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Monteverdi y los monstruos

Por 2 de julio de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Krzysztof Warlikowski, el director de escena de ‘L´incoronazione di Poppea’ que se ha visto (entre entusiasmos y protestas del público) en el Teatro Real de Madrid, introduce su excelente montaje de la obra de Monteverdi con un prólogo situado en una universidad americana. El decorado moderno de una sala de estudio resulta, a lo largo de la representación, muy elocuente para reflejar la inmensidad del palacio imperial, el secreto de las estancias privadas y el peligro de una Roma dominada por la conspiración y el deseo. El trabajo de Warlikowski, de quien recuerdo con entusiasmo su puesta en escena ‘davidlynchiana’ del ‘Rey Roger’ en el mismo Real hace poco más de un año, siempre interesa y sorprende, aunque en este caso el prólogo en sí, una lección magistral del filósofo Séneca a sus alumnos, resulte tal vez un poco alargada.
La ópera de Monteverdi, una de las obras fundamentales de la historia de la música vocal, ha tenido muchos y distinguidos intérpretes, palabra que en este caso adquiere connotaciones muy especiales: de la partitura original se conserva la línea melódica pero no la orquestación, por lo que los directores que la han grabado (y ahí están los nombres de Harnoncourt, Karajan, Leppard, René Jacobs y Eliot Gardiner, entre otros) han tenido en cada ocasión que reinventar los instrumentos que acompañan el canto. En esta nueva versión, rebautizada ‘Poppea e Nerone’, el director de orquesta Sylvain Cambreling ha trabajado con el compositor belga Phillipe Boesmans, quien ha elaborado con una fidelidad llena de libertades un nuevo tratamiento de la música ‘monteverdiana’, usando instrumentos como el armonio, el piano, el saxofón, y dándole mucha importancia a la percusión y al sintetizador. El resultado suena a nuevo pero nunca cae en el desplante ni en el ‘pastiche’.
En una entrevista incluida en el programa de la función, Cambreling dice algo muy singular sobre el director de escena Warlikowski: "En su trabajo, por ejemplo, no tiene la menor dificultad en apreciar a los monstruos". Es un buen principio cuando se trata, como en este caso, de plasmar escénicamente una galería de personajes que actúan siempre al borde del paroxismo, movidos frenéticamente por sus pasiones -carnales y políticas- y decididos a vivir los extremos sin atender al peligro ni a las conveniencias. El diseño de los personajes (Séneca, Lucano, la nodriza Arnalta, aparte, naturalmente, de los más centrales Nerón y Popea) es nítido y osado, en una doble tarea de significación musical y dramática en la que se agradece el buen entendimiento, por no decir la complicidad, de los músicos Boesmans y Cambreling, que dirige a la estupenda agrupación contemporánea del Klangforum de Viena, y los dramaturgos, Christian Longchamp y Jonathan Littell, el premiado novelista franco-americano autor de ‘Las Benévolas’, cuyos efectismos literarios aquí por fortuna no chirrían como en aquel libro.
Claudio Monteverdi y su extraordinario libretista Francesco Busenello apropiadamente dominan, como un ‘deus ex machina’, todo lo que sucede en el escenario del Real. Ellos dos crearon, en la que sería obra final del compositor de Cremona, la galería de monstruos enamorados, y la posteridad, que no se cansa de revisitarlos, nos los devuelve vistiéndolos cada vez con un ropaje revelador de la calidad sublime de este drama con música que dio fundamento a la ópera futura.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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