Rosa Moncayo
Solo y triste, dos cosas que incluso el más cerril, sin haber estudiado en profundidad el alma humana, entiende que son comórbidas.
Los búlgaros es una colección de relatos del talentoso escritor y periodista Gonzalo Núñez. Chamberí, pisos de alquiler, anhelos de pasión, fantasía y robos con violencia. Ya había leído a Gonzalo hará más de diez años así que puedo decir que me ha hecho mucha ilusión comprobar que la literatura sigue moviéndose en él. Su lectura está llena de surrealismo y parodias, conjeturas felices y situaciones hilarantes sobre la revolución amorosa. ¡Por lo menos las relaciones humanas todavía son interesantes! Lanzo una pregunta: ¿El amor sigue siendo líquido o ya no queda nada de eso?
Gonzalo Núñez perfila una galería de personajes entrañables que se enfrentan a las trampas infinitas del amor en un mundo cambiante y embarrado. Locos y soñadores, parece que sólo ansían la belleza si su búsqueda implica sumirse en una vorágine. Ecos de Nouvelle Vague, referencias decimonónicas, incluso Napoleón campando a sus anchas por Madrid, y una larga lista de reflexiones empedernidas.
Diría que el tema central de esta colección de relatos gira en torno a la ridícula obsesión por el amor, palabras exactas de Christian, el protagonista de Moulin Rouge, ante el desengaño amoroso que sufre por la cortesana Satine. Se me quedó grabada esa frase al visualizar por quincuagésima cuarta vez esa película que seguimos teniendo en DVD. Y es que sí, el amor es ridículo, y enamorarse un motor hacia el peligro, pero hay que hacerlo por lo menos una vez en la vida.
El humor es para los sabios y admiro al que es capaz de ponerlo por escrito sin perder ni una pizca de dignidad. Conociendo a Gonzalo, es inevitable no imaginárselo como el protagonista eterno de estos relatos.
¡Ah! Debo decir que es un libro para leer en primavera o verano.