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Ficha técnica

Título: La muerte del corazón | Autora: Elizabeth Bowen | Editorial: Impedimenta | ISBN: 978-84-15130-38-3 | Encuad: Rustica | Formato: 14 x 21 cm | Páginas: 406 | PVP: 23,95 euros

La muerte del corazón

Elizabeth Bowen

IMPEDIMENTA

 

Elizabeth Bowen es la más brillante sucesora del grupo de Bloomsbury. En su literatura se encuentra el nexo que vincula a Virginia Woolf con Iris Murdoch y Muriel Spark.

Publicada en 1938, y considerada una de las 100 mejores novelas del siglo XX por la revista Time, La muerte del corazón es la obra más perfecta de Elizabeth Bowen, una autora que ha sido comparada con escritores de la talla de Virginia Woolf, E. M. Forster y Henry James. Ambientada en el Londres de entreguerras, la novela narra la historia de Portia Quayne, una huérfana de dieciséis años, que, tras la muerte de su madre, es acogida por su medio hermano Thomas y por la mujer de este, Anna, que llevan una vida lujosa aunque emocionalmente estéril. Portia, quien hace gala de una extraordinaria capacidad de observación, se siente perdida en este nuevo mundo de vana falsedad y ostentación y, en su necesidad de hallar una referencia afectiva, poco a poco se irá enamorando de Eddie, un joven irreflexivo y alocado que mantiene una extraña relación con Anna.

 

 

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El hielo de esa mañana, apenas una frágil costra, se había quebrado y flotaba en pedazos. Los pequeños bloques chocaban o se separaban formando unos canales de agua oscura por los que unos cisnes nadaban con lenta indignación. Las islas se recortaban en el crepúsculo sombrío, boscoso, helado: eran las tres o las cuatro de la tarde. Una especie de hálito de arcilla, procedente de la ciudad que se erguía más allá del parque, se condensaba enturbiando el aire; tras esa atmósfera impura, los árboles alzaban frígidamente sus copas alrededor del lago. El metálico frío de enero comprimía el cielo y el paisaje; el cielo estaba cerrado al sol, pero los cisnes, los filosos bloques de hielo y las pálidas y retraídas terrazas de tiempos de la Regencia poseían un lustre sobrenatural, como si el frío fuera luz. Siempre ha habido algo trascendente en el momento cumbre del invierno. En este caso, los pasos resonaban en los puentes y retumbaban a lo largo de las paredes oscuras. El clima no iba a cambiar; por la noche helaría.
Sobre un pequeño puente peatonal tendido entre la tierra firme y una de las tantas islas, un hombre y una mujer charlaban de pie, apoyados en la barandilla. En medio del intenso frío, que obligaba a todos a apresurar el paso, ellos habían optado por esta larga pausa poco menos que veraniega. La absorta inmovilidad de la pareja podía dar a entender que eran amantes, pero sus codos se hallaban, en realidad, separados por varios centímetros; el hombre y la mujer no se aferraban con las manos, sino mediante las palabras que intercambiaban.
Los abrigos gruesos conferían a sus siluetas el aspecto asexuado y rígido de las piezas de ajedrez. Parecían dos personas acaudaladas y sus cuerpos, al cobijo de las convenientes protecciones de paño y piel, gozaban de un calor continuo; el frío, tan solo lo veían o, a lo sumo, lo sentían en sus extremidades. De vez en cuando, él golpeaba con un pie en el puente o ella se llevaba su manguito a la cara. El hielo desfilaba por el canal justo por debajo del puente, de modo que, mientras hablaban, sus reflejos se quebraban sin cesar.

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Elizabeth Bowen

Elizabeth Bowen nació en Dublín el 7 de junio de 1899. Cuando su padre empezó a padecer problemas mentales, en 1907, Elizabeth y su madre se mudaron a Inglaterra.Tras la muerte de su madre en 1912, se trasladó a Londres, a casa de sus tíos. Cursó estudios de arte, pero pronto se percató de que su talento residía en la escritura. Se unió entonces al círculo de Bloomsbury, donde hizo amistad con Rose Macaulay, quien la ayudó a encontrar editorial para su primer libro: Encounters (1923), una colección de relatos breves. A pesar de estar casada desde 1923 con Alan Cameron (con quien apenas tuvo trato físico), Bowen mantuvo varias relaciones extramatrimoniales, incluyendo una con el escritor irlandés Seán Ó Faoláin y otra con la poeta estadounidense May Sarton. Tras la publicación de su novela Al norte (1932), el matrimonio se mudó al número 2 de Clarence Terrace, cerca de Regent's Park, donde Bowen escribiría Una casa en París (1935) y la que está considerada su obra maestra, La muerte del corazón (1938). En 1937 pasó a ser miembro de la Irish Academy of Letters. Durante la guerra y en los años inmediatamente posteriores, Bowen escribió varias novelas que retrataban el Londres asediado por las bombas y la pobreza, entre las que destaca El calor del día (1949, próximamente en Impedimenta). En 1948 fue nombrada Comandante de la Orden del Imperio Británico. Tras la jubilación de su marido en 1952, el matrimonio se mudó a la propiedad familiar de Bowen's Court, en el condado irlandés de Cork. Allí fueron anfitriones de escritores de la talla de Eudora Welty, Virginia Woolf, Carson McCullers o Iris Murdoch. El matrimonio, sin embargo, pasaba por estrecheces económicas, y Bowen se vio obligada a sobrevivir dando conferencias en Estados Unidos. En 1959 tuvo que vender su casa, que sería demolida en 1960. En 1969, ganó el James Tait Black Memorial Prize por su novela Eva Trout, obra que fue seleccionada en 1970 para el Booker Prize. Elizabeth Bowen murió de cáncer de pulmón en 1973, en un hospital de Londres. Tenía 73 años. La enterraron junto a su marido, a las puertas de la iglesia de St. Colman, en Farahy, condado de Cork. Está considerada una de las más importantes narradoras en lengua inglesa del siglo XX.

Obras asociadas
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