
Roberto Herrscher
La prestigiosa revista cultural EÑE de Clarín me pidió un balance de esta década. Para mí la cultura es cómo vivimos, cómo nos vemos y lo que hacemos con los otros y con nuestros recursos, además del debate que generan los productos literarios, musicales, audiovisuales, el arte en general. Me salió esta lista ecléctica, con eje en Argentina, que es el público del diario. Para discutir, compartir y disentir, espero.
1. 1. En cultura, en política, en economía, en la sociedad y en lo más íntimo de las identidades: Internet y la primacía de las redes sociales lo cambiaron todo en esta década. Es difícil acordarse cómo era el mundo antes de Google, Facebook, Twitter, Instagram, YouTube. Las relaciones sociales y las costumbres cambiaron radicalmente. Somos reflejo de nuestras pantallas.
2. Desapareció la industria de la música grabada, y esto tiene un profundo impacto en qué se escucha, qué se produce, qué y cómo se relacionan y se relacionarán las nuevas generaciones con uno de los fenómenos que constituyeron el fermento emocional de la sociedad de masas durante todo el siglo XX. La música consiste hoy en nichos autorreferenciales. Los playlist de Spotify son hoy los autorretratos más precisos de una generación para la cual la música es mucho más una búsqueda íntima que una fiesta colectiva.
3. En todo Occidente, las historias que el gran público lee, mira y escucha tienen que ver con una búsqueda de la identificación, de una cierta medida de realidad, de autenticidad. La autoficción imperante y el realismo (impuesto por el mercado, no por la revolución socialista) transforman las historias más difundidas en espejos de cada lector, no en escapes a mundos imaginarios. En este terreno en América Latina el auge de la crónica y los libros de no ficción son parte de este fenómeno: la literatura de hechos reales como un “nuevo periodismo” a la sureña.
4. El triunfo de las mentiras que una gran masa asustada quiere escuchar y creer. No existen las fake news, las falsas noticias: si son falsas, no son noticias. Mientras Internet permite escuchar otras voces, la mayoría se refugia en escuchar solo a los iracundos brujos de su propia tribu. Mientras se puede acceder a la profundidad, la mayoría elige la suprema superficialidad de las respuestas fáciles. Mientras se puede buscar la verdad con mucha más facilidad, los políticos como Donald Trump y Jair Bolsonaro, que triunfan desde las redes sociales,apelan a instintos primarios y bajos. Las redes sociales influyen decisivamente en las elecciones, y los magos del Big Data controlan los grandes flujos en las redes. ¿Qué sucederá en la nueva década? La política ha cambiado para siempre.
5. El crecimiento desbocado de China. Por primera vez desde hace cien años Estados Unidos tiene un contendiente que lo desafía en poder económico además de militar y político. China muestra otra forma de hacer política, combinando libertad económica con autoritarismo político. China prueba que capitalismo y democracia no necesariamente van de la mano. Y su influjo en el mercado de bienes de consumo y de materias primas cambia por completo las relaciones internacionales.
6. En América Latina, la década comenzó con gobiernos “bolivarianos” distributivos, y termina con un predominio de un retraimiento del gasto público y la vuelta de la ideología neoliberal en casi todo el continente. Un cambio a la vez político y cultural: la ciudadanía, mejor formada y exigente, cree más en las reglas de la democracia, la división de poderes y la alternancia, que muchos de los mismos gobernantes.
7. En Argentina, mientras se acrecentaba la decadencia económica y social, el país político finalmente aprendía una civilizada alternancia sin violencia, que no es poco, y en cultural surgen nuevas voces: sobre todo, de jóvenes novelistas y cuentistas y directoras de cine y compositoras mujeres. La década de las mujeres, que en Argentina tuvo un centro mundial con el movimiento contra el femicidio y a favor del aborto legal, en el terreno de la cultura se vio reflejado con una generación de grandes creadoras.