Ficha técnica
Título: ¿Son de alguna utilidad los cuñados?. Todo Azcona en La Codorniz. Volumen II: (1956-1958) | Autor: Rafael Azcona | Editorial: Pepitas de Calabaza | Colección: Pepitas & Pimentel | Formato: 15x 222 cm | Páginas: 508 | Encuadernación: Cartoné con camisa | ISBN: 978-84-15862-29-1| Precio: 30 euros
¿Son de alguna utilidad los cuñados?
Rafael Azcona
Entre 1952 y 1958, es decir en el periodo que transcurre entre su marcha de Logroño y sus comienzos como trabajador de la industria cinematográfica, Rafael Azcona colaboró en diversas y variopintas publicaciones, pero lo hizo principalmente en La Codorniz, de cuyo equipo de redacción llegó a formar parte durante un tiempo.
Con el fin de recuperar su obra «perdida» y de ofrecer a los lectores no solo una extensa muestra del talento humorístico de Azcona sino también un retrato coral de la sociedad española de los años cincuenta, Pepitas de Calabaza ha reunido en tres volúmenes todas las colaboraciones firmadas (con su propio nombre o bajo seudónimo) que publicó en la que fuera «La revista más audaz para el lector más inteligente».
Estas aportaciones, contemporáneas de sus obras más celebradas (El pisito; Los muertos no se tocan, nene; Los ilusos, etcétera), no son simplemente las creaciones de un joven desbordado de talento que huye de mediocridad provinciana para ganarse la vida como escritor, sino que son también el humus -muy enriquecido- de sus posteriores aportaciones tanto cinematográficas como literarias.
Además de los textos, la editorial publica la mayor parte de su obra como dibujante de chistes y viñetas, y entre ellas las que en su tiempo fueron todo un fenómeno editorial: el Repelente Niño Vicente.
Un humor delicado y cáustico a la vez electriza estas obras, en las que Azcona construye en ocasiones un mundo al revés -siempre gamberro y siempre amable- a la par que comparte con el lector sus divertidas obsesiones: Un humor, en el que se hacen patentes las lecturas de Jonathan Swift y de otros clásicos de la irreverencia, y que le permite asomarse a la realidad y, acompañado de una mirada incrédula y única, descubrir el deslumbrante brillo de una sociedad completamente gris.
Vida nueva
Ya se sabe: Año nuevo, vida nueva. Nosotros, ilusionados y optimistas, hemos imaginado para usted y para los amigos de usted un nuevo año lleno de felicidades y todo eso. ¡Hala, créase usted con nosotros que 1956 nos va a traer todo esto, y verá qué bien lo pasa, simpática!
En 1956 todos podremos hablar por teléfono con la evidente alegría que lo hace ese señor, pues la Telefónica atenderá todas las demandas, borrará de su léxico la palabra «demora» y conseguirá que oigamos perfectamente a las señoritas que nos llamen de Barcelona.
En este año que ahora estrenamos no veremos expresiones como esta en ninguno de los ciudadanos consagrados al servicio del público. Todo serán sonrisas y amabilidades, y, además, hasta las pólizas serán más baratas.
En este mismo mes de enero llegarán centenares de autobuses, tranvías, taxis y demás familia, y podremos ir a Carabanchel tan cómodamente que no tendremos más remedio que ovacionar -cada vez que nos los encontremos por la calle- a los ediles y a sus subalternos.
El año que empieza ahora va a ser pródigo en agua. Como además lloverá por encima de los embalses, podremos abrir el grifo y encender la luz siempre que nos apetezca, con la seguridad de que saldrá el chorrito y nos deslumbrará la lámpara.
¡Nunca más presenciaremos este espectáculo! Gracias a un invento de aúpa, se ensancharán nuestras calles, se reproducirán las carreteras, les entrará a los conductores la sensatez en la cabeza y, entristecidos por no poder poner multas, se jubilarán los guardias.
1956, además de todo esto y de otras muchas cosas que no caben aquí, nos traerá también, con sus nuevas posibilidades para ejercer el derecho a vivir tranquilamente, esta maravillosa perspectiva: ¡viviendas a troche y moche sin traspasos, sin más banco y sin complicaciones!
Prof. Azconovan
N.o 737, 1-1-1956