Ficha técnica
Título: El gran desierto | Autor: James Ellroy | Traducción: Carlos Gardini D’Angelo | Editorial: Literatura Random House | Formato: tapa blanda | Páginas: 528 | Medidas: 141 X 214 mm | ISBN: 9788439732518 | Fecha: 02/2017 | Precio: 13.90 euros | Ebook: 6,99 euros
El gran desierto
James Ellroy
Los Ángeles, Nochevieja de 1949. El cadáver mutilado de un hombre joven, los ojos arrancados, mordeduras por todo el cuerpo… es el primer asesinato de la oleada que sembrará el pánico en los entornos comunistas de la ciudad.
Retrato único de una ciudad y sus entrañas, El gran desierto es la segunda novela del «Cuarteto de Los Ángeles», tetralogía que se ha convertido en un clásico de la novela negra del siglo XX.
Danny Upshaw, ayudante del sheriff, se obsesiona con el caso mientras se convierte en anzuelo contra los comunistas en Hollywood. Se sumarán a la caza de brujas Mal Considine, ambicioso teniente de la fiscalía del distrito, y Buzz Meeks, expolicía caído en desgracia. Considine busca un ascenso; Meeks, dinero. Tres hombres sumidos en una espiral de codicia y engaño que les confrontará con sus propios demonios.
La crítica ha dicho…
«Un gran libro que se extiende sobre una atmósfera rica y densa. […] Sus personajes están creados con trazos firmes, los diálogos, duros y sarcásticos, son excelentes, y quieres saber desesperadamente cómo acabará todo.» The New York Times
«Ellroy crea un caleidoscopio de pasión humana y oscura obsesión.» Library Journal
«La Dalia Negra, El gran desierto, LA Confidential y Jazz blanco son de esas novelas que vas a releer siempre con perdurable fascinación.» El País
«Es imposible que estos libros te dejen impasible. Puedes odiarlos, sí. Su lectura no nace del placer, es el reflejo de una obsesión. Sexo, mujeres, crimen, política, poder, corrupción. […] Una vez aprendida y asimilada su sintaxis de anfetamina es imposible dejar el vicio.» Rodrigo Fresán, El Cultural
1
Cayeron chaparrones antes de medianoche. Los truenos ahogaron los bocinazos y la algarabía que habitualmente saludaban el Año Nuevo en el Strip. El año 1950 llegó al cuartel de policía de Hollywood Oeste con una oleada de denuncias y llamadas a ambulancias.
A las 12.03, un choque múltiple en Sunset y La Cienega, con un saldo de media docena de heridos; los agentes que acudieron obtuvieron el testimonio de varios testigos presenciales: los culpables de la colisión eran el payaso del DeSoto marrón y el mayor del ejército que viajaba en su coche oficial de Camp Cooke; ambos conducían sin manos y llevaban perros con sombreros de cotillón en el regazo. Dos arrestos, una llamada a la perrera de la calle Verdugo. A las 12.14, un taller abandonado se derrumbó en Sweetzer, y los escombros de material barato humedecido mataron a una pareja de adolescentes que se besuqueaba en el sótano: dos cadáveres al depósito del condado. A las 12.29, un letrero de neón que representaba a Santa Claus y sus ayudantes sufrió un cortocircuito; el cable eléctrico escupió llamas hacia su extremo interno -un enchufe conectado a un laberinto de adaptadores que alimentaban un enorme y luminoso árbol de Navidad y un mural navideño- y produjo graves quemaduras a tres niños que apilaban regalos envueltos en papel absorbente junto a un Niño Jesús que relucía en la oscuridad. Un coche de bomberos, una ambulancia y tres coches del Departamento del sheriff en el lugar del suceso; un pequeño conflicto jurisdiccional cuando apareció la policía de Los Ángeles, pues un novato pensó que ese domicilio de Sierra Bonita Drive era territorio de la ciudad, no del condado. Luego cinco sujetos que conducían ebrios; una tanda de borrachos y alborotadores cuando cerraron los clubes del Strip; un asalto a mano armada frente a Dave’s Blue Room: las víctimas, dos patanes de Iowa que visitaban la ciudad por el Rose Bowl; los delincuentes, dos negros que huyeron en un Mercedes 47 con guardabarros rojos. Cuando la lluvia amainó, poco después de las 3.00, el detective Danny Upshaw, agente de guardia, pronosticó que los cincuenta serían una década de mierda.