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Ficha técnica

Título: Dudá. El arte acrobático de Gavin Twinge | Autor: Ralph Steadman  | Editorial: Global Rhythm Press |  Traducción: Miguel Martínez Lage | Páginas:  405 | Precio: 22 € | Fecha de aparición:  Noviembre de 2008 | Formato: 14 x 22 cm. | ISBN: 978-84-936679-1-7

Dudá. El arte acrobático de Gavin Twinge

Ralph Steadman

GLOBAL RHYTHM PRESS

Último residuo de una dinastía consagrada desde el siglo XIX a la «ingeniería doméstica» y heredero de un menguado patrimonio familiar, Gavin Twinge es el fundador del movimiento dudá y el lápiz más genuinamente airado en el panorama artístico británico. Tras conocerlo en una librería, Ralphael Steed se impone la heroica tarea de desvelar el misterio que envuelve al inspirado creador, empeño que lo conducirá en un taxi londinense hasta las honduras del mediodía francés (donde Gavin y sus compinches buscan la iluminación estética) o le permitirá presenciar, copa a copa, el nacimiento de la formidable instalación Metafísica de la fontanería francesa, entre otros acontecimientos no menos decisivos para la cultura contemporánea. El relato de la indagación (oportunamente acompañado de fotos y dibujos) es una jarra de vitriolo arrojada con mucho cariño y pocos miramientos sobre las eminentes boñigas que imparten doctrina en galerías o museos. Ralph Steadman, ilustrador famoso y humorista temido, ha escrito «no sólo un divertidísimo relato, sino también un documento de gran valor para la historia del arte». Lo dijo el difunto Kurt Vonnegut, maestro de la burla y gran experto en demoliciones.

Lo que tenemos aquí no es sólo un divertidísimo relato, sino también un documento de gran valor para la historia del arte. Kurt Vonnegut

Gavin Twinge es un héroe de nuestro tiempo: subversivo, inventivo, trotamundos y arrasamundos. Will Self

Dos cualidades distinguen por encima de todo a este libro: la piedad y la furia. He aquí una extraordinaria mezcla de autobiografía, arte satírico, historia y comedia desquiciada. Independent on Sunday

Art Betcha: sobre el arte acrobático de Gavin Twinge

Dudaísmo:

Tutú gastronómico 3000

/upload/fotos/obras/duda13_med.jpgUna denostada exposición acaba de ser rescatada de las garras del olvido gracias al empeño de algunos críticos de vino y de ciertos directores de suplementos dominicales en su incesante afán por mantener vivas la sed de inspiración y la elegancia en esa borrosa franja que se extiende entre el arte y el vino. «¡A mí no me pueden hacer esto!», declaró quejumbroso Gavin Twinge (se pronuncia «Twarnge»), dudaísta y coloso del vino, cuando se armó un gran tumulto en torno a Tutú gastronómico 3000, su reciente y polémica muestra sobre temas relacionados con el bebercio, que iba a inaugurarse simultáneamente en Londres, París, Roma y Nueva York, pero que ahora no dispone de emplazamiento. El director de la Tute Gallery en el Millbank londinense, Norbert Xanadu, y el comisario del parisino Musée des Beodes Arts, Flaubert de Fluckingeaux, se quedaron patidifusos ante la audacia de unas obras que contienen referencias soeces a botellas vacías, pero otrora llenas con algunos de los mejores caldos del planeta. Habían sido transformadas en sugestivas obras maestras sin desperdiciar ni una sola gota.

   «Me bebí todo el lote -chapurreó Twinge con su peculiar delicadeza-.Soy incapaz de levantar un lápiz si no me he pescado una buena cogorza.» Se había metido entre pecho y espalda algunos de los mejores caldos del siglo en un intento de mitigar la sed salvaje que impulsa su inspiración. Citando a Nietzsche, eructó: «¡Poseemos el arte para no perecer a manos de la verdaz!».

   La verdad es que Twinge ha alcanzado su nadir, aunque Twinge disiente. De todos modos confiesa que nunca ha sabido qué es un nadir.

   «Es un desastre de tomo y lomo, Gavin; van a por ti, colega», dijo un gorrón ocupado en apurar una botella de Lafite del 72 hoy incorporada a la historia del arte.

   En esencia, Twinge ha agarrado por el cuello la botella de la new age, l’époque de la bouteille del dodo-dudaísmo, deteniendo el envejecimiento de los últimos grandes caldos del siglo XX mediante el simple procedimiento de bebérselos. Pero sería demasiado simplista afirmar que se limitó a bebérselos o incluso a bibírselos. En palabras del propio Twinge, «me he embebido de ellos; traté el líquido como si fuera el formol del arte y su misterioso vínculo con las más embriagadoras cualidades (y en mi caso, cantidades) de la forma. Bebiendo los mejores vinos se atrofia el proceso de maduración. Tomé la decisión de interrumpir el proceso y lo detuve con lo mejor del mundo, una buena melopea. Me lo bebí: ése es mi manifiesto. Y sacudí la idea hasta dejarla extinta. Todo se lo debo a dudá. No hay un solo artista, ni vivo ni en escabeche, que no tenga esa deuda».

   Citándose a sí mismo, Twinge masculló: «Si el vino es mi inspiración, el arte es mi deposición». Así dotó sin querer de un sentido radicalmente nuevo a la frase «agarrarse una mierda».

   Aparentemente todo iba de maravilla y la gente seguía estupefacta ante la brutal osadía de Twinge cuando al cardenal Welli Donatelli Sellatanicosta, de la Tumba del Arte y Cripta del Souvenir en la Capilla Pristina de la Pizza Pietro de Roma (sic), se le ocurrió hablar de «movimientos viscerales». ¿Movimientos viscerales? ¿Por qué movimientos viscerales? El desconcierto se había apoderado del mundo del arte. «Es sencillo -dijo- porque el proceso no se detiene en las funciones artísticas y biológicas de Twinge. Va más allá, y genera una forma específica que es tan nueva como definida.»

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Ralph Steadman

Ralph Steadman (Wallasey, Inglaterra, 1936) se ha hecho célebre en medio mundo gracias a sus dibujos, pinturas, viñetas, grabados, sarcasmos, esculturas, opiniones y etiquetas para vinos inasequibles. Es autor de varios libros ilustrados (Sigmund Freud, I Leonardo, The Big I Am, The Scar-Strangled Banger, etc.) y de muchas ilustraciones para libros ajenos, entre ellos La isla del tesoro, Alicia en el país de las maravillas, Rebelión en la granja o el bochornoso Miedo y asco en Las Vegas de Hunter S. Thompson, sujeto con quien ha colaborado en empresas tan pirotécnicas como el cañonazo que en 2005 aventó las cenizas del contundente reportero. Steadman lleva unos treinta años escribiendo sobre jardinería para la revista Rolling Stone.

Obras asociadas
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