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Ficha técnica

Título:  Amistades literarias | Autor:  Ford Madox Ford | Editorial: Ediciones UDPColección:  vidas ajenas | Género: Memorias | ISBN: 978-956-314-095-8| Páginas: 178 |  PVP:  $12.900 USD 24,49

Amistades literarias

Ford Madox Ford

EDICIONES UDP

Traducidos por primera vez al castellano, los recuerdos, estampas y retratos contenidos en este libro configuran buena parte de la vida de aquel magnífico escritor que fue Ford Madox Ford. Desde una singular infancia prerrafaelita, por la que deambulan personajes altisonantes como Swinburne y Rossetti o sencillamente entrañables como Turguenev, hasta la época de la gran camaradería del autor con portentos de la pluma como Henry James, Joseph Conrad y William Henry Hudson, Amistades literarias no sólo constituye un inmejorable recorrido por la biografía de Ford: también traza un llamativo panorama literario y social que entrelaza las últimas décadas del siglo XIX con las primeras del XX. 

 

PRÓLOGO

JUAN MANUEL VIAL

TENIENDO EN CUENTA la inmensa cantidad de escritos excepcionales que produjo Ford Madox Ford hasta 1939, año en que murió, es inexplicable que su figura, relativamente cercana en el tiempo, sea aún tan esquiva y difusa para los lectores hispanoparlantes. También es extraño que, conociendo bien aquella obra maestra de título equívoco llamada El buen soldado -que lo es todo, absolutamente todo, menos una novela de guerra-, no hayamos sentido mayor curiosidad por un autor tan dotado e influyente como el que ahí demuestra ser. La ceguera que acusamos no es nimia: hoy en día la literatura del «joven modesto», que era como lo llamaba Henry James, ha demostrado ser bastante más fructífera que la del «Maestro», que era como Ford se refería a James. No olvidemos que el mejor escritor en lengua inglesa de nuestros días, el sudafricano J. M. Coetzee, aprendió de Ford nada menos que escribir novelas es un artesanado a la vez que una vocación.

   Distancia inexplicable, extraña frialdad: es indudable que ambas se han entrecruzado, pero también ha habido, de parte de los editores, de los traductores, de los rajás del mundo editorial hispano, una negligencia imperdonable con la obra de Ford: recién el año pasado se tradujo al castellano El final del desfile, el portentoso conjunto de cuatro novelas que el autor inglés publicó entre 1924 y 1928. La obra, sobre la que se extiende una atmósfera de tensión bélica y sexual dividida magistralmente en dos frentes, está ambientada entre los vericuetos del poder de Londres, la campiña aristocrática inglesa y los devastados campos de batalla franceses durante la primera guerra mundial. Ford participó en el conflicto, y de él aseguraba dos cosas: haber sido gaseado por los hunos -algo que sus amigos dudaban- y haber sido el único novelista de su edad que combatió en la guerra -algo cierto-.

    Además de cinco novelas perfectas -hay entusiastas que aseguran que El buen soldado es la mejor narración que se ha escrito en inglés-, Ford produjo una respetable cantidad de volúmenes de recuerdos, ciertas célebres colaboraciones con Conrad, un notable mamotreto de compilaciones críticas y algunos graciosos libros de propaganda bélica. Y entre los aciertos más recordados en su labor como incansable editor de revistas literarias titánicas de bajo y bajísimo presupuesto, están el de haber descubierto a D. H. Lawrence y Wyndham Lewis y el de haberle avivado la cueca y llenado el estómago a un Ezra Pound mendicante.

