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Ficha técnica

Título: La Cábala | Autor: Thornton Wilder | Traducción: Enrique Maldonado Roldán | Editorial: Automática  |ISBN: 978-84-15509-21-9 |Páginas: 176 | Precio: 17,00 euros

La Cábala

Thornton Wilder

AUTOMÁTICA

La fastuosa aunque frágil Roma de entreguerras es el escenario en el que un joven estudiante estadounidense entra en contacto con La Cábala, una misteriosa y excéntrica sociedad secreta compuesta por miembros de la alta aristocracia, adinerados intelectuales e incluso representantes del clero, en cuyas vidas se verá involucrado para ser testigo de su último esplendor. La carrera literaria de Thornton Wilder arrancó en 1926 con esta primera novela en la que ya hace gala del impecable estilo que pronto lo convertiría en uno de los más reconocidos narradores de su época.  

Los integrantes de este selecto grupo no solo son inmensamente ricos, sino que además cada uno posee un talento especial en algún área específica, y son todas estas destrezas combinadas las que otorgan al grupo un poder inmenso sobre las fuerzas culturales, políticas y sociales del momento.

Independientemente de dónde sucedan las novelas de Wilder, sus personajes siempre lidian con cuestiones fundamentales de la existencia humana. En La Cábala, el autor muestra ya su profundo amor por el mundo clásico. «Samuele», mitad perrito faldero y mitad emisario de este mausoleo en declive, va presentando a las diversas figuras que conforman este grupo al mismo tiempo poderoso, caprichoso, ridículo y vulnerable: Mademoiselle de Mortfontaine aboga ardientemente por la reinstauración del derecho divino de los reyes, pero al mismo tiempo demuestra estar en posesión de una fe muy infantil; la princesa de Espoli se empeña en un destino que la convierte en un pozo infinito de frivolidad desconsolada…

La novela supone un estudio de personajes vívidamente retratados como los últimos representantes de los dioses de la Antigua Roma.

Con La Cábala empecé a sospechar que el amor es suficiente para armonizar las dificultades de la vida, afirmó Thornton Wilder. Se trata de una canción de amor hacia estos individuos cuyo misterio es proporcional a su riqueza (aunque Mercurio, el mensajero de los dioses, posiblemente el propio «Samuele», es también el mensajero de los muertos, por lo que esta obra se convierte en un réquiem para un mundo que no será capaz de sobrevivir las consecuencias de la Gran Guerra). 

PRIMEROS ENCUENTROS

El tren que me llevó por primera vez a Roma llegaba con retraso y estaba abarrotado de pasajeros ateridos. Se habían producido varios parones inexplicables en pleno campo y la madrugada nos encontró aún desplazándonos lentamente a lo largo de la Campaña1 hacia las nubes tenuemente coloridas que colgaban sobre Roma. Cada cierto tiempo nos deteníamos en andenes donde incandescentes farolillos iluminaban momentáneamente algún espléndido rostro moldeado por el clima. La oscuridad rodeaba estos apeaderos, permitiendo únicamente percibir los primeros metros de alguna carretera y los borrosos contornos de la cresta de alguna montaña. Era el país de Virgilio y soplaba un viento que parecía elevarse desde los campos y descender sobre nosotros en un largo suspiro virgiliano, puesto que la tierra que ha inspirado sentimientos en el poeta, finalmente termina por recibirlos de este.

     El tren viajaba sobrecargado debido a que algunos turistas habían descubierto el día anterior que los mendigos de Nápoles olían a ácido carbónico. Llegaron inmediatamente a la conclusión de que las autoridades habían detectado uno o dos casos de cólera y estaban desinfectando los bajos fondos con un sistema de baños obligatorios. El aire de Nápoles genera leyendas. En el repentino éxodo, los billetes con destino a Roma se hicieron imposibles de obtener y los turistas de primera clase viajaron en tercera, mientras que los vagones de primera fueron ocupados por un conjunto variopinto de personas. 

     Hacía frío en nuestro vagón. Nos sentamos con los abrigos puestos y meditamos, con los ojos vidriosos por la resignación o la furia. En un compartimento, un grupo, seleccionado de entre esa raza que es la que más viaja y la que menos placer obtiene de ello, comentaba sin descanso la mala calidad de los hoteles; las señoras permanecían sentadas con las faldas enrolladas en torno a los tobillos para desincentivar las incursiones de las pulgas piernas arriba. Frente a ellas se desparramaban tres ítalo-estadounidenses que regresaban a sus hogares en algún pueblo de los Apeninos tras veinte años de negociar fruta y joyas en la sección norte de Broadway. Habían invertido sus ahorros en los diamantes que cubrían sus dedos; sus ojos, anticipando la reunión familiar, brillaban tanto como las piedras preciosas. Era posible prever los rostros atónitos de sus padres, incapaces de comprender el cambio mediante el que sus hijos habían perdido la calidez que la tierra italiana confiere a sus más humildes hijos, percibiendo únicamente que habían regresado con facciones protuberantes, utilizando un lenguaje bárbaro y desprovistos para siempre de la aguda intuición psicológica de su raza. Esperaban a los recién llegados muchas noches desconcertadas y sin sueño sobre el suelo de tierra apisonada del hogar materno y entre los murmullos de las gallinas.

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Thornton Wilder

Thornton Wilder (Wisconsin, 1897 - Connecticut, 1975) es uno de los más destacados y aclamados escritores estadounidenses del s.XX. Su obra profundiza tanto en los aspectos más comunes de la vida cotidiana como en aquellos más trascendentales. Poco después de finalizar sus estudios en Yale y Princeton, da comienzo su carrera literaria con La Cábala (1926), a la que seguirán El puente de San Luis Rey (1927), ganadora del Premio Pulitzer, Nuestra Ciudad (1938), por la que obtuvo el Pulitzer de Teatro, premio que volvería a ganar en 1942 con La piel de nuestros dientes. Con El octavo día (1967) recibiría el Premio Nacional del Libro. Entre sus obras encontramos también títulos tan destacados como Los idus de Marzo, Theophilus North o La Casamentera. Wilder combatió en la Primera y Segunda Guerra Mundial y ejerció de profesor en las Universidades de Chicago y Harvard.

Obras asociadas
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