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47. Atención sobre atención.

Por 23 de junio de 2014 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Vicente Luis Mora

["Hay que pensar siempre en el lector cuando se está escribiendo", ha declarado en alguna ocasión John Irving: "Hay tantos escritores que no piensan en el lector, que siempre dicen que escriben para sí mismos… Yo no. Cuando escribo intento conseguir la atención del lector y mantenerla, y hago esfuerzos para no perderla. Me parece de una vanidad terrible creer que alguien te va a leer simplemente porque eres un gran escritor, o porque le gustó tu último libro".] [Uno de los problemas de nuestro tiempo es la atención, pero no mantener la atención, como algunos tanto reclaman, sino reunir, concitar, captar la atención -la atención lectora, por ejemplo- de los demás en un mundo plagado de ofertas; cómo obtener la atención del lector, verbigracia, en un país como España, donde se publica aproximadamente un libro cada ocho minutos y medio, según Jesús Marchamalo (Tocar los libros, 2004). No citaremos a Gabriel Zaid sobre este asunto, porque ya lo hicimos en Pangea (2006), donde dedicamos un capítulo entero a tratar sobre la era de la desatención, y al problema que suponía la hiperabundancia de datos -llamada últimamente Big Data, aunque siempre lo fue-. Un problema que asola no sólo al lector normal, que penetra abrumado en la librería ante la panoplia de posibilidades, sino que roba la esperanza asimismo al crítico literario, quien se ve sobrepasado ante el ritmo de publicaciones, y eso que en España éste ha descendido a números de principios de siglo, por diversos motivos. Incluso el lector más profesionalizado y animoso tiene que establecer, como primera y fundamental operación crítica, qué es lo que no va a leer, o lo que va a leer, haciéndose consciente del panorama que desplaza a cuenta del que arrima, viendo con dolor qué pocas piezas podrá cobrar mientras contempla melancólico la estampida de la inmensa manada de búfalos.] ["Habrá un día en que el único lector que quede estará firmando libros a sus autores, puestos en larguísima cola", escribía el otro día en Facebook el escritor y traductor Antonio Rivero Taravillo.] [Al tradicionalmente inmenso panorama de libros por leer editados en papel se unen, en los últimos años, dos nuevos desafíos: los libros publicados sólo en versión digital, cada vez más habituales, y los libros autoeditados (en uno o ambos formatos). Por supuesto que se trata de una buena noticia, al ser la bibliodiversidad riqueza para todos, como recuerda el ensayo de John Ruskin "De la tesorería de los reyes", reeditado -ay, otro más- estos días por Taurus dentro de La lámpara de la memoria (2014); pero desde mi incómodo lugar en el mundo literario como crítico, la ansiedad no deja de crecer con la ampliación del campo de batalla. A los libros comprados y a los recibidos se unen los disponibles en bibliotecas públicas y los accesibles en las tiendas virtuales, tan accesibles que, ay, con un par de clics llegan a tu lector electrónico…] [Quizás por ese motivo el escritor de ciencia ficción Charlie Stross publicó el pasado año un artículo terrible y divertido, "Polemic: how readers will discover books in the future", donde exponía el escenario a que nos ha de llevar esta escasez de atención en pocos años: los libros virus, ediciones configuradas como virus informáticos que invadirán nuestros aparatos, tabletas y móviles, impidiendo cualquier operación con los mismos hasta ser leídos. Como troyanos -les ahorro la broma culturalista- okuparán nuestros terminales y demandarán toda nuestra atención digital, hasta que leamos cada párrafo y cada coma. "Los libros van a ser como cucarachas", dice Stross, "escondiéndose y reproduciéndose en esquinas oscuras, manteniéndote despierto por la noche con su parloteo. No tienes necesidad de ir en pos de ellos; el problema, más bien, será como mantenerlos apartados, para que no te abrumen". No, el de los demasiados libros no será entonces una historia de terror. Ya lo es.]

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Vicente Luis Mora

Vicente Luis Mora (Córdoba, España, 1970), es Doctor en Literatura Española Contemporánea y licenciado en Derecho. Ha trabajado como gestor cultural y profesor universitario. Estudioso de las relaciones entre literatura, imagen y tecnología, hasta el momento ha publicado la novela Alba Cromm (Seix Barral, 2010), el libro de relatos Subterráneos (DVD, 2006), y la novela en marcha Circular 07. Las afueras (Berenice, 2007). También ha publicado Quimera 322 (2010), inclasificable proyecto sobre la falsificación literaria desde la teoría y la práctica, a través de 22 seudónimos, que apareció como nº 322 de la revista Quimera. Como poeta, cuenta con los poemarios Texto refundido de la ley del sueño (Córdoba, 1999), Mester de cibervía (Pre-Textos, 2000), Nova (Pre-Textos, 2003), Autobiografía. Novela de terror (Universidad de Sevilla, 2003), Construcción (Pre-Textos, 2005) y Tiempo (Pre-Textos, 2009). Ha publicado los ensayos Singularidades. Ética y poética de la literatura española actual (Bartleby, 2006), Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo (Fundación José Manuel Lara, 2006); La luz nueva. Singularidades de la narrativa española actual (Berenice, 2007) y El lectoespectador. Deslizamientos entre narrativa e imagen (Seix Barral, 2012). La parte de narrativa de su tesis doctoral, galardonada con premio extraordinario de Doctorado, aparecerá próximamente en la Universidad de Valladolid en una versión breve y actualizada bajo el título de La literatura egódica. El sujeto narrativo a través del espejo.  Ejerce la crítica literaria y cultural en su blog Diario de Lecturas (I Premio Revista de Letras al Mejor Blog Nacional de Crítica Literaria), y en revistas como Ínsula, Quimera, Clarín o Mercurio. Ha recibido los premios Andalucía Joven de Narrativa, Arcipreste de Hita de Poesía, y el I Premio Málaga de Ensayo por su libro Pasadizos. Espacios simbólicos entre arte y literatura (Páginas de Espuma, 2008).   Copyright de la foto: Racso Morejón

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