Ficha técnica
Título: Siete cuentos japoneses | Autor: Junichiro Tanizaki | Traducción: Ryukichi Terao y Ednodio Quintero | Editorial: Atalanta | Colección: Ars brevis, 109 | Formato: 14 x 22 cm. | Presentación: Rústica | Fecha: 2017 | Páginas: 260 | ISBN: 978-84-946136-2-3 | Precio: 21 euros |
Siete cuentos japoneses
Junichiro Tanizaki
La refinada sensualidad, la subversiva idea del deseo, la sutil concepción de la belleza y el permanente contraste entre tradición y modernidad se condensan de forma proverbial en esta selección de relatos. En estos siete cuentos, elegidos entre una vasta producción y ordenados cronológicamente, el lector percibirá la evolución de la narrativa breve de Tanizaki, desde su fascinación inicial por Occidente a la exaltación de los valores de la tradición japonesa.
La diversidad del mundo narrativo de Tanizaki queda reflejada en relatos como «El bufón», un divertido retablo del Japón de los albores del siglo pasado. En «El espía alemán» podemos rastrear la experiencia del propio Junichiro y su encantamiento juvenil con lo extranjero sobre lo japonés. La espiritualidad que ilumina «Los dos novicios» supone un destello casi único entre los cuentos de Tanizaki, que muestra su versatilidad en «En el camino», un relato de corte detectivesco, o regresa a sus obsesiones eróticas en el cuento «Los pies de Fumiko», paradigma de la magistral capacidad del autor para cantar la belleza femenina. El edípico «Nostalgia de mi madre» y el aleccionador vodevil de «Los techos rojos» cierran esta selección, en la que Tanizaki demuestra una vez más por qué es uno de los grandes maestros de la literatura japonesa contemporánea, admirado por figuras como Yukio Mishima o Henry Miller.
Prólogo
Elogio de Tanizaki
I
Junichiro Tanizaki nace el 24 de julio de 1886 en Nihonbashi, un distrito comercial cercano a la bahía de Tokio, dentro de una familia muy tradicional, ligada a las expresiones culturales de su clase, como el teatro, la literatura y el ukiyo-e (conjunto de representaciones gráficas, dibujos y grabados de origen japonés que ilustraban escenas de la vida cotidiana, geishas, actores, luchadores de sumo y paisajes; algunas de estas imágenes pertenecían al género del shunga, con un alto contenido erótico). Nihonbashi fue durante varios siglos un importante centro del ukiyo-e, y de hecho la familia de Tanizaki se relacionaba directamente con esta actividad, ya que poseía una imprenta fundada por el abuelo. Por otro lado, la vida nocturna de este elegante distrito era agitada y bulliciosa. El niño Junichiro creció en un ambiente de prosperidad, consentido por su abuelo, y aprendió los valores de la tradición. Muy pronto se aficionó al teatro, que frecuentaba en compañía de su madre. Y desde muy temprano manifestó su predilección por la literatura, encontrando en su entorno el ambiente propicio para el desarrollo de su vocación. Luego vinieron malos tiempos para la economía del hogar y la familia Tanizaki tuvo que mudarse a un barrio más modesto.
La ruina familiar obliga a Tanizaki a ocuparse de trabajos menores como empleado de un rico comerciante, lo que le permite financiar sus estudios secundarios, y más tarde incluso se ve en la necesidad de permanecer oculto para huir de sus acreedores. Al mejorar su situación, emprende estudios de literatura japonesa en la prestigiosa Universidad Imperial de Tokio, que después abandona, al negarse, en un acto de rebeldía, a pagar la matrícula. Durante esos años se consagra a la vida bohemia en una ciudad cosmopolita que ofrecía muchas oportunidades de diversión. De esas experiencias en la nocturnidad alegre de Tokio nacen muchos de sus relatos breves, de los cuales «Una flor azul» («Aoi hana», 1922) es uno de los más representativos.