
Ficha técnica
Título: El mar interior | Autor: Philip Hoare | Traducción: Joan Eloi Roca | Editorial: Ático en los libros | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-939720-0-4 | Páginas: 336 | Formato: 15 x 23 cm.| Encuadernación: Rústica con solapas | Precio: 22,50 euros
El mar interior
Philip Hoare
La nueva obra del autor de Leviatán o la ballena
El mar nos rodea. Nos da vida, nos proporciona el aire que respiramos y la comida que ingerimos. Es el origen de nuestra existencia y transporta nuestro comercio. Representa el hogar y la migración, es cambio incesante y presencia constante. Ocupa dos terceras partes de nuestro planeta. Y a pesar de estar presente en nuestras vidas diarias, apenas le damos importancia.
En El mar interior, Philip Hoare nos propone redescubrir el mar, sus islas, aves y bestias. Navegando entre la historia humana y natural, entre la ciencia y el mito, Hoare construye su relato del mar. Por el camino conoceremos a personajes espectaculares, desde científicos y artistas excéntricos hasta guerreros tatuados, pasando por cuervos, ballenas y extrañas criaturas que podrían, o no, haberse extinguido.
Parte biografía, parte guía de viajes fantástica, El mar interior nos acompaña en un asombroso viaje de descubrimiento, repleto de asombrosas historias sobre la fe y el miedo, la tierra y la destrucción, la mortalidad y la belleza. Pero ante todo, es una historia sobre la naturaleza y el mar que todos llevamos dentro.
«Este collage de biografía, historia cultural y guía de viajes revela la extrañeza y la belleza del océano». THE GUARDIAN
«Lleno de extrañas delicias, El mar interior es una especie de cajón de sastre. Pero qué cajón. ¡Y qué sastre!» DAILY MAIL
«Los amantes del mar, la orilla y la miríada de animales que habitan tanto dentro como fuera del océano, disfrutarán de esta maravillosa lectura, al menos hasta que vuelva a subir la marea». SCOTLAND ON SUNDAY
«El mar interior tiene una visión más amplia hacia la naturaleza que Leviatán, pero la manera en la que Hoare nos habla de los cuervos y los monos consigue siempre remitirse a los cetáceos. La suya es una profunda y lírica historia de amor». THE OBSERVER
Con Leviatán o la ballena, Philip Hoare ganó el prestigioso premio Samuel Johnson al mejor libro de no ficción en 2009 y conquistó al público castellano, que convirtieron su ensayo sobre Melville, Moby Dick y la historia cultural de las ballenas en un gran éxito de crítica y lectores.
El mar interior
El mero hecho de estar vivo es, desde luego, más que suficiente aventura en un mundo como éste, tan errático e inconexo; tan adorable y tan extraño y misterioso y profundo. Y, en cualquier caso, es una pena permanecer en él medio muerto.
Walter de la Mare, Islas desiertas, 1930
Los barrios residenciales se deslizan veloces a lo largo de una cadena de estaciones desiertas en las que flotan voces incorpóreas desde altavoces ocultos. Los abedules marchan junto a la vía, relucientes como si estuvieran envueltos en papel de plata. En las ramas de los sicomoros se agitan bolsas de plástico. El tren avanza. Hay un tejón muerto entre los raíles; un zorro emerge de los matorrales. A pesar de las sillas rotas y de los colchones en descomposición arrojados sobre los muros y las vallas metálicas, si desapareciéramos la naturaleza tardaría sólo unas pocas semanas en reconquistarlo todo.
Desde que viví allí, salir de Londres me parece una especie de evasión. La ciudad me asustaba y me entusiasmaba al mismo tiempo, con sus calles y callejones en los que podría perderme, sus barrios sin alma alrededor de su oscuro corazón, sus avenidas retorcidas como los tentáculos de un voraz pulpo. Solía pensar en cómo iba a llegar a casa si se declaraba la guerra. Cómo, cuando sonaran las sirenas o llegaran las noticias por radio, tendría que caminar por las infinitas zonas de las afueras, a lo largo de una autopista o por carreteras secundarias, tratando de encontrar el camino al sur.
Me derrotaba y cautivaba la escala y el tamaño de la capital, que se extendía como una mancha salida de su río. Descendí a los sótanos que el punk y todo lo que vino después convirtieron en lugares glamurosos, cavernas abiertas en la monotonía, que brillaban con energía y abandono. Aprendí a beber y a drogarme y a vestirme cada noche como si fuera la primera y la última. Quería vivir como los personajes de los pósteres colgados en mi pared, escapar a mis orígenes. Y, sin embargo, siempre quise volver a casa.