Ficha técnica
Título: Diario de Oxaca | Autor: Oliver Sacks | Traducción: Jordi Fibla | Editorial: Anagrama | Colección: Argumentos | Páginas: 184 | Fecha: feb/2017 | ISBN: 978-84-339-6410-6 | Precio: 16,90 euros |
Diario de Oxaca
Oliver Sacks
Durante su larga trayectoria, Oliver Sacks fue conocido ante todo como un explorador de la mente humana, un neurólogo con un don para los retratos complejos y reveladores de personas y sus enfermedades que servía de acicate para el éxito fenomenal de sus libros. Pero también fue miembro activo de la American Fern Society (Sociedad Americana de los Helechos), y desde niño siempre le fascinó la capacidad de esas plantas primitivas para sobrevivir y adaptarse a climas diversos.
En Diario de Oaxaca entrelaza con briosa inteligencia las coloridas hebras de la biología, la historia y la cultura para tejer un fascinante tapiz de México y de un grupo de buscadores de helechos unidos por una pasión común.
En este extraordinario rincón se reúne un variado grupo de botánicos, profesionales y aficionados, eruditos que desconocen la pedantería, con una perspectiva diferente y originales percepciones. Y esta parte del mundo destaca por su espléndida variedad: mientras en Nueva Inglaterra hay unas cien variedades de helechos, en Oaxaca hay casi setecientas.
En los mercados de los pueblos se venden por lo menos dos docenas de clases de chiles, desde la que tiene un ligero sabor picante hasta la que es capaz de causar alucinaciones. Oaxaca es también un paraíso de aves, y el sueño del arqueólogo (abundan las ruinas antiguas que se hacen eco de leyendas precolombinas). Y es aquí donde el Nuevo Mundo hizo al Viejo el delicioso regalo del chocolate, en otro tiempo reservado, bajo pena de muerte, a la realeza azteca.
El hondo interés de Sacks por la historia natural y la riqueza de la cultura, unido a su afilado ojo para los detalles, hace de Diario de Oaxaca la cautivadora evocación de un lugar y de sus plantas, su gente y sus infinitas maravillas.
«Agridulce y a la vez profundo… Un libro realmente bello» (The Chicago Tribune).
«Ligero y raudo, descargado de investigación bibliográfica pero lleno de erudición» (The New Yorker).
«Una obra encantadora» (The San Francisco Chronicle).
«Como los mejores diarios, posee una rica inmediatez… Este libro es un placer excepcional» (The Globe and Mail).
«La curiosidad insaciable de Sacks es siempre una recompensa» (The New York Times Book Review).
«Un sorprendente y maravilloso retrato de la sociedad y cultura mexicanas escrito por un científico cuya pasión era precisamente tratar de entender la mente humana» (Carlos Zahumenszky, Gizmodo).
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PREFACIO
Me he deleitado con la lectura de los diarios de historia natural decimonónicos, todos ellos una mezcla de lo personal y lo científico, sobre todo Viaje al archipiélago malayo, de Wallace, El naturalista por el Amazonas, de Bates, las Notas de un botánico, de Spruce, y la obra que los inspiró a todos ellos (así como a Darwin): Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, de Humboldt. Me agradaba pensar que los caminos de Bates, Spruce y Wallace se cruzaban y se alternaban en adelantarse unos a otros, en el mismo trecho del Amazonas y durante los mismos meses de 1849; todos ellos, además, fueron buenos amigos. (Y no sólo seguirían manteniendo correspondencia a lo largo de sus vidas, sino que Wallace publicaría las Notas de Spruce tras la muerte de éste.)
En cierto sentido, eran aficionados, autodidactas, hombres que hallaban la motivación en su propio interior, que no pertenecían a ninguna institución, y en ocasiones parecían vivir en un mundo feliz, una especie de Edén, que aún no era turbulento ni estaba involucrado en rivalidades casi asesinas que no tardarían en caracterizar a un mundo cada vez más profesionalizado (la clase de rivalidades que H. G. Wells retrató de una manera tan vívida en su relato «La polilla»).
Creo que ese ambiente grato, intacto, anterior a la profesionalidad, regido por cierto sentido de la aventura y el deseo de saber y no por el egocentrismo y la avidez de protagonismo y fama, todavía sobrevive, aquí y allá, en ciertas sociedades de historia natural, así como en sociedades de astrónomos y arqueólogos aficionados, cuya existencia tranquila pero imprescindible el público prácticamente desconoce. Apreciar un ambiente semejante fue lo que primero me atrajo de la American Fern Society, y lo que me estimuló a acompañarles en el viaje que, a comienzos de 2000, realizaron a Oaxaca con la finalidad de buscar helechos.