Ficha técnica
Título: El buen soldado | Autor: Ford Madox Ford | Traducción: Victoria León | Editorial: Sexto Piso| Colección: Narrativa Sexto Piso | Año de publicación: octubre 2016 | ISBN: 978-84-16677-25-2 | Páginas: 256 | Formato: 15 x 23 | Precio: 19,90 euros
El buen soldado
Ford Madox Ford
Publicada en 1915, y considerada una de las grandes novelas del siglo xx, El buen soldado es una obra donde se aplican de manera revolucionaria y magistral la narración en primera persona y los flashbacks cronológicamente desordenados. En la trama de El buen soldado, ambientada en la época inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial y en la que se abordan el declive y la disolución de dos matrimonios amigos aparentemente perfectos -los Dowell y los Ashburnham-, tienen cabida muchas cosas y todas ellas convulsas y excesivas: ruina, mentiras, amor adúltero, escándalo, suicidio y locura. No en vano, el título original de la novela iba a ser La historia más triste, título nada gratuito, pues lo que se nos presenta no son sino las cenizas, aún calientes, que han quedado después del incendio que ha arrasado con todo. A eso que llamamos incendio, otros lo llamarían simplemente vida, una sucesión de derrotas y heridas cada vez más profundas, una devastación incontestable en mitad de los fastos y del lujo.
La excelencia de la escritura de Ford Madox Ford y el hábil uso del narrador no fiable hacen de este libro una obra maestra que merece ser leída y disfrutada con todos los honores, un texto que ha ejercido una notable influencia en escritores posteriores de gran talento, como Graham Greene, y que muchos comparan, con una intuición que nos parece de lo más acertada, con El gran Gatsby.
«El equivalente británico de El gran Gatsby y una de las cumbres de la literatura modernista. Una de esas contadas novelas a las que, sin dudarlo, sólo cabe calificar de perfecta». RODRIGO FRESÁN
«Una de las mejores novelas del siglo xx». GRAHAM GREENE
CARTA DEDICATORIA A STELLA FORD
Mi querida Stella:
Siempre he considerado éste mi mejor libro -al menos, mi mejor libro del período anterior a la guerra-. Y, puesto que entre su escritura y la aparición de mi siguiente novela debieron de transcurrir casi diez años, cualquier cosa que desde entonces haya podido escribir bien podría considerarse obra de un hombre diferente -la obra de tu hombre-. Pues lo cierto es que, sin el aliciente para vivir que me ofreciste, difícilmente yo habría sobrevivido a los tiempos de la guerra, y sin tu estímulo para volver a escribir no habría vuelto a hacerlo jamás. Se da la extraña casualidad, asimismo, de que El buen soldado es casi el único de mis libros que no está dedicado a nadie. Será que el destino dispuso que esperase los diez años que ha tenido que esperar para encontrar su dedicatoria.
Lo que ahora soy te lo debo a ti; lo que era cuando escribí El buen soldado se lo debía a la concatenación de circunstancias de una vida sin propósito y bastante caprichosa. Hasta que me senté a escribir este libro -el 17 de diciembre de 1913-, nunca había intentado, por usar un término propio del entrenamiento ecuestre, ir al galope. En parte, porque siempre había tenido la idea de que -cualquiera que sea el caso de otros escritores- yo, al menos, no sería capaz de escribir una novela antes de cumplir los cuarenta que pudiera aspirar a permanecer. Y, en parte, porque, decididamente, no deseaba competir con otros escritores cuyo derecho o necesidad de reconocimiento y todo cuanto el reconocimiento conlleva eran mayores que los míos. Pero lo cierto es que hasta entonces nunca había intentando realmente emplear en una novela propia todo lo que sabía sobre escribir. Había escrito de manera bastante poco metódica cierto número de libros -un número considerable-, aunque todos ellos habían sido pastiches de estilo afectado o tours de force. Pero desde siempre me había apasionado la escritura -la manera en que se debería escribir-, y tanto en solitario como en compañía de Conrad me había dedicado a estudiar exhaustivamente el modo en que debía emplearse la palabra y construirse la novela.