de la gorra de lana expuesta, ejemplo muy modesto de la prenda que a partir del año 1571 se hizo de obligado uso en domingos y festivos para todos los varones del reino mayores de seis años. Y hay un cierre político memorable: el ejemplar en papel barato de las obras completas de Shakespeare que Nelson Mandela pudo leer en las largas horas de prisión en Robben Island. Su anotación firmada aparece junto a unos famosos versos dichos por el protagonista de ‘Julio César’: "Los cobardes mueren muchas veces antes de morir".

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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