Vicente Molina Foix
‘Una mujer en África’ es para mí uno de los títulos esenciales del año cinematográfico, y el segundo de Claire Denis en aparecer, si no me equivoco, en las pantallas españolas, aunque Denis, antigua ayudante de dirección de Rivette y Jarmusch, entre otros, debutó como directora en 1988. ¿Le debemos al ‘star system’ que ‘Una mujer en África’, que es una producción del año 2009, se estrene en España? Si así fuera no debe importarnos. Isabelle Huppert tiene aquí un amplio club de fans, al que pertenezco, y por ello observo y me felicito de que al socaire de su nombre nos lleguen una gran parte de sus extraordinarias interpretaciones, aunque no ha llegado aún una de las últimas, ‘Copacabana’, de Marc Fitoussi, donde encarna con una gracia arrasadora a una madre un poco ‘hippie’ y muy cantamañas de la que se avergüenza su modosa hija, interpretada por la propia hija de Huppert, Lolita Chammah.
‘Una mujer en África’ es una película nada tranquilizadora ni condescendiente en el tratamiento del tema racial, y en ese sentido y en alguno de sus pliegues argumentales me recordó la obra maestra de Coetzee ‘Disgrace’. La evocación impresionista, cómica y erótica, que Denis (crecida en diversos países del África central siguiendo los destinos de su padre, geógrafo al servicio del gobierno francés), hacía del Camerún en su excelente ‘opera prima’ ‘Chocolat’ aquí se ha transformado en una mirada acre y afligida. Aun así, está justificado decir que la Maria de ‘Una mujer en África’ podría ser la Marie France niña y adulta de ‘Chocolat’, que ha decidido no regresar a Europa, se ha casado con un blanco de su país, ha plantado cafetales y, en medio de las guerras civiles y las rupturas amorosas y familiares, no desea eludir su destino africano.
Como una Marguerite Duras (la Duras cineasta) sin letanía literaria, Claire Denis, que ha escrito el guión de esta película en colaboración con la muy interesante novelista franco-senegalesa Marie N´Diaye, habla en los títulos de su filmografía que conozco de personajes expatriados y extraterritoriales, evitando siempre sentar doctrinas, dictar sentencias o repartir simpatías de consuelo. ‘Una mujer en África’ es, de ese mismo modo, la impasible historia cruzada de unos seres a la deriva, enfrentados a la violencia, cansados de su resistencia o su lucha y sujetos al recelo que produce la materia blanca (el título original del film es ‘White material’, que es como llaman un tanto despectivamente los nativos a los colonos) en un continente donde lo negro fue, por muchos siglos, pura materia desprovista de espíritu.