
Ficha técnica
Título: Cuando cae la noche | Autor: Michael Cunningham | Traducción: Miguel Temprano García | Editorial: Lumen | Colección: Lumen Futura | Género: Novela | ISBN: 9788426419262 | Páginas: 292 | PVP: 22,90 € | Publicación: 11 de Marzo 2011
Cuando cae la noche
Michael Cunningham
«Miremos un momento a nuestro alrededor -escribe David Grossman en uno de sus ensayos-: más de una vez veremos que, incluso en parejas que llevan años de convivencia feliz, puede haber, de forma casi instintiva e inconsciente, un acuerdo mutuo, secreto y complejo, en los siguientes términos: más vale no conocer a fondo al cónyuge, no descubrir todo lo que sucede en su interior para no tener que reconocerlo y llamarlo por su nombre…»
Justamente de eso habla la novela más reciente de Cunningham, de esas barreras que más vale no cruzar para que la vida no nos sorprenda más de lo debido. Peter y Rebecca llevan casados más de veinte años y son padres de una hija adolescente.
Él es el dueño de una galería de arte, ella dirige una revista cultural, y juntos dibujan el perfecto perfil de la pareja feliz, perfectamente integrada en el barrio de Manhattan donde conviven en un loft espacioso, lleno de luz y siempre dispuesto para la visita de amigos y conocidos.
Los dos se aprecian y la pasión de antes es ahora complicidad. Parece que poco más podría pedírsele a la vida y todo parece presagiar que así seguirán sus días, pero de repente entra a formar parte de su rutina un elemento perturbador: es Ethan, el hermano pequeño de Rebecca, el que nació casi por error, cuando sus padres ya no lo esperaban, hasta el punto de que todos le llaman Mizzy, el «error». Ethan solo tiene veintitrés años y es hermoso, tan hermoso que para Peter es el símbolo de la belleza pura, captada en ese momento mágico en que todo parecía aún posible. Mientras, Dizzy empieza a interesarse por el trabajo de su cuñado, lo acompaña en sus visitas a los artistas y a los clientes, y nace entre los dos una complicidad extraña, que los puede llevar a experiencias imprevistas.
Sin duda, la novela más ambiciosa de Cunningham después de Las horas.
Después del rotundo éxito de las horas, la nueva novela de Cunningham, una exploración de las leyes de la atracción, más allá de la identidad sexual que creemos nuestra.
«Leía, leía y no podía parar… Te cuenta una historia que no quieres que acabe nunca» The New York Times Book Review
Una fiesta
El Desliz va a venir a pasar una temporada.
-¿Estás enfadado con el Desliz? -pregunta Rebecca.
-Pues claro que no -responde Peter.
A uno de los pencos viejos e inescrutables que tiran de las calesas de los turistas lo ha atropellado un coche al final de Broadway, que está atascada hasta Port Authority, y Peter y Rebecca llegan tarde.
-Quizá vaya siendo hora de que empecemos a llamarle Ethan -observa Rebecca-. Apuesto a que, aparte de nosotros, ya nadie le llama Dizzy.
Dizzy es el diminutivo cariñoso del Desliz.
Fuera del taxi, las palomas aletean ante el azul parpadeante de un cartel de Sony. Un anciano barbudo de andares majestuosos que lleva un abrigo largo lleno de manchas (¿el elegante y grueso Buck Mulligan?) empuja un carrito de la compra lleno de objetos diversos metidos en bolsas y avanza más deprisa que cualquiera de los coches.
Dentro del taxi, el aire está cargado de un potente ambientador vagamente floral, que tan solo sugiere un compuesto químico que podríamos calificar de «dulzón».
-¿Te ha dicho cuánto tiempo va a quedarse? -pregunta Peter.
-No estoy segura.
Pone ojos de cordero. Preocuparse demasiado por Dizzy (Ethan) es una costumbre de la que no consigue librarse. Peter no insiste. ¿Quién quiere ir a una fiesta en plena discusión?
Tiene el estómago revuelto y una canción le ronda por la cabeza. I‘m sailing away, set an open course for the virgin sea… ¿Dónde la habrá oído? No ha escuchado a Styx desde que estaba en la facultad.
-Deberíamos poner un límite -dice.
Ella suspira, apoya levemente la mano en su rodilla y contempla por la ventanilla la Octava Avenida, donde el tráfico está totalmente atascado. Rebecca es una mujer de rasgos marcados de quien la gente dice a menudo que es guapa pero nunca que es atractiva. Es imposible saber si esos pequeños gestos suyos con los que lo consuela de su tacañería son conscientes o no.
A gathering of angels appeared above my head.