
Ficha técnica
Título: Dos mujeres | Autor: Elvio E. Gandolfo | Editorial: Periferica | Colección: Largo recorrido, 15 | Género: Novela | ISBN: 978-84-92865-28-4 | Páginas: 128 | PVP: 15,50 € | Publicación: Febrero de 2011
Dos mujeres
Elvio E. Gandolfo
La novela corta es, sin duda, uno de los géneros en el que más obras maestras ha inscrito la literatura latinoamericana. La lista es larga, y de ella forma parte la inquietante y hermosa Escamas, piel, la segunda de las narraciones de este libro mítico en el que conviven el miedo y un erotismo que se diría «múltiple». Irene, la protagonista, ejerce una poderosa atracción sobre sus amantes, y en su misteriosa vida de apariciones y desapariciones hay un secreto que asusta tanto como atrae.
«Berti la besó, buscó su lengua, enredándola y tocándola apenas con los dientes, sin llegar a morderla. Ella apretó aún más el abrazo y Berti cerró los ojos. Hubo un gemido aún más agudo, fino, casi en el límite de lo audible, y entonces lo invadió una ola de terror extremo, en la oscuridad de los ojos cerrados.»
Completa el volumen Rete Carótida, un relato que lleva por título el nombre de una de sus protagonistas: «una especie de monstruo digno», según su propio creador.
ESCAMAS, PIEL
I
Berti va de pie, aferrado al caño metálico que recorre el interior del ómnibus de punta a punta, sin prestar mayor atención a lo que hablan los dos muchachos en el asiento. Afuera ve desfilar las casas, los kioscos de quiniela y los pequeños restaurantes grasientos de siempre, de modo que tampoco les presta mayor atención. En otras palabras: entrevé lo que desfila más allá de los vidrios sucios, y entreoye vagamente lo que uno de los muchachos cuenta: una mujer que conoció en un baile, el juego de la indiferencia fingida, el segundo encuentro, el interés. De pronto, en su estado de vaga atención, el oído de Berti aisla una frase del muchacho cuyo rostro no ve:
-Me dejó enganchado… -oye, más fuerte, nítida, como en letras de imprenta escritas en su mente.
Es una frase común, repetida, banal, que él mismo puede haber dicho varias veces en sus treinta y cuatro años de vida. De hecho, es tan lisa y privada de sentido que le resulta imposible determinar si alguna vez la dijo y, en ese caso, cuándo, cómo y por qué la dijo.
Sabe sin embargo por qué la aisla ahora, cuando otro la pronuncia. Porque en su repetida banalidad define a la perfección, como un bolero, lo que vivió con ella, hasta hace casi tres años exactos. Ella «lo dejó enganchado», pasó desde entonces a ser una especie de sonido de fondo de su vida y, de vez en cuando, a convertirse en una puntada de deseo o terror que lo atraviesa en la noche o como ahora, en que ve ya cómo los dos muchachos bajan y él se sienta en el lugar desocupado. Otra vez las ganas de que todo se repita, el deseo y el terror, no con el tono melancólico de la nostalgia sino con la intensidad de quien quiere volver a vivir idéntico, a cualquier costo, un presente eterno.