Ficha técnica
Título: Variaciones sobre el naufragio. Acerca de lo imposible del concluir | Autor: Miguel Ángel Ortiz Albero | Editorial: Fórcola | Colección: Señales, 30 | Páginas: 144 | Dimensiones: 13 x 21 cm. | ISBN: 978-84-16247-92-9 | Fecha: abril 2017 | Precio: 14,50 euros
Variaciones sobre el naufragio
Miguel Ángel Ortiz Albero
Para Giacometti, ser artista es fracasar como nadie se atreve a hacerlo, mientras que para Goethe, el no poder acabar su obra es lo que engrandece a un escritor. La obra perfecta está únicamente en la cabeza del artista. La insatisfacción es la esencia y la naturaleza íntima del talento, y la obra, el poema o el libro, sean como fueren, siempre podrían haber sido diferentes de como han llegado a ser.
Miguel Ángel Ortiz Albero rastrea en la obra de escritores como Baudelaire, Cioran, Kafka, Sebald o Vila-Matas, y de artistas como Boltanski, Cézanne o Delacroix, la posibilidad de reflexionar acerca de cuándo podía darse por finalizado, si es que esto fuese posible, el proceso de un trabajo creador. Todos aquellos que han cogido una máquina de escribir o un pincel, quienes han esbozado un gesto en el aire o han esculpido la roca, o aquellos que han decidido hilvanar un discurso, todo ellos han soñado al inicio con el resultado perfecto, con la obra ideal que habría de ajustarse a sus anhelos e intenciones. Pero el camino, lo saben, es tortuoso y el proceso es cambiante.
Ahí están las dudas y las vacilaciones. Ahí surgen la demora, la digresión y el retardo; la imposibilidad o el arrepentimiento; la imprevisión o el azar; las ataduras o las repeticiones. Todo se sitúa, tal vez, entre el grito y el callar. La voluntad de permanencia y el deseo de duración se encuentran frente a frente con el temblor de la mano, y es entonces cuando acechan el hastío, la desilusión, la renuncia o el abandono; incluso, la aniquilación, la destrucción o el borrado. Sea como fuere, es preciso, dicen, seguir pese a la imposibilidad, porque incluso en la putrefacción hay fermentación y hay vida y día logrado.
Estas Variaciones no son sino una personal lectura de algunas de las muchas reflexiones que sobre la imposibilidad del terminar se han escrito, conformando un trenzado de historias que, como la vida, habrán de quedar inconclusas.
PÁGINAS DEL LIBRO
CUALQUIER PROMESA DE TOTALIDAD puede traer aparejada consigo otra promesa, no menos atractiva y tentadora, de destrucción. Aun con todo, sumergirse en esa totalidad es fascinante. La incertidumbre ante lo que se desconoce sobrecoge tanto como atrae. Frente a una empresa tal, la posibilidad del fracaso, el naufragio, ni tan siquiera se contempla. La más que probable vanidad y el carácter efímero de los proyectos humanos quedan varados a la orilla. Pero no hay que olvidar que somos, en esto, viaje, flujo que nos arrastra de un lado para otro de esa anhelada totalidad. Y así, el naufragio se nos presenta como posibilidad ante la infinitud, porque necesita, para ser tal, de lo líquido, de lo que fluye, de ese movimiento que es viaje que se pretende perpetuo. Como también necesita de nuestra debilidad frente a lo ilimitado. La misma pasión que nos impulsa es la misma que puede hundirnos. Y al comienzo de todo, el caos y la sombra. Como, probablemente, al final, el abismo.
Lo que existe no tiene que existir necesariamente. Y todo lo que surge está condenado a su desaparición. Tal amenaza, nos dice Hans Blumenberg, se transforma en la esperanza de que aquello que carece de sentido, una vez destruido, dejará surgir lo que sólo entonces se revelará como dotado de sentido. Así que, entretanto, no nos queda sino mantenernos en la espera, como el Virgilio de Hermann Broch. Y en esa espera surge el poema, esa escritura del naufragio de la que habla Mallarmé.