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Ford Madox Ford

Ford Madox Ford (Reino Unido, 1873-1939) fue un novelista, poeta, crítico literario y editor inglés. Durante su vida publicó más de 80 obras en las que se incluyen, además de la novela, ensayos, poesía, memorias y crítica literaria.Su verdadero nombre era Ford Hermann Hueffer, pero lo cambió primero a Ford Madox Hueffer y luego a Ford Madox Ford en homenaje a su abuelo, el pintor prerrafaelista Ford Madox Brown, del cual también escribió una biografía. Ya desde joven, el medio artístico-literario con el que Madox Ford se relaciona incluye nombres como Dante Gabriel y Christina Rossetti, Algernon Swinburne, Edward Burne-Jones o William Morris. Se educó en la Escuela Praetorius de Folkstone, aunque cuando su padre muere la familia se muda a Londres. Allí, Ford continuó con su educación en la University College School pero nunca fue a la universidad.Ford Madox Ford ha tenido una posteridad difícil, y ello se debe en parte a que es una figura a caballo entre dos tiempos, entre dos épocas estéticas en las que participó sin terminar de entenderlas. Quizá esa perplejidad es lo que le confiere a su obra la angustiosa atmósfera de tránsito y experimentación un tanto azarosa que tan bien, en este caso, asume el paso del tiempo. Sea como fuere, lo cierto es que Ford aparece siempre en el retrato coral de la vanguardia anglosajona como un invitado algo despistado, servicial y entusiasta, a quienes los protagonistas del evento parecen querer quitarse de encima cuanto antes. Fue un personaje, además, desconcertantemente ubicuo. En los inicios de su carrera le vemos escribiendo novelas a cuatro manos nada menos que con Joseph Conrad, y al final le encontramos hablando con Robert Lowell en Nueva York.La primera obra de Madox Ford fue The Brown Owl (1891), un cuento de hadas que fue ilustrado por su abuelo y que se publicó cuando el autor tan sólo tenía dieciocho años. En 1894 se casa con Elsie Martindale, y aunque el matrimonio fue infeliz y terminó en 1908, Ford nunca se divorció de ella. De carácter problemático, los escándalos alrededor de su figura (tuvo una aventura con la hermana de su esposa), el ostracismo social, su naturaleza enfermiza y los problemas financieros llevarían al autor a una crisis nerviosa en 1904.A finales de 1890 Madox Ford conoce a Joseph Conrad, con el que colaboró en las novelas Los herederos (1901) y Romance (1903). La utilización por parte de Conrad de la técnica del personaje narrador-mediador impresionó profundamente a Ford, lo que le llevaría a usar esta técnica más tarde en El buen soldado. En 1905, Madox Ford publicó The soul of London, una obra experimental en la que trató de capturar el espíritu de la gran ciudad a través de percepciones impresionistas. Sin embargo, el primer gran trabajo de Ford fue la trilogía La quinta reina, basada en la vida de Catherine Howard, quinta esposa de Enrique VIII, y que apareció publicada entre 1906 y 1908.En 1908 fundó The English Review, donde publicó la obra crepuscular de victorianos tardíos como Thomas Hardy, H.G. Wells, Henry James o John Galsworthy y donde al mismo tiempo descubrió a autores como D.H. Lawrence, Norman Douglas o Wyndham Lewis. Su papel como editor fue crucial a la hora de consolidar nuevos movimientos literarios como el modernismo anglosajón. En 1920 contribuyó a editar una nueva revista, The Transatlantic Review,  y en aquella misma época, haciendo gala de su mencionada ubicuidad, vive una temporada en el barrio de Montparnasse, alternando con Joyce, Hemingway, Gertrude Stein, Ezra Pound o Jean Rhys, y a todos los cuales publicaría. Quizá esa labor editorial y ese espíritu de patrocinio hayan contribuido a ensombrecer de alguna manera su propia, genuina y a ratos asombrosa contribución a la narrativa de su tiempo. Su obra es el trasunto perfecto de su propia condición de victoriano gratamente trastornado por la emergencia de las vanguardias.A los cuarenta y dos años, Madox Ford publicó una de sus obras más conocidas, El buen soldado (1915), novela corta ambientada en los años previos a la Primera Guerra Mundial en la que narra las tragedias en las vidas de dos parejas aparentemente idílicas mediante el uso de complicados saltos temporales y cambios de punto de vista, técnica literaria de la que este autor fue pionero y que ha servido de influencia a obras como Molloy (1951), de Samuel Beckett, o En el corazón del país (1977), de J.M. Coetzee.Entre 1924 y 1928 apareció el trabajo más ambicioso de Ford, la novela de cuatro volúmenes El final del desfile, que ahora publicamos y donde el autor utilizó la misma técnica narrativa que ya había explorado en El buen soldado. Tanto en esta tetralogía como en El buen soldado, el autor refleja la confusión y desesperación de la aristocracia inglesa ante los profundos cambios que para ella supuso la llegada del siglo XX.La última década de la vida de Ford Madox Ford estuvo dividida principalmente entre los Estados Unidos y el sur de Francia. Al final de su vida vivió con una artista estadounidense mucho más joven que él, Janice Biala. En 1937 pasa a ser profesor visitante de la Universidad Olivet en Michigan, donde empezó a planear su última obra, The March of Literature (1939). Escrita para el público lector en general, la obra exploraba la historia de la literatura, empezando por el antiguo Egipto y China, hasta llegar a los tiempos modernos. La primera mitad del libro fue escrita durante el verano de 1937 en Michigan, donde permaneció con sus amigos Allen y Caroline Tate. Después se marcharía con Janice Biala, su última pareja, a París y después de su regreso a Michigan, en abril de 1938, terminó su obra.Ford Madox Ford murió en Deauville, Francia, el 26 de junio de 1939.

Obras asociadas
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