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Ficha técnica

Título: La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja | Autor: Manuel Chaves Nogales |Editorial: Libros del Asteroide | PVP: 18,95 euros | ISBN: 978-84-92663-61-3 | Tamaño: 12,5 x 20 cm | Páginas: 288

La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja

Manuel Chaves Nogales

LIBROS DEL ASTEROIDE

 

En agosto de 1928, Manuel Chaves se embarca en un viaje en avión por Europa con la finalidad de escribir una serie de reportajes para el periódico del que es redactor jefe, Heraldo de Madrid. De Madrid a Bakú, pasando por Berlín y Leningrado: del Mediterráneo al Caspio.
Chaves fue pionero en utilizar los adelantos técnicos de la época, como el avión, para ofrecer a sus lectores testimonios de primera mano sobre la situación política y social de algunos de los principales países europeos.
En 1929, Chaves ampliaría el material publicado en Heraldo, restauraría las partes que habían sido censuradas y lo publicaría en forma de libro con el título de La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja. El subtítulo estaba plenamente justificado: más de la mitad del volumen está dedicado a su periplo ruso, que había aprovechado para familiarizarse con las condiciones de vida del pueblo ruso bajo el régimen bolchevique y para entrevistarse con personajes como Ramón Casanellas, el asesino de Eduardo Dato.
Las páginas de este libro tienen ya la brillantez de quien se convertiría en el más destacado periodista español del siglo XX.

 

 

 Prospecto

 

Este libro, de naturaleza exclusivamente periodística, no aumentará en nada el acervo de la cultura contemporánea; no hay en él ni una idea nueva, ni nada que no se haya dicho antes por gentes autorizadas que utilizan prudentes y copiosas palabras. Sólo contiene noticias que procura divulgar fácilmente por la virtud prodigiosa de unas palabras, eficaces más que sabias. Es un libro periodístico: el traslado al volumen de la técnica del periódico. El autor, periodista, se ejercita en la técnica para la que se cree más apto, y acepta satisfecho las limitaciones que le impone su oficio, ese oficio que Trotsky llamó, certera y despiadadamente, oficio de «desnatadores de cultura».
Pero esta declaración de límites y petición de fuero exige unas aclaraciones imprescindibles aquí en España, donde todo es ilimitado y desaforado y donde casi nadie sabe su oficio. Esto de obra periodística, al no profesional, y aun a muchos profesionales, se les alcanza difícilmente. Para la gente, hay sólo el literato o el científico que escribe en los periódicos al que se respeta -se entiende por respetar el no leer-, y el antiliterato o anticientífico, es decir, el reportero, una especie de agente
iletrado que acarrea noticias. Ésta es opinión, no sólo del vulgo, sino de hombres como Baroja, que establecía aquella injusta división de «periodistas de mesa» y «periodistas de patas». Esto acaso fue cierto en el periodismo del siglo pasado, cuando los campos no estaban deslindados como hoy y en las redacciones había unos tipos de literatoides o politicoides que querían ser académicos o directores generales sin fuerzas para ello y que navegaban al socaire del periódico, asistidos por unos pobres diablos menesterosos que les llenaban las hojas, aportando noticias redactadas con una prosa auténticamente vil que se retribuía con setenta y cinco pesetas de sueldo al mes y una especie de patente de corso. El periodismo no es esto. Parece mentira que aún sea necesario decirlo. Pero todavía, cuando se habla de
virtudes periodísticas, la gente que es incapaz de aquilatarlas, piensa en virtudes embozadamente literarias, científicas o filosóficas. Y no es eso. 

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Manuel Chaves Nogales

Manuel Chaves Nogales (1897-1944) nació en Sevilla. Se inició muy joven en el oficio de periodista, primero en su ciudad natal y más tarde en Madrid. Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cenit profesional escribiendo reportajes para los principales periódicos de la época, y ejerciendo, desde 1931, como director de Ahora, diario afín a Manuel Azaña de quien Chaves era reconocido partidario.   Al estallar la guerra civil se pone al servicio de la República y sigue trabajando como periodista hasta que el gobierno abandona definitivamente Madrid, momento en el que decide exilarse en Francia. La llegada de los nazis, que describiría magistralmente en el ensayo La agonía de Francia, le obligó a huir a Londres, donde falleció a los 47 años.

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