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Ficha técnica

Título: El compromiso del creador. Ética de la estética | Autor: Félix Ovejero | Editorial: Galaxia Gutenberg | Colección: Ensayo | Páginas: 448 | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-16072-57-6 | Precio: 24,00 euros | Ebook: 14,99 €

El compromiso del creador

Félix Ovejero

GALAXIA GUTENBERG

En el arte, desaparecida la tradición y sus reglas, incapaz el mercado de deslindar el trigo de la paja, y con las críticas y las reflexiones estéticas, cuando resultan inteligibles, bajo sospecha, los artistas andan perdidos a la hora de tasar la calidad de su quehacer y tampoco confían en unos colegas que, como ellos, empeñan la vanidad en el oficio. Algunos no dudarían en calificar a los artistas de necios charlatanes y hasta de sinvergüenzas, sobre todo cuando se enteran de que, ellos y sus críticos, justifican el pago de fortunas por objetos que encontramos en ferreterías.

El problema no son los artistas, sino la naturaleza de sus empeños, que propicia el fraude y los malos hábitos. Cuando no hay modo fiable de conocer el valor de cada cual, es fácil que unos acaben enfermos de inseguridad y que otros, conocedores de lo que se negocia, hagan un uso estratégico de loas y críticas, administrando autoestimas y vanidades.

¿No podríamos hacer el camino inverso y ver en la probidad una pista para acercarnos al buen hacer? ¿No será el afán de verdad el único «compromiso de los intelectuales»? La experiencia de la intelectualidad parisina, durante tanto tiempo protagonista del manoseado asunto, no invita al optimismo. Un moralismo estrechamente politiquero acabó por ensuciar la idea de compromiso. Pero hay otras maneras de defender que el punto de vista moral no es enemigo del punto de vista estético. Una integridad moral inseparable de una integridad intelectual, que, entre otras cosas, lleva a evitarnos las anteojeras, a desconfiar de aquellas ideas que nos puede convenir creer. Ese es el trayecto que propone este libro: el que conduce la virtud de los creadores a la calidad de sus realizaciones, y las especulaciones ociosas y los brindis al Sol a las opiniones meditadas y a las obligaciones realmente políticas. 

Prólogo

                        Yo envidiaba a los hombres anónimos, a los artesanos
                        que practican un arte útil y modesto y se miran
                        unos a los otros con buenos ojos apacibles en las
                        tertulias de los sábados: y no se atacan entre sí por
                        razones de su arte, ni van a echarse fango en las
                        puertas de sus tiendas.

                                                        Rafael Cansinos Assens 

Hace ya casi medio siglo, en una entrevista, Ernst Gombrich, que se había pasado la mayor parte de su vida estudiando la historia del arte, confesaba: «Los progresos de la ciencia son tan asombrosos que me siento un poco molesto cuando veo a mis colegas de la universidad discutiendo de códigos genéticos mientras los historiadores del arte discuten el hecho de que Marcel Duchamp enviara un orinal a una exposición. Piense usted en la diferencia de nivel intelectual, verdaderamente no es posible una cosa así».1 Con su lamento, el vienés expresaba más de un malestar. Dos, por lo menos: con los asuntos, insustanciales; y con las conversaciones insustanciales sobre asuntos insustanciales. Su disgusto era con el arte, pero, también, con los que se ocupaban del arte, que perdían sus tardes a cuenta de orinales.

     Gombrich volvía la mirada a la ciencia, con envidia. Allí había progreso, se podía decir que por aquí, sí; y que por allí, no. Había criterios para decidir. Las conversaciones tenían sentido. Las de los científicos, sobre sus teorías en competencia, que permitían el progreso, y las de los que hablaban sobre lo que los científicos hacían, que no se deslizaban en el vacío, que podían llegar a puerto, a conclusiones compartidas o, en el peor de los casos, a precisar la naturaleza y el alcance de los desacuerdos. Exactamente lo que no sucedía con el arte. En el arte, al sinsentido de las obras se añade el sinsentido, parasitario, de las conversaciones sobre el arte. Y éste es casi más grave.

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Félix Ovejero

Félix Ovejero Lucas nació en Barcelona y se doctoró en Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona. Ha sido investigador invitado en las universidades de Chicago y de Madison (Wisconsin). En la actualidad es profesor de Filosofía Política y de Metodología de las Ciencias Sociales de la Universidad de Barcelona. Autor de numerosos trabajos sobre socialismo, teoría de la democracia, republicanismo, nacionalismo y filosofía de las ciencias sociales, entre sus libros figuran: La libertad inhóspita (2002); Proceso abierto. El socialismo después del socialismo (2005); Incluso un pueblo de demonios: democracia, liberalismo, republicanismo (2009); La trama estéril. Izquierda y nacionalismo (2011); e ¿Idiotas o ciudadanos? El 15-M y la teoría de la democracia (2013).

Obras asociadas
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