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Ficha técnica

Título: Juan Belmonte, matador de toros | Autor: Manuel Chaves Nogales | Prólogo: Felipe Benítez Reyes | Editorial: Libros del Asteroide | Fecha de publicación: 23 de febrero de 2009 | ISBN: 978-84- 936597-9-0 | Precio: 17.95 € | Páginas: 376 (6 fotografías) | Tamaño: 20 x 12,5 cm

Juan Belmonte, matador de toros

Manuel Chaves Nogales

LIBROS DEL ASTEROIDE 

 

Juan Belmonte, matador de toros es una de las mejores biografías escritas en España durante el siglo XX. Su autor, Chaves Nogales, había conocido a Belmonte poco tiempo antes de la publicación del libro y aunque no era aficionado a los toros congeniaron enseguida. La calidad humana del personaje, su espíritu de superación y su talante conciliador, raro en la crispada sociedad española de la época, fueron algunas de las cualidades que atrajeron al autor y que le animaron a escribir una biografía del famoso torero.

En la narración, las voces de biógrafo y biografiado se mezclan sin que se sepa donde empieza a hablar uno y dónde acaba el otro, y fruto de este genial planteamiento los recuerdos de Belmonte se suceden con asombrosa naturalidad: su infancia sevillana, los años de durísimo aprendizaje, el pintoresquismo de los círculos taurinos y literarios, la fama, su rivalidad con Joselito…

Juan Belmonte, matador de toros es el testimonio agudo y fiel de una época, una obra maestra fruto del encuentro entre dos personas extraordinarias: Juan Belmonte, fundador del toreo moderno, y Manuel Chaves Nogales, uno de los periodistas españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX.

 

CAPÍTULO 1

Un niño en una calle de Sevilla

Juan es un niño atónito, que cuando asoma por las tardes al portal de su casa con el babadero recosido y limpio, llevando en las manecitas la onza de chocolate y el canto de pan moreno que le han dado para merendar y contempla el abigarrado aspecto de la calle desde la penumbra del zaguán, se siente sobrecogido por el espectáculo del mundo, y se queda allí un momento asustado, sin decidirse a saltar al arroyo. Cuando, al fin, se lanza a la aventura de la calle, lo hace tímidamente, pegándose a las paredes, con la cabeza gacha, la mirada al sesgo, callado, paradito, atónito.

Juan es muy poquita cosa, y la calle, en cambio, es demasiado grande, tumultuosa y varia. Es una calle tan grande y tan varia como el mundo. Juan no lo sabe pero la verdad es que lo que él quisiera, callejear libremente, ser amo de la calle, es tan difícil como ser amo del mundo. Los niños que no se asustan en una calle como aquélla y a fuerza de heroísmo la dominan, podrán dominar el mundo cualquier día. En todo el mundo no hay más de lo que hay en aquella calle de Juan; ni más con fusión, ni peores enemigos, ni peligros más ciertos.

Vive Juan en una casa de la calle Ancha de la Feria -la casa señalada con el número 72-, en la que ha nacido. Nacer en la calle Ancha de la Feria y encararse con la humanidad que hierve en ella apenas se ha cansado uno de andar a gatas y se ha levantado de manos para afrontar la vida a pecho descubierto, es una empresa heroica, que imprime carácter y tiene una importancia extraordinaria para el resto de la vida, porque súbitamente la calle ha dado al neófito una síntesis perfecta del Universo. Los sevillanos, que son muy vanidosos, advierten la importancia que tiene esto de haber nacido en la calle Ancha de la Feria y lo exaltan.

Es algo tan decisivo como debió serlo el nacer en el Ática o entre los bárbaros. Lo que no saben los sevillanos -y si se les dijese no lo creerían – es que tan importante como haber nacido en la calle Ancha de la Feria es nacer en cualquiera de las quince o veinte calles semejantes -no son más-que hay por el mundo. Calles así las hay en París, en los alrededores de Les Halles, en cuatro o cinco ciudades de Italia, sobre todo en Nápoles, y aun en Moscú, allá por el mercado de Smolensk. Hasta quince o veinte en el vasto mundo. Aunque los sevillanos no quieran creerlo.

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Manuel Chaves Nogales

Manuel Chaves Nogales (1897-1944) nació en Sevilla. Se inició muy joven en el oficio de periodista, primero en su ciudad natal y más tarde en Madrid. Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cenit profesional escribiendo reportajes para los principales periódicos de la época, y ejerciendo, desde 1931, como director de Ahora, diario afín a Manuel Azaña de quien Chaves era reconocido partidario.   Al estallar la guerra civil se pone al servicio de la República y sigue trabajando como periodista hasta que el gobierno abandona definitivamente Madrid, momento en el que decide exilarse en Francia. La llegada de los nazis, que describiría magistralmente en el ensayo La agonía de Francia, le obligó a huir a Londres, donde falleció a los 47 años.

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