Ficha técnica
Título: Tiempo del corazón. Correspondencia | Autores: Ingeborg Bachman y Paul Celan | Traducción: Griselda Mársico y Horacio Zabaljáuregui | Editorial: Fondo de Cultura Económica | Colección: Tezontle | Género: Cartas | ISBN: 978-950-557-906-8 | Páginas: 496 | Formato: 14 x 21 cm.| Encuadernación: Rústica| PVP: 32,00 € | Publicación: 2012
Tiempo del corazón. Correspondencia
Paul Celan y Ingeborg Bachman
Ingeborg Bachmann y Paul Celan, los dos poetas en lengua alemana más importantes de la segunda mitad del siglo XX, se encuentran en la primavera de Viena en 1948. Pocos días después de conocerse, Paul Celan le dedica el poema «En Egipto», con el que inaugura un diálogo epistolar íntimo y apasionado que se extiende durante más de quince años. La correspondencia y los encuentros personales se interrumpen cuando las crisis psíquicas del poeta se agudizan, a fines de 1961 (hay una última carta de Celan de 1967). La relación entre ellos fue amorosa e intelectual y condensó las preocupaciones históricas y literarias más dramáticas y urgentes de la Europa de la segunda posguerra.
Las casi doscientas cartas reunidas en Tiempo del corazón permiten reconocer, en el tono confesional de lo epistolar, las tensiones con la propia escritura, las reflexiones sobre la literatura, el desasosiego y los temores con respecto a la época, la relación con otros escritores y con los críticos, y, también, las distancias, los desencuentros y los silencios. En todas ellas hay un trasfondo: la lucha por confiar en el lenguaje y alcanzar la palabra, y el esfuerzo de ambos por mantener algún tipo de relación a lo largo de los años.
Tiempo del corazón es el testimonio del diálogo de un amor después de Auschwitz y de los esfuerzos de una generación que quedó solitaria y en estado de alarma. El volumen incluye además las correspondencias entre Ingeborg Bachmann y Gisèle Celan-Lestrange y entre Paul Celan y Max Frisch.
¿Pero somos solamente los soñados? ¿Y no es que siempre ha tenido lugar un agregado, que estamos ya desesperados en la vida, también ahora, cuando nos parece que lo importante sería dar un paso, hacia afuera, hacia el otro lado, juntos? De Ingeborg Bachmann a Paul Celan, carta del 28 de octubre de 1957.
Piensa en «En Egipto». Cuantas veces lo leo, te veo ingresar a ese poema: Eres la razón de vida, también porque eres y seguirás siendo lo que justifica mi palabra. […] Pero no es eso solamente, la palabra. También quería estar mudo contigo. De Paul Celan a Ingeborg Bachmann, carta del 31 de octubre de 1957.
CORRESPONDENCIA
INGEBORG BACHMANN – PAUL CELAN
1 Paul Celan a Ingeborg Bachmann, poema y dedicatoria en un libro de cuadros de Matisse, Viena, 24 (?) de junio de 1948
En Egipto*
Para Ingeborg
Le dirás al ojo de la extraña: ¡Sé el agua!
Las buscarás, en el ojo de la extraña, a las que sabes en el agua.
Las llamarás para que salgan del agua: ¡Ruth! ¡Noemí! ¡Miriam!
Las adornarás cuando duermas con la extraña.
Las adornarás con el pelo de nubes de la extraña.
Les dirás a Ruth, a Miriam y Noemí:
¡Miren, duermo con ella!
La adornarás más bella que a ninguna, a la extraña que tienes a tu lado.
La adornarás con el dolor por Ruth, por Miriam y Noemí.
Le dirás a la extraña:
¡Mira, dormí con ellas!
Viena, 23 de mayo de 1948.
12 CORRESPONDENCIA
Para la escrupulosamente exacta,
22 años después de su nacimiento,
El escrupulosamente inexacto
2 Ingeborg Bachmann a Paul Celan, Viena, Navidad de 1948, no enviada
Navidad de 1948.
¡Querido, querido Paul!
Ayer y hoy pensé mucho en ti, en nosotros, si quieres. No te escribo para que vuelvas a escribirme, sino porque en este momento me da alegría y porque quiero. También tenía pensado encontrarme contigo en estos días en alguna parte en París, pero luego mi tonta y vana conciencia del deber me retuvo aquí, y me quedé. ¿Qué querrá decir: en alguna parte en París? No tengo idea, pero de algún modo seguramente hubiera sido lindo.
Hace tres meses, de pronto alguien me regaló tu libro de poemas. No sabía que había salido. Fue tan… el piso parecía tan liviano, como si fl otara, y la mano me tembló un poquito, apenas, apenas. Y después no pasó nada más durante bastante tiempo. Hace unas semanas se corrió el rumor en Viena de que los Jené se habían ido a París. Y entonces yo también me fui de viaje con ellos.
Sigo sin saber qué significó la primavera pasada. (Ya sabes que siempre quiero saber todo con absoluta exactitud.) Linda primavera; y los poemas, y el poema que hicimos juntos.